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El Guardia nacional (Barcelona)

G. nacional || Nacional
Liberal barcelonés
Periódicos anteriores a 1850
Uno de los principales diarios políticos liberales que se van a editar en Barcelona y de los más importantes en la difusión del movimiento romántico español, hasta ser considerada como la publicación periodística de “más vuelo” del periodo. El nueve de octubre de 1835 sus editores solicitan “Real permiso” para su publicación a doña María Cristina, la Reina Gobernadora, a través del gobernador civil interino, José Melchor Prat, quien en su recomendación dirá de ellos que son “personas sensatas”. Estos no son otros que Luis Ferrer, que será su primer director (en 1839 pasará a ser redactor de El constitucional); el pedagogo, cervantista y catedrático de Historia de la Universidad de Barcelona Vicente Joaquín Bastús y Carrera (1817-1885), que lo sustituirá después en la dirección; así como Bernardo Agustín de las Casas. En dicha petición se declaran liberales “por principio y conocimiento” y muestran su propósito de contribuir “a la verdadera ilustración y bien estar de su patria”. En el prospecto que acompaña a su petición ya se lee que los editores del nuevo diario barcelonés no seguirán “otra senda que la de la libertad y el progreso”, bajo los principios del orden, la seguridad individual y la conservación de la propiedad, que consideran “los deberes de un guardia nacional”, de ahí su título, al que se le connota con la denominada Milicia Nacional, que había sido reestablecida un año antes. Su primer número aparece el 15 de octubre. Sí Gómez Aparicio lo había calificado sin más de incendiario, Seoane (1983) lo sitúa en el ala izquierda del progresismo liberal, germen del futuro Partido Democrático, y con claro matiz republicano. Ahora, si se había presentado como diario que apostaba por la abolición del Estatuto Real y después apoya la revolución progresista de La Granja, Jaime Guillamet (2010), que estudia el periodismo liberal barcelonés del periodo, o el trabajo de Guadalupe Soria Tomás y Eduardo Pérez-Rasilla (2008) sobre Bastús, señalan que su primer director –Ferrer- lo mantuvo dentro de los márgenes de un liberalismo razonable, favorable a un industrialismo proteccionista y a una renovación literaria romántica, que iniciará un proceso gradual hacia posiciones moderadas por la presión de los representantes de este partido sobre su principal editor, Bernardo Agustín de las Casas. La tensión política y los disturbios de noviembre y diciembre de 1836 en Barcelona llegarán a provocar una crisis en la publicación, y Ferrer no aceptará reconducir el diario hacia un “moderantismo intransigente”, por lo que será sustituido en la navidad de este año por el erudito Bastús. A partir de ahí el periódico se irá consolidando como órgano del moderantismo cristino, portavoz del conservadurismo liberal, y como publicación de información general se reparte el mercado periodístico barcelonés con los también moderados Diario de Barcelona y Diario mercantil. Las entregas del diario son de cuatro páginas, en formato folio y gran folio, compuestas a tres o cuatro columnas, estampadas primero en la imprenta de la Casa Gorchs, y muy pronto, a partir del 18 de noviembre de 1835 en talleres propios. Se estructura en secciones de política, noticias extranjeras, nacionales y locales, variedades, avisos legales o espectáculos, y no faltarán en sus páginas los artículos sobre la actividad literaria y teatral, publicando textos a favor, pero también en contra, del movimiento romántico. Aunque publicado en castellano, una treintena de textos aparecerán escritos en catalán. Desde el verano de 1836 estampa diariamente bajo su cabecera unas glosas sobre los “derechos y deberes del hombre”. Hasta finales de mayo de 1837 mantiene como subtítulo “eco de la razón”, y en octubre de 1837, justificará la política de recorte de las libertades, “mano de hierro”, represión, autoritarismo o “dictadura” –como así se le ha denominado- que aplicará el capitán general de Cataluña, Ramón de Meer y Kindelán, convirtiéndose en el principal diario político, junto a Diario de Barcelona. Su colección en la Biblioteca Nacional de España comienza en su número 217, de uno de julio de 1837. Desde marzo de 1838 a diciembre de 1839 modifica su título a: El G. nacional. A partir de esta fecha sólo a: El Nacional, hasta que en junio de 1840 vuelve a cambiar su cabecera a: El G. Nacional. Desde octubre de este año hasta su desaparición se titulará de nuevo: El nacional. Tras siete años en publicación, al identificarse con la reacción moderada contra Espartero, y después de sufrir persecuciones y asaltos a su redacción e imprenta por progresistas exaltados, llegará su cierre, asumiendo sus suscripciones El liberal barcelonés. El último número de la colección de la Biblioteca Nacional de España corresponde al 28 de octubre de 1841. Referencias bibliográficas sobre el título se encuentran también en la tesis doctoral que lleva a cabo en 1969 Joan Aleguet Llorens en la Universidad de Barcelona, en el trabajo de R. Silva, publicado por el Instituto de Estudios Hispánicos en Liverpool, en 1940, o la Historia del movimiento romántico español, de E. Allison Peers.