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Página: Miscelánea de comercio, política y literatura. 3/9/1821, página 2.

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Texto	(O '..•.v,r«ver 9ft«i.promo se restituirá Jj^ic^a a, aguel.btíllaiitc estado que tuvo tn siglos jasados. ^C '.. , I':-..;," • •••r:t:-MadriTtr cixitrtifmkrr:::'•-'.-'.:::^-^.--^-- • • N M envían de Santander el papel que h« puW'cMo el «anonico dwstotal de aqncUa iglesia, \|:on M\|ivó , ^ h ^ r l e cantado él trafaU dos noches ona \|ufba. d \| pyrdMoJi qm sería estrafli, aue tptnasen,, el nombre de putblo, yJl^^ •ntrasen gcntw<íde J««[criyeítn 4<&noM> e(fi calflieaéion.' ^, que hay ile singular en este negocio, auaque no es ra\| ™ ^ ver icual irregularidad en otros de esía clase, es qu« ^Jí»..cantares .4ÍR.\| If» "Ip» «HSfH«';«l d^^tnrai, po' f « « !,«(«jt8n. servil,, y. el ^\xotú c¡m<^. éc s.r>jjles á los ^ '. sicos,' y aiegHrij q,ue,8us.pai6f y„-nioviinient(v M encanijqan fn'íífí'phura á derroc\|r .Jajafii/aíflll, pretest9,d«, Jo» '^«Vtlos 4ir¡ft¡d« i'aquel canpíiigp,» un^íerinon que p/editó, el «Ha dé la AsüRciop, sermón fluSií'^?..^»; B5f* .".P"!^,^* Síntander aplaudió como lleno de celestiales idgas, Rcrijí^^que r 80 satis/izo á.Qtroí V que ya se,,s8b?.q\|ié spn mas desíonten, tadizos de lo que «» razón. El, doctora).» íiespiii:s de «au«neror los tres " puntfl» df su serjij?», cOníluy», asi « Jii«Pues estos so», coníioíabís, pueblo de Santi^der, Jai ¡doctrinas que he prsdicfdp •,, y • no obstant* , esto» . tníjos .vecinos, que no son dignos d» pertenecet á. tu greoiio» porqae te afrentan, se reúenten , y me cantan el trágala, . y otra nucr» invectiva que comi>iisieron contfa ^1 sennon. NI ahí se cpntuvo su audaíia , sino que al f?raiinar la i i cena, sin miramiento á mi carácter sar«crdotal y , á raí porte, que jamás les ha ofendido ert nada,, me amenazaron furiosamente dicií/idome: 'esta es U primera , fara la tegmtda te aguardamos.' Yo les anuncio desde bhora, que la segunda, la tercera y todas serán por esto estilo, p9r¿ue asi me lo prescribe mi ministerio, mi obligación y al ^bieruo nacional que rae lo encarga. Estoy enfermo, bailante cercano á dar cuenta á Dios, y no díseo grarar, mi conciencia apadrinando escesos. Si c;)n aquella amen«a quieren signíM' que muncliarán sus manos con mi sangre ¡?ca Dios bendito! el daAo qae me harán seri may leve, por ^ue mi vida ya está casi acabada, y el beneficio iprí grande, pues moriré por haber defendidí) los intereses de la patria hermanados con la religión. El mundo ya no me llama mucho; estoy desengañado de sus embustes, y^ cuando iio lo estuviera de antemano, la íondocta que ha observado «rnmigí en estos Jia» basta para abrirme los ops. No h^ce un mes que se lae mostrá muy obsequioso, dandonia roóica y soltando cohetes á m^s puertas, y ahora á las roismaí puerta» me 4á esta especie de cencerrada tan insufrible á los oidos menos pundonoroso?. Me alhago con un domingo de Ramos, y era de erperar que me regaiaíe díipuei con un viernes santo. Paciencia. El consuelo que me resta en medio de astoí disgustos» que tal vex proseguirán otras noches, es la esperanza de que tú, pueblo noble y sensato, d«Mprobarás altamente semtjanies ultrajes. El i'octoral esperaba con razón, pues en efecto la gente honrada de Santander se ha apresurado á dar á aquel eclesiástico pruebas tic equivosas de s« benevolencia y de su aprecio. El alcaide %. constituciooal cíe la Carolina noi escribe reetitícando algunos datos que nos subministró nuestro correst^onsal, f n e' articuto que insertamos en el ndraMo S4* de nuestro periódico, tratando del reducido numero de milicianos nacionales que habla en aquellas poblaciones. Estos habitante», dice, no han tenido ni seguid» hnsta aqui nmguu mal »\|emplo; los miiicianoí de esta capital pasan de i » , y ea las poblaciones subalternas no hay ninguna que no tenga una compañía entera , á escepcion de U de Guarroman, cuyo ayuntamiento , prescindiíndo de lo dispuesto por los regí uñemos, incluyó en dicha milicia muchos indivi Inos inhábiles ft.ica y m..ralmente, como sucede al mismo capitin comandante qu< nombraron » » "La Carolina y su agregado tiena ójo vecinos; de el-os le hiilaban 6o en los derechos de ciudadano al tiempo dela formación de l.i mili.;ia, y en el dia quizá habrá menos, de !o que fe infiere que estt ayuntamiento cumplió con su •bligacion alistando en ella los que legalmente debieron incluir. 'íft., evtraftando al mismo tiempo que los regidsrcí primero y íegí -^.do, alistados volontiriamemc y salido electos capitana» cuando aquella te fonno como en Gii»rroman ,_se hiL.¡eron borrar de las listas y acrojaron sus escarapelas asi que ta les escepnió con arreglo á lo prevenido por las corles» Añade el alcalde, que en su concepto no hay nada mas fácil que hac«r enuar eo el goce di los derechos de eiadadano á muchos que no lo csián , pa¿iándoleB la autoridad todoi S H $ adeudos á la h^ciín^n nnicional &c. COWTINTIA LA R E V I S T A DE AGOSTO. ' Ufta de las tentativas mai ridiculas y al mismo tiempo mes inf5m»es que bemrt* vino Jracerse en esfo-. tiempos, fué la que á iifws de! ño úlrimí se hizo en Zjragon con la leñora marquíSB de lazan , y con otra porción ila lugetol ilustres. Dísde el 'pwoclpK» «e vio que la acusación intentaba contra ello»; eta una crfamii», pero dv-sde el principio también hubo futoridadei qnc «e alibariin de lo q w cUa» H»- mab??r •<•?/« el 4e»cubrlji[ii«iJf«^'<k. 4i\|a»iU'- é'trpac»ta/jnattui, i^Áon^ y..qtie.par medio de prockmas,, qectaa colindo' Menos, -fiambraron la inquietud por toda lá inonarquiíi,, y escitaron recelos, cuya •éMfava^nciatc'echaba iabílménte d\|a ver. No -tardó einpeTOin TUcíídfcT Iff ^SB»" tf» p«cÍTO "qi» "joceÍRése; «I canalla , á quien se habia empleado para la declaración, aeclapí) 1\| ^jMa\| állqÉ.pocos dias, y la conspiración de ona \|ir\|n<k di £spa\|a j[ \|Í?L ot"» varias personas constituida» ea dignidad , eo¿ ^qoe va se estíbaf «ab^rMod» los forjadores r 4e<. ísti cUsé de kdeKtot., JM. Iq^iiediS con gran sentimiento da «líos, reducida á humo y á nada '"TTste égsmplár terrible no arredró sin embargo á otros hombres de U misma cUt^i iqtK.>puestos doi repente en sancos , y páreqKendoles q«e el mejor medio, de acreditar (Q ad' . 4<^;;ii)n.,8l 'sistepia, era mostrar una feverid((d úbeñíhA con ",íu,s'etíprni^os í .apogieton á pócof diat e n Graaadá otra fle!\^Iti5)c>n de coñspiraci^on, mas ridicula aun si.craiposible, que la '"dé .2aragof,f/\|llv paebk» d« I,veg!», que n« ^ tibian siquiera>Jo que. era conspiraclQn, dabion <4«r soborba.;do$ <;on un .dinero,qi;ie no exisiia ; mandados pof gefies» d« quíe(l3S^núncá ^e. pudo^fber Jos nombres} armados con anas i^rmas que en liinguna parte «e encontraron ; y con todos c i l i o s medÍQS •{«lósales se dcbia.hacer una revolocioo en Qra'hada, ciudad de tfb,ooo almas, «n la^aal se poedt decir que ^ está difundido .Hujs ,qne en. ninguna otra lHir\|e^c^ espirita eont'tuaeionaU .Para que no faljcas» á.está farsa de conspiración ningq_no de los requisitos que podian ba<ierla mas ridicula, un jue^ de primera instancia osó en la. embriaguez d« 'sa furor coínpliear en ella á siete magistrados del tribunal superior de la_provincia; .osó arrestarlos« y. agregó á las absurdas diligencias que practicaba sobre la absurda conspiración que perseguía , la violación de las leyes mas positivas, y el ulrrage m^» «scandaloso contra el honor, y la dignidad lie la ix»agistratura. D.-sde d principio hablamos nosotros c o mo debíamos de aquella tropelía abominable , que por el carácter conocido de los delatores y de los delatados, no titubeamos en caüticar de tal; la opinión pública no tardó tom\ foco co pronunciarse contra tan horribles, escándalos, y en Á;i los oráculos venerados de la justicia han pronunciado un falto, que ha confirmado nuestros presentimiei^tos , y desvanecido la celebre conspKacion de que tanto partido esperaban ssear los que la inventaron ó. la favorecieron. Siíai ejemplos tan notables debian hacer circunspectos i los forjadores df conspiraciones, que en consecoencia drbiaa para en adelante tomar medida;, á fin de que no se descubriese tan de pronto la ridiculez d^ las que inventasen, y esta fué verosímilmente ta causa porque los indiciados de ahri^ gar ideas anticonstitucionales 6 de meditar revoluciones ea Galicia fueron trasladados á Canarias, desde donde se suponía .que no podrían desvanecer con facilidad laa vagas é iasigiiifi'santes imputaciones que se les hiciesea, si ya no era que falleciesen en el viage, para lo cual se tomaron precauciones, acinando en la bodega de un barco á una pqrcion de sujetos delicados, hechos á disfrutar comodidades, y de loa cuales anos no se haHian embarcado jamas, y ottos llegaroa al buque aterrados de la tropelía de que eran víctimas. Las diligencias judiciales qtic sobre este suceso y sobre las deorraciones de Barcelona , Stvitla Scc. se han practicado, haa echo ver lo que ya sabían todos los hombres que entienden la táctica que denunciamos, á saber, que nunca existieron las tales conspiraciones, 'sino que fueron inventadas por los enemigos del honor y de la gloria española, para satisfacer por este/medio sus resentimientos ó su ambición, aun á costa de siwnergír á la patria en un «ahos de calamidades. De la misma especie creemos que será esa conspiración de Bayona', tan recargada en estos áltimos días, y tan e s traragante como la que se imputaba á la m^tquesa de Lazan • á los magistrados de Granada, ó como ¡a que por el mismo tiempo se supuso proyectarse en París por ano junta qua nunca existió, y con la cual se quiso aterrar á las gentes no acostumbradas á esta clase de trabajos. Todos los españoles refut^iidos actualmente en Francia han salido de Sayona, si te esceptuan dos ó tres, ^ quienes sus achaques 6 su vejes les han proporcionado una e4cepcion. ¿De quien te compone pues esa junta, á la cual te teme y $« escarnece á un mismo tiempo? Pero aun cuando estuvieran reunidos allí los Eguias, los Quesadas y todos los demás individuos refugiados en aquel reino ¿cuales son sus medio* para conspirar de una manera eficaz, suficiente para dar ni aun la mas pequeña inquietud? ¿Que podriati hacer, aun sacrificando todos sus recursos, condenando^ á toda dase, de privaciones y arrostrando toda especie de dificultades? ¿Armar uno ú dos centenares de bandidos? Y i que fruto p o di»n prometerte saear de ese esfuerzo insensato, cñando Qn Merino, que tanto ascendiente tiene en el país ^uc fué teatro de su insurrección, un Merino, qua llegó á juntar mas de icno hombres, un Merino, á quien favorecieron los m6vímieiMo; siinult.incos de los rebeldes en varibt puntos , se vio en pocos dia^' obligado á essonder entre bre&as inacce&iblaf el despecho de sii impotencia y la mengua d^ sus d.'rrotat? ¿taa sandios se supondría á aquellos refugiados , que dado qoe tuviesen algunos recursos los sacrificasen en tan ettrsivagaotc tentativa, esponiéndose á llorar después entra los horrores,de la miseria las ilusiones de su confianza? Créalo qoieii g'iste; por lo que i nosotrÍM toca, otariiunos siemjpra mitjr J^jos S
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