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Biblioteca periódica anual para utilidad de los libreros y literatos

Libros || Anuarios e informes
Digitalizados los tres primeros volúmenes de la colección Gómez Imaz con signatura R/60418. Falta digitalizar los ejemplares de los años 1787-1791 con signaturas R/37298-R/37299. --- Este catálogo de libros se desgajó del Memorial Literario de España, publicación mensual de carácter ilustrado de calidad que hacía una crítica de las obras que se publicaban de todo tipo de materias y que incluía como apéndice una relación de lo que salía a la venta con sus autores respectivos. En el preámbulo de esta Biblioteca periódica, bajo el epígrafe de Advertencia, se explica que se ha decidido dar de forma separada este índice para hacerlo más manejable, al ocupar menos volumen que si se diera con el Memorial Literario, y para que tuviera mayor difusión no solo por toda España, ‘sino también por los reynos estrangeros que regularmente ignoran los escritores anuales de nuestra nación’ Detrás de este deseo de dar a conocer la producción literaria y científica fuera de España estaba la reciente polémica que había causado la Enciclopedia francesa al publicar un artículo en 1782 criticando la escasa aportación de España a la cultura europea, crítica que había llevado al gobierno español a presentar una protesta formal al gobierno francés y a paralizar la importación de la Enciclopedia por orden del conde de Floridablanca, primer ministro del rey. Hay otra razón añadida por la que es útil dar separadamente el catálogo de libros y se explica así en la publicación: ‘La experiencia nos ha hecho conocer la falta que hacen en España los índices de las obras que se publican; por este defecto todos los libreros (a excepción de muy pocos), no tan solamente carecen de la noticia de los autores y ediciones del siglo pasado, sino que apenas saben dar razón de las obras que ellos llaman de surtido y actualmente se están vendiendo’. Las obras que se iban publicando durante el año eran referenciadas en las publicaciones oficiales, la Gazeta y el Mercurio, así como en los carteles que se fijaban en las paredes, pero como dicen los promotores de la iniciativa ‘con facilidad se olvidan sus títulos, los nombres de los autores o traductores’. Con el fin de que el catálogo saliera lo más completo posible, sus autores piden que se les envíe de provincias a la Corte todas aquellas obras menores que no salen en las Gazetas ni se anuncian mediante carteles. Ordenados alfabéticamente, la Biblioteca periódica informaba de los autores, del año de publicación, del tamaño del libro, en cuarto o en octavo generalmente, de la imprenta y de la librería donde se vendía. Un alto porcentaje de los libros, como era lo habitual en la época, son obras de carácter religioso, libros de teología, devocionarios, santorales, etc. Pero no faltan los libros de diferentes ciencias, sobre todo de medicina, como el primero del catálogo del año 1784 que es un tratado de odontología; o literarios, como una tragedia del poeta y ensayista José Cadalso. Curiosos son por ejemplo el ‘Canto en elogio de la invención del globo aerostático’, un libro editado por el renombrado impresor Ibarra de un autor con el pseudónimo de Cipariso, labrador asturiano, y otro de Juan Caldevilla, también impreso por Ibarra, con el título ‘Avisos de una dama sobre el perjudicial uso de las cotillas’. La cotilla era una especie de corsé. En el segundo número de la Biblioteca, del año 1785, además de dar más información de cada título, se incluyeron mapas, planos, estampas y otras obras de grabado, así como composiciones musicales. Y al año siguiente se añadieron pragmáticas, cedulas reales, edictos y otras publicaciones oficiales menores que no salían en la Gazeta. Además, al final de cada número se daba una relación de las calles donde vivían los libreros. Había en la época unos 50 en Madrid. [Descripción publicada el 03/04/2020]