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Página: El Sol (Madrid. 1917). 12/12/1917, página 8.

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Texto	AÑO I."~Núm. 12. Miércoles 12 de diciembre de 191? GIENGIAS SOCIALES V ECONOM PROBLEMAS DE LA PAZ <'.u;iini.) los UOIMIM'CS v^ivhitii a la» lábrifiís .. C u a n d o la paz se firme, cuando los homíjres d e las trincheras arrojen ios í u siles, tomen .las herramientas d e Itabajaí y vuelvan a sus fábricas, y se cnti-cntrcfi siíplantadoe p o r millones d e cniíjeres, iqué pasará> ¿ N o es verdad «(uc íienc mucho interés e l problema? V'ainoi a pensarlo con un poco d o Cihna. I-.a 1f;in.sfornuici(>n indiiKttial D o n d e esta cuestión va a plantearse más cruda y complicadamente—por varias rarones—«» en Inglaterra. S e ' c cordará que la guerra actual trajo c'c .íáiitto, entre otras enseñanzas, la d e que era menester dedicar las industrias lieligcTantcs a producir enormes canliciade^ J e elemento» d e combate—cañor.ei, granadas, cartuchos, e t c . — , fin p,'?">ciif>ane demasiado d e su calidad. Aprestáranse ios inglese-í a adaptar tus recursos incíustriales a aquellas nece.'!¿i'ici urgentes y nuevas. Y tropezaron co:i un grave inconveniente: la opo'iici 'i.i d e las sociedades obreras a que •roitj.wn ea la industria metalúrgica tralijij itiores inexpertos q u e desorganizasen ^u obra d e un largo siglo d e luchas. C»ii todo el trabajo (metalúrgico d e Inyíaterra hállase monopolizado por la 1 AmalgamateJ Socicty.pf Engineers», 'tai Federación obrera que había conseguido, tras grandes esfuerzos, orientar h a.-g3niz<ición d e sú industria hacia una ptoduoción muy especializada y* d e excelente c a l i d a d ; q u e había logrado for-, niat una aristocracia proletaria d e obrer.w muy hábiles, con largo aprendizaje y muy bien pagados, y había impuesto a í.>-, patronos l á exclusión d e todo traba- j i j ' w inferior, menos calificado. ¿ C ó mo :!»a repentinamente a sacrificar una lii.ior.de cien años,.., d e cien años de j/fivaciones, d e persecuciones, d e conilictos, d-; avance» día a d í a ? P e r o era preciso el sacrificio. A d e ma» había que sustituir a los que se iban «i frente. E r a preciso el sacrilicio; la p.:tna lo esigia. Intervino el Gobierno. H u b o conferencias, dísci'...!o:i^s v asa.Tiblcak. Prii'.Mo ccdiíi'or. un p e t o , y muy a rstssfiadicnte», los obreros; liieíro, otro p o c o ; luego, m á » ; y' fueron quebrant.«fl(l(»e los compromisos patronales y «iesa-iicuiándo>e la» antiguas corabinar,',o:v;s d e trabajo. Finalmente se llegó .1 UÍ; arreglo entre los obreros y el C o b i í r n o ; rarcglo que fué reconocido en { j .JMumtion» of W a r A c t » , base d é la rri>!^ar!'z.-ciór.^e la industria inglesa p a . n íós fines d e guerra. P o r este arreglo las obreros metalúrgicos consentían la c:(;pc::<ión d e todas las regulacbnes sinciica!;-: en taaetci y fábricas y el aprovccí-.jr.iicnto á« obreros sin suficiente fw-staración profesional. E l Gobierno, c;i catiajio, «e cóa^irometía a garantizar para, el día áe U p a z el restablecimiento cié U situación antigua, y exigía q u e a la> nuevo» obreros que entrasen a sustituir a los que marchaban al servicio mijttar se les pagase lo misnio que a aquellos a quienes sustituían. Coracjizó a regir el nuevo estado d e « y w . Simplificáronse las operaciones iiiJustriales,'se c<Mnbatió la maquiníria cjiBplLcacia, y ios obreros expertos q u e n o ibari al frente fueron encargados de diíi^ir las labore» difíciles y atender al f«neion{i.tíiento d e las máquinas. H a c í a I lita gente, gente, muclia gente q u e tríbajara, que fabricase cartuchos y granílas. Y como los hombres d e Inglatctr» iban marchando a guerrear, las muj<Tc» fueron invadiendo las fábricas. Igualmente ocurrió en las demás in(kistfias, c n l o í cam^po», en los transportes, en las oficinas. L a s nwjcres fueron cuela y la entrada en el matrimonio, ilenando los puestos que los hombres P o r lo tanto, no sienten la necesidad abanclocaban. d e dedicar varios años a un largo aprendizaje. E n el Report anual de Los tiióYÜes famaninos L o s ' móviles que impulsaron a las 1888 d e la Comisión del Trabajo, mujeres inglesas a sustituir a los que de Washington, se dice : ULAS obrese iban a la guerra fueron de dos cla- ras d e nuestras grandes ciudades son ses : unos, sentimentales; otros, eco- muchachas.» L o s padres, por su parnómico». P o r motivo» sentimentales te, tampoco se preocupan d e otfa cosa entraron en las fábricas d e explosivos que d e q u e ganen algo sus hijas lo y granadas l a s madres, mujeres, her- má» pronto posible. N o debe extrañar, consiguientemente, que no prosperen manas, hijas o novias d e los que en el mucho como obreras. frente jpeleaban y morían. A iguales E s verdad q u e , aparte de esto, los móviles obedecieron los cientos de roiie» d e muchachas que por .amor a la Sindicatos obrero» han hecho siempre patria se ¿listaron para defenderla con campaña para impedir que la» mujeres su trabajo, como a su condición cua- pasen a ocultaciones distinguidas, que ello» tienen acaparadas, y le» hagan draba, P o r motivos económicos, acudie- concurrencia. A q u í está parle d e la ron : en primer lugar, las 'que al es- c u l p a ; pero no toda, ni siquiera la tallar el conflicto armado eran obrera» principal. L a principal e* la que h e d e industrias d e lujo—-como la* d e mos mentado más arriba. confección—o d e industrias d e exportación, q u e , a causa de la guerra, sufrieron mucho quebranto o qucdaroft paralizadas. E n segundo lugar, las mujeres que perdían el sostén familiar y necesitaban buscar un aditamento a ,1a pensión del Estado, o cuya casa ¡labía venido a menos a consecu,encia de la guerra y veíanse en el trance de tener q u e aportar una ayuda pecuniaria. i los años anteriores a la guerra había la d e los patronos, seguramente. P a r * vuclvcn del frente son ios s o l d a d o s ; llegado a adquirir caracteres violento; éstos es más ventajoso tener mujeres en i los'soldados, que lo pueden lodo ! ¿ P o r qué razón las mujeres habían de las fábricas; tienen menos necesidades. Y no hay que olvidar tampoco el ser tan desestimadas? ¿ P o r qué ha- son más dóciles, r>e adaptan mejor al factor más csencral y decisivo; Inbían d e vivir al mariden d e todas las : trabajo rutinario, faltan menos y no glaterra necesita •conservar la fuerza de responsabilidades? ¿ P o r qué había d e amenazan con taiUas huelgas; a la lar- sü raza, niite iodo. .Nc-'e-il.a .nuevas cerrárseles el paso a muchos de l o s i g a , son más fáciles de explotar. T i e - generaciones que repong.m las cruentrabajos que podían hacer tan bien co- ncn también sus de3vent.-sjas ; pero son tas pérdidas d e este largo período dcsmo los hoiribres, y por qué había.r de compensadas muy sobradam.ente. í'uctor. T o d o s lo;; problemas sociaganar salarios menores? Elias querían ¿ Y el Estado qué hará en tan se-^ les de ias naciones que aliora' ia.igrsrj, compartir con lo» hombres j a respop. rio trance? ¿Cumplirá el compromiso han d e girar en torno a esta preocupasabilidad d e la economía fnniiliar; que pactó con los obreros? ¿ N o esta- ción. Y en la" reorganización industrial ellas querían q u e trabajo* iguales fue- rá interesado, por otra parte, en que no podrá borrarse un momento. L a s sen del mismo modo retribuidos, sin los patronos puedan contar con trabajo mujeres han- de ^-¡t m a d f c s ; y a ello reparar e.n si el obrero era hombre o femenino, que siempre ha de ser más hay que supéditarh) todo. n'UJer; ellas clamaban contra la injus- barato y le» ha de permitir entrar en Eso sí que puede hacer a las femiticia d e que muchas jóvenes tuvieran mejores condiciones en la lucha cb- nistas exaltadas, temblar; ese factor que prostituirse por no poder g ü i u h racrcial que se aveciiia y que importa humano que en el horizonte social se que en su hogar se precisaba ; ellas exi- tatito a Inglaterra? Indudablemente, está enérgicamente dibujando. gían que su humana personalidad fue- P e r o qo hay que olvidar que los que \| LuLS O L . \ R I A G A se reintegrada plenamente en la sociedad. i;(. (le pn/. no lialiia Tcbn.saJo In- 1 n« fies <Í!; la riuilad m á s nr'.''\!in;i u ^li ÍKi'^ir, .''i'i'.í'ia, en tioinpo dr ;•;;'!.a, , < ÍKI .•iiii'c¡.iil!'ii> ;i \:;(.iir, lia aií.'i-i"''il'* A \ ivir. al:',i;.J.' (.';• ,-! c;:-;', h^! üliornado íaiiiiiiaiiiK'tíH! cjii JIUIÜIIM--"(iil oti'a.s (:ía:-i:'.s' í;or;'U'.--, y a::'-.'i ¡u'inj vaiiarto su:; KÜSI.^S y ;,iis iiii'as i'v^ 1* vicia. l \ i r C;)ii,í',';ir.í.ni(\ ;-u f;i!iif.' C tú i>eiulii.'iit;i do I;' ÍIHI'^C'ÍI'JU ({iie ie« cil)a r.1 volver ;i .«n'¡i:iv.,!'. ."^i (.'ucueníi.a su t¡f'r).i tuUla-la y ll.,i .-cientc.I t o r n a r á giisls-.-.o a .sir.aii;ái:ii.'i, viífa V se luibrán salvailo el lioii.bie, la fj.-, luilia y l a tierra. •Pero .••;, cu r a i a ,l):o. cucüiitráse vacia la c a - a tic l a t* branza-, siLs biciie.í vciuliíldr- y .•=« fa! iiulia di.'ipors.i, i;í'yiirniii;'n!o iiabia ,ibia dé i í^eiilir corlado, s u )ias.ait,, iiín al 1 bu.scar la vid;), en u n ollcio ciiale.'?-' (\|uioia. y el rosnUado sería desasiroso. P q r eso', cu tsu>^ iiionieufcs, delí coniportaniieiito licrdico dp las n!U.i«res esiá pcnd'ioiile Ifi c\)a.':ei'\'acióii de- la clíLíe social, que siefriine h a .sido l a fuerza tío F r a n c i a . ' ' • • I 1 A causa de la guerra, la aspiración M a s el punto central en este asunto del trabajo, industrial femenino está en feminista en l a esfera industrial está que la mujer percibe generalmente sa- hoy lograda e n Inglaterra. larios mucho más bajo» que el hombre, ¿Oué i)asarú ruando los lioiiitires F,l cüiuerein r.vlprior de liiiinania .se aun en ciertas profesiones en que desba de.spin'iiellíj inuclio. l''n U-i'^O el va- Í^OS nOMIMiOS vuelvan?' . empeñan funciones tan dificultosas o lor (olal de stis ini(iorlae¡ijnes .í-'c\\|)oi^laVMI;L III mili ir'TMii I • tmm tan importantes. Vamos a 'exponer las A q u í viene el conflicto. ¿ Q u é va a AfliiíaiKiiia y ()aii.i<!cri.->. por c! cavolopiM'iucnl ocoaotniniic ct eiouos era de 474 niillouRs de-francns; razones que lo explican. Sabido es que ocurrir cuando los hombres regresen l(>drálii',i (le \|;i. Iv<i:iiel;i .vu, (;-¡nr In ritihfs.-rt- tic la floiiiuaiiio. en l'.U:! osla Cifi'a' so olc\uliur ya a 1.2CI dol Mafci.lerio D. I.iiis lie 1Í(.\ÜÍ (iijoufiull " des Hruiianii.slcb». luijlniíes ú& traneo.s. en el mercado d e trabajo hay una d i - t!¿ las trincheras? ¿Eclwrán a las muy Saiax. •Julio Jyi7.) LA HEROICA L A B O R DE ferenciación de lo» obreros en grupos, jeres de sus puestos y volverán a que.Seí.'i'ui e.l arl!rii¡;;-l-.i, Alfiiiaiiia, al inL A S M U J E R E S F R A N C E S A S según sus necesidades' y aptitudes; dar ias cosas cori'.o anteriormente e s - xadir llüiiiHdia. no ha hcí:!i;) siuii dar n » . JvMM.VM e;i- I A H A I . Eistos fueron los motivos principa- pues lógico es q u e para la colocación t a b a n ? E s o es l o q u e el Gobierno tie- ronial:- a I¡IM jr.i'iüía de riij'iiVi que \ e lV<¡aijO!ti;i c luslniwión '\|<ábliv~a, 1 (Arlieulo en id.a üovue de.s por el iui-iKeloc de rrliriera ou-1 les que llevaron a las fábricas- y ta- y la remuneración no ss considere a iie a los obreros garantizado. ¿ P e r o ni.i d^'.-'ari'ídlairld (•(.•rea del iidorhiiia,do Deux MondCíj». 1 .•5ei)lieiiilire .'.eñuu/.a í). l.iii\'n..'.(( l.:;/,i¡riaga. lleres y oficinas una parte muy con- todos los obreros igualmente. U n peor las m u j e r e s ' h a n de consentirlo? N o ,\|iní,s lia^kiiiivii desde HíKl. En los ViUiiyi7.) siderable d e la juventud femenina in- no va a competir con un buen maqui- hay q u e olvidar que en ese dia s."rán liu.s tre'nla afr';,-; iialiia iiciieli.'i!!,) de'lal I',n el in.'in;er(i de serdlotubre ds modo cu la \ida eceníjüiica rinaaiia. ((iie líiotdüin y iMedieiira, por el e,'-paglesa. Y allí están trabajando, en los nista, por ejemplo. A s í , las mujeres, más fuertes que antes lo eran. H a - se Ird'ia i,'.-o\erl¡do (Hi MI IÜÍUICV nlur- íil.a Itevne das ü e n x Alondes.. escric¡aii,sla duelor l'iodrígue;'. 1.a[ora. j ' puestos d e los hombres, haciendo lo en general, forman en el mercado de brán estado cuatro años—o los que teeedor de (iVodo-ies quíihlé',>. uiatliii- be l-;Mini¡jíiiiel I.abat u n ai.ti(nlo soÍ.OS ••.niutí O Í . Í ; S que ellos hacían, ganando lo que ellos trabajo una categoría aparte, cuyas ca- sean—haciendo' de hombres ;• en el iiaria, niiiicr.ilí's. siMlas, \elnculo:" y nia- bie il,;i tierra y el deber del campesiiui». „Eí deber del eainiíesino l.'i'lal <ie «¡((•'.•(•a, ,'-'ii> e.\\|iorlac;i,i!"s a t'ier.eitis sociales > oroní'mdrns. par r.anaban, afrontando sus mismas r e s - racterísticas son las s'íiuicutes ; obrador y en la casa. S e sentirán más ISiini'iida ¡ial):;;ii aiirsidaili) Inii colisi- d i i e el lanUir-es (íilH-\-ar la tierra, ol culedi-iilieo de la (;eior:il lloU pvinsabilidadas y habituándose a ver E n primer lugar, la mujer puede capaces, más responsables, con más dcraliícm-'i.le. q\<¡ di' c'V.dtH) tüiieiadas I-\"(' eeiiu'iliiu.Mite las difleiiltude.í soi: Luis de Olariaga. romo vida normal lo que a ellas tuvo veiider su fuerza d e trabajo por menos coiciencia de las désvenfíjas de ru si- í\[! ' re\|iir.-eiit:i!i'iii en VAñ, lial'ian pa- nn;y ;;rain.k's. I,es b u m b r e s se lian iíbj Í.O.S ll'liVIlS dci (111(1(10, y yúlíi ijiieciau los laneiaque. parecer siempre que estaba por prec'o que el hombre, por no tener la tuación ap.ligi:a. Estarán en condicio- •sado en, i'.ii:!, n .:'.(,r7,()íK) loneiadas, Ali'inaiiia \ft]in: .si,i.:i¡i( iido ('-.ireoba- nos. Jos i n r a ü e s y l a s iin.ijeies. ,sin I l i s l o r i a y <;<'<ifti-:¡'ia. por D, Alfoncima ¿c sus facultades y de sas íuer- responsabilidad familiar que éste tiene. nes d e presentar una temible resisteniiieiVe la \|il'.'';;re:>ri;>ii e-reeleníe di: la li- endiai'.e.o, la,'? luujcK's lian -"suiriidn so I!eye>, de! (.:e<;lio de Llídudios \| Z£.S. El salario d e la mujer ha de ser,- por cia. Y a en un reciente manifieslo de q:ie/,i romai,:!,. I.a,, jirodiee^ijii iiied'a xaleíosanienii; '. ^^^ «-"''i.onsubiljdad Ili-Stórieoi. ' La aspiración femíiüsta tanto—mientras no cambie el súpue,?- la ciNatioiial Union pf Wom.'ín's Suf- anual d-:' lii;.í!),' (pie es la ]ii'inci\|eil de eíini\|>ea'iia, y. vienen <:u¡d'.(i;do lu incr o s VU'.HXLIS ItüMHiiiia. pa'í'i.' d,' t.] y ni''''iio '(¡'¡¡'oní'.-' .jnr (pie pueden, üiiranie el larno t> M á s de cincuenta años pelearon las to sociológico que acabamos d e indi- frage Socielips» han declarado en al- de jieoo,ilUr()s'cá ¿.\| (juiíifieeiiiii I'.KtO-IViO'i lindo de l,á ¿ni'ii.a,' las l,il,.jres a,'jriIngenicri.-i y irqitilfoiur.a. po;- r^oii mujeres por disfrutar d e .igual consi- car—, un salario individual, sin que ia voZ que no están dispuestas a tole- :i :.',it y nie:lí.()-•inül-ies en el do IWJ'.»- (•(das. D e ca<l;i. .(•¡iriiiee- fainüias (IUÍ^ l''tíderien (te U\ .alíenle, pivifcstT deración que los hombres en el mer- tenga por qué serlo familiar como el rar que cua'ido venga la paz se ;uc- l',i\|:!, Iv'.-A leoJriecióTi noilía aón ainnen- lue¡,nM (>n('r!.n( aiiicnte iinr ninnloner • de la ívíciícla Indiisi'iiii. " l O pov ICHI, niejo- en piudneeiíjn la I ierra, de l-'ianeiu, t.n-o (I ii:á> i.ie'iin . .giio con ellas. cfdo d e trabajo. Nunca consiguieron del hombre. l a n d o I: ; \|ir;toediiii;enlos de ( ( l U s " . (i'ie diez deben .sii (••.vilo ¡i l:i.í mujeres. E n síRundo lugar, la mujer obranada. Jamás pudieron lograr que, su P e r o . . . una duda nos clava su aguiKsie epfner;',n íemeninü es de irnson ^ a ^ míe alr;e;:idos. l.''.l rí^nd'neenli) \|>4>re<-Iio y K«'<i¡:>l!i(i(ín. pe;- el catctrabijci no fuera desestimado, que su ra —qiie generalmente es joven, como jón inquietante : ¿hará falta en reali- noiieil I r he ;t:/nt;i es de Vi ú 1 : 1 lue-poiianeia cMiaeidiiiai ia par;i el j.or«li'Hlico de la rniveiMidad de (Iras a b í i c no fuera mezquino; j a m á s pU- ya hemos d i c h o — , vive casi sicmpie d;id expulsarlas? A cs!o es bajtante lolilro:-, i.j ll( ,U(IIKI(» al rendiin¡''nlo niC- veiiir de la He/uibliea. No liay q u e aada D. l'eruündo de los lííos. dx-ion lograr ser admitidas en ocupa- con sus padres u.oíros parientes, y no difícil respo.ider. Dcp?.nderá d e una ii¡ I d e ti'S ¡iíii : di>1 oeeideíde, de l,',iiro-¡ olvidar (iiie el lak»ris,£!o que en ,tie'mciones industriales un poco complejas, busca sino un complemento a los in- serie de factores que, desde luego, pue- I a, ('.rail \|iail d,'l \v'¡.(t¡ r(iie se ].rodil'^•vr^'wwr^-r-w^^y rTT-wr W1rw^ la exi'ni \|:e';ijn, \|in:'s e,ee se d e s i ü i c De quién era culpa ? gresos dé la familia. E l 6 4 por 100 den ser enumerados aproximadamente,, babiliial ei e^ei-.uiiio de •irai;-, eoiie ¡a E l (olietín de E L SOL L a s feministas apasionadas atribu- d e • las obreras de Alemania vivían pero cuya importancia relativa hoy no l'oli'ai-lóii ri.oiein.i. De Iriyd nneden muy yen la culpa de estos menosprecios al en esta forma, según la estadística del puede calcularse: 1.° D e la seme- bien eiiKirlaise l.l.'iO.OOO ioaelad;;:-. De:-, infundado sentim-ento de superioridad Imperio alemán de 1 8 9 5 . Y cuando janza que exista entre las actuales opií- puii-s del Iriíío, t s . o l iiiiiii'- el pivduiilo /" ' «rji-jei^'H que iiii'is se, .capona. ., do lo» h o m b r e s ; ,a que patronos y no son jóvenes la» obreras, »uelea ser raciones industriales- y la» que se reOIro ariiVuro íii,i\|ievlanlc <Ti;e da e] obreros han cpmtidiqo ca el afán d e mucha» veces pensionistas que trabajan quieran en tiempo d e paz, o sea, del si;e'I de Mi:i¡i;i¡iia es el iiolriilco, Jiii reducirlas a loa más simples meneste- para sacar una pequeña ayuda. número de obreras que haya aprove- IS,V,t ¡;i leiMli:, e ó i aiieiii ¡•''I: eiiíer.i es-í v x í r n c L o d e l o s í o l i c í i n c s p u b l i c a d o s Tas industriales. Otras escritoras más E n tercer lugar, el. hecho de que chables para la nueva industria. 2 . ' V.ilm \nli..i"i;Ui en l.'id.lHKI, fr:oi.;o,-: en serenas y científicas, que han estudiado las mujeres consideren provisional ej Del estado de la coyuntura económi- l',lll-l.í)lí (rNOilia de :>:', iieUmes. lisia ' l i e una i.sla Uel m a r de China lian ro- nverifiOc tintes ¡a aulonlicidad del Utulo) prodiiéeii'iii es sirjt-'i'oi- a la <le las Incon cariño los problemas económicos trabajo fuera dal hogar, hace que no ca después de la guerra, y , por tan- dias boUni:le-':s y \|:i (ialily.ia, >' b:iy riia.' bado el ídolo .\aii-.SIii, figíiru de bituiee, de sil uinudor.: -A •Taeli y- Heheca deciden ir n Cbcsteifífíl femeninos, como Miss Hutchius, en In- perfeccionen su profesión, en perjui- to, del númer6 de ocupaciones que ha- lener en e;jer.í:i que lodavía'nose e.\ji!o- con eabe/.a y manos de íiyala. .\ c^te 1 ( > es!a r:(iu(-z:i. ¡dolo íalliUiale ya su óiiicü ü,io, quo era a ver t>n"el Musco el ídolo Vuri-.SIii. I.a( glaterra ; Alice Sálom.on, en Alema- cio d e la eficacia productiva de su es- ya en la industria ya transformada. 3 . " la más (¡ne, una varíe ( .Antes de la ¡¿lurc:!. ("o-'i lodi-i el peiríi- lanibi;-/! de a^ala. l'.l adlor del robo^dc bailarina.croa recordar niuy vugairi.''nt.B; nia, y Bclva Mary Harron, en loj E s - fuerzo y de la consiguiente mejora de Del número de hombres que hayan li'i) nin.i:ni() avj- »,))i..r¡a.:lc., Vianeai • le la íianr.'i fué''Un marinero ¡IIÍ;II.-S, ('lue un fiiígniento de únjala vcriío, lallado cal tados Unidos, han penetrado más cau- su salario. forma do, ojo,., muerto o quedado inútiles para e! tra- ciíiiipr.aba' i"".:' vo'oi' d» 2',> millones de se ¡ti Uevij a su jialria, telosametite en el fondo de esta cuesE.n cuarto lugar, la limitación de las bajo. 4 . " D e l nútAcro d e mujeres que fi-aiiei.s en pelri'ileo ' y f-ys deri^•nd•:^=;•; •V.V coutíc. rir.so Iván, diieño do !a isla Diiranle el viaje, nebr^cn pro,gimla'01 ebittí^. í>;t\;t\ Cüiigraoiarso coa fju.s si'i'.'di- .lacii i'or Su nbvia- í.ily. la b.ija mlopliva* tión. mujeres a un tipo de ocupaciones que tornen voluntariamente a sus hogares al .Memnn;:!. i-or Mdor 'le '-•'• leoones: Iii;.iiid(-iTa. vw vuli.r do ;:^;: [kdia, por ios. \;u u I.oadiv.s ,eri busca del KIOÍO. del n.^^Ui-erü Marllia.s. JacJs dioff tpie I.ÁaH E s un hecho que en todas las par- requieran corto aprendizaje, multipli- terminar la guerra, por no creerse ya valor de I.'.'; i:.uitiio. pov valor de 10. 'l'i'abu lunístutl, con-un pei'.sa llamado HH- no está en Londres, y esto parece prc» te.» de! mundo el salario femenino es ca su concurrencia entre ellas y las ha- necesarias a la patria ó por dísapaDe las eiiipj'oooi \|;elrí)'jrifas iriiti.anas fid. que Mlie .tiónifeiCstú la lis'wea; piro ocupar a la jo\eii bailarina. / ._• inferior al masculino. ¿ C u á l es la cau- ce malbaratar el precio de su trabajo, r.icer las causis de su transitoria nece- son dieñ-.;-; priiii-iiwiie- los d',s 'l!:iiicuS (jiie se nieoa N coniunicárselo a K a n . l.'.n i 'l'aiiibi'-n pr(\Kaipa a .Tuek la persona* c n n b i o . ignora elparaclcro del ojo de sa? ¿ E s que las mujeres, por su natu- llegándose al punto de que en la ma- sidad económica. 5 . " D e l número de lii.-is imjvorlanle,-, de llei'o'n: el l)enl.':;-bi' lidad del conde ruso,'al que .supone u n úo;;'a del ídolí), M I ruso a.rumcia cu ](:v, raleza o por su función social, desem- yor parte d e las industrias de confec- mujeres que,vuelvan a las industrias que fíiink y la D¡:::'Mn:o ( i o s / l o bal!. Auiin :i yieri('jd¡(;os que dai'.i .'iOO llbrá.s'a quien nvonlui'oro de mala condieii'm. Diirtaíai renen inverlid.i« l'ü )" ilie'lio léi.iines peñan trabajos distintos y menos meri- ción resulta tan- barata la mano d e la guerra había entorpecido o parali- de frailees Mi dielia- (ni\|.ií"ia'<. le coda dielio (jo de ;íf;ala. ' . lodo el viaje uü cesa do hablar (le et'lol con Hebeca. Alrrddo ))or esl(< animein, visiln a, \\!Ú\ torios q u e ' l o s d e los hombres? E s in- obra, q u e no trae cuenta el empleo c e zado. 6.'- D e la intensidad con que ,'se lian l;.ioi;'d i o¡i Unniani.i niiinero\',n ti Mu.sop, Jaclí er.(.'uc:nira a la .«(jo^ el pinlur .Iselv 'l'.oeoa, quien ya conoce a! dudable que para cierto» trabajes laí maquinaria. ias mujeres sientan disminuidas sus sas medidas \|, i.eías fnn :i- e,,:¡iiiol:;r (d o m l e por referéneins (le su niodehi. la «Ora, Jury, anligua protegida del lío) l'rotíirso iiidii-lrial. talos emiio taiilas mujeres no sirven, por falta d e fuerza E n quinto lugar, la mezquindad del probabilidades d e matrimonio, a con1/i. des-loras ir.nyfi( \:nias,.pr Jilas a la bailarina judía llebeea .'-^ell. de í\|iii(nv del pintoi'. E.4!ii,señora da a Jack la muscular; por ejemplo, en la industria salario femenino, el carácter pasaje- secuencia de la pérdida d e hombres. fabr'i'aea'ei • y e^:\|.;..ri:e-:ón de a;;;';car, lean está perdidaioenle ooiimorado, '¿núvt noticia (le quo^Lüy, .sil novia, ao siderúrgica y en oirás análogas. P e r o , ro do su trabajo, su .Taek ¡anoi'M dónde i^siá el o;o de tiga- eneueiilra en C(i.sn do oltd pasando, unt»' •ínteres Sin embargo, es muy probable que e:\'eneiítn de ÓMimes'.iis, fr:iii(\|mei.-r;i(iija¿ y en las industrias que no requieren por perjudicar el salario de los hom- el resultado a obtener de la combina- iK'.-a ii;ii:.i (serlas piioioias iiiaíeiias,,,; la. Tero eomuViica al ctmde (lOü l l iilolo lemfiorada. La daniá liivila ni nrd'sln a \isiliir a la ir,iti;tiaelia. nniii[ue ella ese tipo d e esfuerzo ? P o r q u e es el caso bres, que han de sostener su» hogares ción de • esos factores dejase el pro- per.i en <\sla zon:i de l;i iirediiee'ón, isn 'i'au-.'siii SO' conscrv u en el • Mnsid de tiene cpa; luairliar en seguida n Lon-' f'.be.-^icijíb' ni (]ne lo doiiy Pri.-co (llyíin, ff ha, Uviad.í a'.::n e;i-a que, por regla genera!, e n todas la» futuros, son factores que dificultan su blema en pie. P o r q u e d e todos modos • •' MI país e a n y e aún de síeainjos eapila- lío del pintor. Allí podri'i vinlo el ,rn,'':o, dres. industrias se encomiendan a las muje- organización para la lucha d e clase, resultaría que habrían cambiado cssn- les. Casi Indos ios lianeos son eNleaiíje- pero i!0 comprartcí ni adquirirlo, porque, .'Ie,ck quim'n presenlar a Leliee.i n !« res las labores más sencillas y rudimen- y, por consiguiente, para evitar que ciaimente las condiciones de trabajo r(iS./\spée¡:;loienle aleniaof's y aiislria- claro csU'i (pie no se \-eude.. señora Jury; !ICÍÍI ;:o \|uh.'d-e baeerlo, r.is. (¡iii' ,sn .•i;cai'ijan de foroeiil.ir-!¡i;ueAl salir Jack do casa del nisn so en- portfiíe. líebeca bu deíjaparecido del tarias. la» exploten. de la mujer, equiparándose a «las de líieioncs (-,(in;ereiiUos (-ün .sus resp(y'ü. j cuenlia en la csealei'a con Martlias, un Museo. H a y que confesar que las mujeres Por todas esta? razone»; ha venido los horrilKe» Q u e es justamente contra Mj,'» p a l i o s . Y lo asombro;o e? que, enanilo Joelc' usurero ,iudío. de cuya bija adoptiva eslá no ven fuera del hoggr el destino fun- siempre considerándose inferior y se- lo que han venido luchando más obseuiuiioraUo el piíilor. listo enciicntro le dfJH a ia se.'iora Jury inslíjlaclti ,eh e l ' iiupiieta, poi'ijuo lo' supone "de mal tren, que la \.i\ de, llevar a'Londres, v e . , damental d e su vida. L a mayor parte cundario el trabajo d e la mujer. L o s tinadamente los Sindicatos obreros. P o r a tieiíiiw <1« nn-arie^r el com-oy. tiue c n j a^üoi'ü. . . de ellas no ven en la fábrica, cu el ta- hombrea en la» industrias lo acataron eso auguran ios- especialista» •ingleses Ouinc(> dia,s despiu'.s, la modelo.Hebeca el nibaio vin/ou u;arcb;i Ileboca. l'crtt. ller o en el escritorio más que un em- cautamenlé-rcon e v i d e n t e ' injusticia-^, un próximo período d e agria disputa dice a JucU que ol conde Uíui le lia el iiinlor apenas si roiicede ¡iniiüilancía; pleo temporal que llena el periodo para que no les perjudicase. Y se dio industrial entre los sexos. ¿Contarán (.freeiiJo sU mano. Jock, que calii. pUilan- al berbo. y mareha a reutiirso c6n sui ,- • - . • -compreitdido entre la salida de la e s - lugar al raovirruento feminista; q u e - e n con alguna ayuda las mujeres ? Con por O . A l f o r t a o ,F%ey«« do iiti relralo del ruso, la acbíiSoia que amada Lily. LIBROS Y REVISTAS L a riqueza de Rumania i> «i:¡.jjrr.- i.e tío. En esta página de EL SOL publicaremos: El'OJO iDEi ÁGATA O EL TESORO DE LOS B0NZ08: falta de Historia 9 eeograiía señora Jury con, algo más substancioso que unas palabras sentimentales e n l a hora d e l a muerte. D e j ó a su am'i d é llaves e l iisuf ructo de. U finé a y la renta d e un pcqueñp capital, A la desaparición d e la seiñora Juiyí, iría lodo a la mala cabeza d e Jack, el pintor errabundo, que iiabía preferido su incierta bohemia a la tranquilidad icguia de aquella arcadia provinciana. L a mirada d e Jack tropezó d e in^)rovÍ3o con algo extraño, conviniendo la curiosidad indiferente en inquietante duda. E n e l espejo, sobre la chimenea, apaA Q A F > T A e i Ó I M C A a T B : L , i . A N A cl«» A . M recía dibi'jado con jabón un ojo humano. — ¡ D i a b l o ! í Q u é quiere decir cato ?—se- preguntó, intrigadísimo, el artista. — ¿ E l conde íván?—preguntó L i l y , «guijoáeada su A i volver. Lily n o pudo darle contestación satisfacc«fio»i(íad por aquel nombfe—. M i protector Marthas toria. EUa había interrogado también al ama d e .llafSíÉi con él en r é k c í o n e s d e negocios- N o sé cíe q u é ve», sin resullc-.do alguno. Sólo había advertido e n la r r a t í r á n ; p¡íO u n a tarde m e envió a ecíiar una carta. miitíriosa mujer una intensa y momentánea pali(iez. E . j r ) v a el conde Iván. Lily, juzgándolo broma d e algún chicuelo d e la vecin—^S'n duda, e» algo relacionado con la usura. P e r o dad, que hubiese saltado por la ventana, qUiso borrar ' Bo perdamos estos minutos preciosos hablando d e los el extraño dibujo. P e r o la señora Jury habíase opuesto. den^.á-s c Quieres que demos Una vuelta por el c a m p o ? - - ¿ S i n otra explicación?—preguitió Jack. L a t.'rde ca espléndida. —Sí, Y aun me rogó q u e no- le hablase más del L:!y p a ' m o t e ó . alegre como una niña, y subió a sus asunto. hab;uciqne£ a buscát e l sombrero y la sombrilla. Jack enmudeció. S u perplejidad iba en aumento. Sin jj'^k ctic«odió un cigarro, paseando la indiferente saber cómo, por asociación d e iiJeas, relacionaba e l mirada ^;y<yc el viejo salón tiel tío Prisco. T o d o le era enigmático dibujo c o n el O j o d e ágati». L a señora Jury alii f.-mibaf, porque nada había cambiado desde la cono'.íi la exisiehcia d e l ídolo. P e r o , í s a b í a también (fpo"a d e su oíñez. A ú n peimaaecían, adornan-Jo las el-ipíiterio de la c l a v e ? A c a s o el conde Iván. durante cnc'".iadas partde.i, sus rudos dibujos esco'are»; en lai su eslancii en Chesleigh, lo había expuesto su deseo <)?»:!»erías dor.!T)itaban, en eterno abandono. I»* libros de re.ímpliz»r un l a órbita vacía d e Y a n - S h i el ojo audt? i'3nlon:'raj doradas con q u e los ntaestros ijcoévolos sente por otro d e cri'ital. Lily no tenía noticias d e q u e rtí<"4v;,prjia,'jn ;u3 a.-^iduidades y cjlucÜoi primaros. el r'úso c hubiera rfelacionado ni por un momento con E ¡ tio. Prisco quiso atestiguar su buena voluot-id a ,Ía el .ima ¡Je llave^^ FOLtSTltl DE "EL SpV O») a U O HE iüIlTA í EL TESORO DE LOS BORZOS P O R FERGUS HUME A cada nueva pregunta d e aquel intírrogatorro extraiío. la tersa y nivea frente d e Lily llenábase d e somI w a . ' E í a llevar al espíritu-ingenuo de l a , p o b r e niña roe J o s y desconfianzas q u e podían adolorarla. Jack desistió d e su empeño. P e n s ó que quizá exageraba su imaginación los fantasmas 'de la desgracia. Cualesquieira que {u««en los planes d e Iván, quedarían fracasados di no entraba e n possssión del ícíolo. Y Tyso.T estaba resuelto a disputárselo. E ! paneo por los alrededores d e la ciudad, en una suave tarde d e primavera, saboreando su idilio, disipó la» preocupaciones d e Jack, que se abandonó a las dulzuras d e aquálo» infantes divino», desgranados por e l tiemp* ante el altar d e Eros. L u e g o hablaron de sus proyectos para \o porvenir, cuando Jack, r'ico y célebre, pudiera ofr.eccF a su Lily una existencia sin vicisitudes, plena d e cariño y d e venturas. - - P o r q u e no d u d c í — d e c í a el pintor—que mi oua» dro alcanzará una primera medalla. L o Prensa hablará de mí, tendré muchos encargos, venderé caro y haré pronto una pequeña íortuna. Entonces iré a pedirle tu mano al^^iejo Martha». Y como no podrá negármelo, poíqi-ic' é ó eres su hija, ni tiene derecho alguno sobre ti, serás mi esposa. — i Q a i é n sabe, J a c k ! — e x c l a m ó ella, suspirando hondamente y apoyándose con fuerza en el brazo d e su a m a d o - - , i L a vejez e« terriblemente egoísta ! Martha;* n o querrá que le abandone al final d e su vida, y p<>drí« suscitar 'mil obstáculos. ELs aiiuto y hábil. A d e niás, ejerié ^obrc rní un extraño poder d e sugestión, i M e I!<5vó a su ladS cuando y o « r a t a n niña ! — ¿ N u n c a cupiste quiénes eran tus verdaderos padree ?. • • ' • •' — N u n c a . N o recuerdo nada sobre ese particular, rvíarthas hizo para mí siempre las veces d e padre. U n a vez pretendí averiguar de sus labios el secreto de mi nacimiento' E l viejo se enfureció, dicicndoítie q u e jamá.s lo ?abría ; que para castigar mi curiosidad n o , m e legiría, A sy n-uerte, ni un solo penique. E s ur> hombre muy duro. Jack : una voluntad de hierro; Cumplirá su amenaza. E l día d e su muerte señalará para mí él de l« mi.'icria. — i M e ofendes, Lily 1... ¿ N o estaré yO en el mund o p-ira yelar por t i ? U n a dilcísima sonrisa, bella flor d e gratitud, puso conso un nimbo d e luz sobre el rostro melatKÓlico d e Lilv. L a adorable cabecita' rubia s e posó confiada en el robust pecho d e Jack, baluarte d e nobles sentimientos y d e abnegacione.3 sin límites para la mnjer ado-; rada. . Aquellos inolvidables momentos de casta intimidad se prolongaron hasta la puesta del sol. Cuando regresaron a casa era ya bien entrada la noche. Tomaron el té juntos en la salita del piso bajo. L a gentileza adorable d e Lily hizo olvidar a T y s o n la contrariedad causada por la conducta anóipala d e R e b e c a y las preocupaciones del viaje a Chesleigh.. — T e n g o q u e dejarte, Lily—-dijo J.ack, saboreando el último sorbo d e t é — . V o y a do;mir al hotel, y ma, halagado por esta idea, apena» se había extinguí ñana vendré a verte. T e acompañaré hasta el regreso co d( '8 IBS r1i«T r» :! relej d e la iglísia vecina, Jaclí d e la señera Jury. salió del hoíel, encaminando sus pasos al MUSCÍJ. E I W Jack fué a alojarse a un hotel d e H i g h Street. E l una .wrcna norhc do prlrr.avera. L a lansí recortaba so'. pronietar.o ¡e conocía porqué T y s * ) había sido su huésped en todas aquellas ocasiones e n q u e el buen tío bre l i desierta H i g h Slrest las dura silueta? del c a ' ' Prisco l e negaba a l sobrino el agua y e l fuego. (Coniimará.) .Daly.. el fondista, ¿ra hombre lixuaz y aficionado a enlcrjirse ¿c vidas ajenas. Apenas empezó a compartir con el pinior unas copas d e soda y whisky, Inictó M t ÍB,fo.mación d e la viHa. Aquello seguía njuetto^ S e p a sjrfjan \p semanas y los njeses sin q u s 1* erénica eic^nn .i díilo'a tuviera que registrar «I roas leve suceso. I-'orastcrm, Dios los diese. E n un principio, habían i d o unos chiflidos a ver el Mosee' del tío Prisco ; p : r o ahb ra, el guarda se dormía sobre su siüón frailuno. S a l » un ^xtraniffo, d e aspícto exótico, había husmeado p o i allí días antes. —cS»t>e usted si continúa aún en Chesleigh ?—-pr«<' guntó Jack, excitado por la sospecha de que aquel K» Iraniero d e asnéelo exiStico pu<^erá ser e l persa Hafiz, • - N o , amiac Tyson, q u e yo s í p a - ^ r c p l i c ó el fon-t d i s t a - - . Y si está, por este hotel no ha aparecido, d<>'[ graeiadamcnfe para la caja. • ' Jack no pudo conseguir., mayores esc!arecimicnto«<! Según los síntomas. Hafiz, el persa, rondaba al ídolo* con oHjeto d e malograr los propósitos del conde Ivá!i.\| si este lograba descubrir el paradero del O j o d e ágata¿ S e propondría "acaso el persa robar el ídolo, que éil sabía y a solitario y mal guardado en un Museo pro». vinciano? A J a c k se le ocurrió' anticiparse a Hafizj hacer desaparecer a Yan-SKi y dejar burlados d e uil solo golpf^ a ambos pájaros. Entonces, Iván no tendtí» .otro remedio que entregarse sin condiciones. \ \
Descripción