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La Regeneración (Madrid)

Canga Argüelles, Felipe,Conde de Canga Argüelles (1805-1863), director de la publicación
Periódicos || Carlismo
Inaugura la prensa neocatólica española, junto a los efímeros La Estrella (1854-1857) y La Fe (1855), siendo considerado el más fiel a las consignas del presbítero apologeta Jaime Balmes (1810-1848) y el más importante órgano para la defensa del catolicismo como bandera política, tras comenzar a publicarse el uno de enero de 1855 –en pleno Bienio Progresista– con el subtítulo “diario católico” y el largo lema bajo su cabecera: “católicos antes que políticos; políticos en tanto cuanto la política conduzca al triunfo práctico del catolicismo”. Es fundado por Felipe de Canga Argüelles (1805-1863) –conde de Cangas Argüelles–, y tras su fallecimiento, la dirección recaerá en el presbítero Miguel Sánchez Pinillos, que se verá abocado a abandonarla al finalizar el año 1865, fundando entonces, el también periódico neocatólico La Lealtad. Componían la redacción entonces, además de Sánchez, José Salamero, Juan Iturriaga, Felipe Ruiz y Juan Álvarez Peral. A partir de 1866, entrará en la propiedad el catedrático de Farmacia de la Universidad Central José de Alerany, que también será colaborador del diario, y asumirá su dirección el escritor Antonio Juan de Vildósola (1830-1893), siendo puesto en la órbita carlista, compartiendo este campo ideológico con La Esperanza (1844-1874), propiedad del propio suegro de Vildósola –Pedro de la Hoz (1800-1865)–, y El Pensamiento español (1860), con los que competirá y polemizará. El dos de enero de 1866, La Regeneración inicia así su “segunda época”, y el 24 de mayo de este mismo año desaparece de su cabecera su extenso lema y adopta como subtítulo “periódico católico monárquico”. Serán redactores y colaboradores del diario, entre otros tradicionalistas y carlistas, Antonio Aparisi Guijarro (1815-1872), Luis de Trelles y Noguerol (1819-1891), José Gras y Granollers (1834-1918), Francisco Peral de Cuevas (que llegó a ser propietario temporal del periódico tras el fallecimiento de su fundador), León Galindo de Vera, Isidro Ruiz Albornoz, Serafín Álvarez, Mariano Riera, Francisco Herrando, Dámaso Calvet o Florencio Gamayo, que también se hizo cargo de la imprenta y actuará como editor. En 1859, lo había sido Manuel Franco; en 1864, José del Bosque; en 1866 lo será Ramón Menéndez, y en 1869, Manuel Ibarz; mientras que Ramón Ramírez se hará cargo de la imprenta a partir de ese mismo año. Durante el Sexenio Democrático lo dirigirá Juan Antonio Almela, que en 1870 será encarcelado durante un año tras publicar un artículo contra el rey Amadeo, y después Federico Salidas. Será un diario vespertino, de cuatro páginas, compuestas a cuatro columnas, con ediciones para Madrid y provincias. Suele incluir en su primera página el artículo de fondo y algunos sueltos. Entre sus secciones contó con Parte oficial, Noticias generales, Noticias extranjeras, Variedades, Parte oficial, Partes telegráficos, Boletín religioso, Espectáculos, Bolsa de Madrid y Última hora. También publicará un folletín y su última plana la dedica a la Sección de anuncios. Sobre la exacta posición ideológica del diario, que llegó a expresar que Isabel II “no podía encarnar la Monarquía católica”, las fuentes la tildan de manera diversa, desde que ocupaba la más reaccionaria y absolutista, o más retrograda aún que la carlista La Espereza, es decir, la de más extrema derecha (Seoane: 1983), hasta situarla en medio del carlismo y el neocatolicismo (Urigüen: 1986). José de Castro y Serrano que lo analizó ya en un artículo que publicó en La América, en octubre de 1857, lo tildaba del más fanático de la época, afín a la teocracia política. Intransigente y combativo contra cualquier tipo de liberalismo y, por tanto, contra la libertad de cultos, se muestra asimismo contrario a la unificación nacional italiana por cuanto suponía atentar contra el poder temporal del Papado. La colección de este título en la Biblioteca Nacional de España llega hasta su número del 31 de diciembre de 1873, cuando ya se componía a cinco columnas, y se considera precursor de los posteriores periódicos posibilistas confesionales La España católica (1874-1875), La Unión (1882-1887) y La Unión católica (1887-1899), inspirados por Alejandro Pidal y Mon (1846-1913). Publicó suplementos y, entre otras ediciones, calendarios anuales. Además de las citadas, otras referencias para este título son los trabajos de Hartzenbusch (1894), Navarro Cabanes (1917), Gómez Aparicio (1967) o la tesis de Abraham Rincón Muñoz de Morales (1999).