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El Ciudadano despreocupado

El Despreocupado, <n. 9>
Periódicos anteriores a 1850
Periódico cuya autoría es atribuida al eclesiástico absolutista sevillano José María Rodríguez Romero (1753-1826), del que se conocen diez números sin fechar, aunque editados sin ninguna periodicidad fija, desde finales de 1820 hasta mediados de 1823, que salieron de la imprenta de María del Carmen Padrino, los últimos “con licencia”. A Rodríguez, que había sido ya uno de los principales conspiradores serviles en la Sevilla de la guerra de la independencia, se le atribuye la propiedad y redacción de este periódico que funda para atacar e instigar contra las ideas e instituciones liberales durante el trienio. Al mismo tiempo que es capellán real de San Fernando dará rienda suelta a unos extensos artículos doctrinales y políticos, en números que van desde las cuatro a las veinte páginas, en donde no dudará asimismo en atacar a la prensa liberal de su ciudad, aunque esta sea templada, como es el caso de El argos o Revisor andaluz. Por su parte, la Junta de Censura de la provincia llegará a denunciar su número seis, cuya calificación será contestada en los posteriores números por su redactor. No parece acertada la opinión de Chaves Rey de que “no tuvo gran circulación”, a tenor de las numerosas reimpresiones que fueron hechas de El ciudadano despreocupado en diferentes ciudades españolas, por los denominados “amantes” de la “religión verdadera” y como defensor de la instituciones eclesiásticas católicas y su clero regular. Ya el primer número de la colección de la Biblioteca Nacional es una reimpresión de Padrino, se llega a señalar que también es impreso en Córdoba, y se conocen reimpresiones de este título en Murcia, Orihuela, Valencia y Toledo. También destaca la impugnación de este periódico a través de varios impresos de 1820. Se conoce una hoja suelta titulada El informador desapasionado del segundo papel de El ciudadano despreocupado; un impreso madrileño de Francisco Martínez Dávila titulado Examen del papel titulado El ciudadano despreocupado, realizado por la Sociedad Patriótica de Amantes del Orden Constitucional, así como otro impreso madrileño del mismo año 1820 titulado Paños calientes al autor del papel titulado El ciudadano despreocupado, en donde se dice de este periódico: “aplaudido por los serviles, despreciado por los liberales, elogiado por los tontos, impugnado por los bien intencionados, bostezado por los inteligentes, cacareado por los frailes, aplaudido por los canónigos, victoreado por los pancistas, distribuido por todas partes, comprado por los devotos, y silbado por las sociedades patrióticas”.