« Volver

El Nuevo Mercurio

Literatura
Revista mensual cultural que se proponía hacer de puente entre España y América Latina. En su programa del primer número referente a su ideario hablaba de: “Establecer un lazo fraternal entre los intelectuales de España y los de la Ámerica española, que hasta ahora han vivido no sólo desconociéndose, sino hasta desdeñándose”. Prueba de este afán de integración es que en este su primer número incluye colaboraciones de dos eminentes figuras literarias de ambos lados del Atlántico: un soneto de Rubén Darío y un artículo de Unamuno. El director de la publicación era el escritor, periodista y diplomático guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, conocido como el príncipe de los cronistas, quien residía en París pero había llegado a un acuerdo con la editorial Sopena para editar la revista en Barcelona. La editorial estaba interesada en una publicación cultural con el fin de dar publicidad a su amplio catálogo de libros. En formato octavo, con tipografía Art Nouveau , moderna y parisina, y buena calidad de papel, el título de la revista evocaba su afrancesamiento pero era un guiño también al movimiento modernista hispanoamericano que contaba como publicación original con El Mercurio de América. En 1907, cuando salió la revista, Gómez Carrillo ocupaba un cargo diplomático de representación de Guatemala en Alemania para completar los escasos ingresos de su actividad intelectual. Fue su necesidad económica la que le llevó a aceptar la oferta de la editorial Sopena de lanzar la revista. En una carta enviada a Unamuno, que se conserva en la Casa Museo del rector de la Universidad de Salamanca, Gómez Carrillo le pide una colaboración gratuita para el primer número de la revista con la promesa de pagarle sus artículos más adelante cuando la revista tenga suficiente mercado. Lo que le pide es “algún artículo suyo antiguo y poco conocido para poder darlo como inédito. Con que V. le ponga cuatro líneas de encabezamiento hablando del Nuevo Mercurio, bastará para que lo tomen como cosa nueva” La publicación era voluminosa -contaba con 120 páginas cada mes- y tras artículos y colaboraciones literarias concluía con un interesante repaso a noticias culturales publicadas en revistas y periódicos españoles, latinoamericanos y de otros países, con lo que pretendía ser un reflejo de la producción intelectual y del movimiento de las ideas en el mundo entero. Al llegar al número 12, de diciembre de 1907, y coincidiendo con su primer año de vida, El Nuevo Mercurio anunció que dejaba de publicarse “a pesar de su éxito”, explicando que a pesar de la gran atención literaria que había suscitado no había conseguido el número suficiente de suscriptores para seguir siendo editado sin perder dinero. Para más información sobre esta publicación puede consultarse en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes el artículo de Margarita Merbilhaá titulado: El Nuevo Mercurio (1907) en el eje España/Francia/América, publicado en Anales de Literatura Española número 26, 2014. [Descripción publicada el 3/7/2019]