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Palmas y pitos (Madrid)

Toros
Una de las revistas que con este título han circulado en la historia de la prensa taurina española y que aparece el 24 de marzo de 1913, al comienzo de la temporada de este año, impresa en papel couché, lo que hizo que fueran excelentemente estampadas las fotografías que publica. Su cubierta la ocupa generalmente el retrato de un torero, impresa a sangre, o una composición acompañada de otras con lances taurinos, que más adelante imprime también a varias tintas. Sus entregas son semanales, y pasaron de las dieciséis a las veinte páginas, y su precio, de quince a veinte céntimos. Su director literario fue el popular y reputado escritor taurino vallisoletano y también militar José Casado Pardo, que utilizó el seudónimo Don Pepe, y que sería fusilado tras estallar la guerra civil en 1936. Pudo acompañarle en la fundación de la revista el también militar y dibujante y caricaturista Cesáreo del Villar Besada, conocido con el seudónimo Karikato y fallecido en 1941, aunque este dato no es definitivo. Quien si le acompañó en esta aventura periodística fue José Remón Vallejo, que aparece como director literario, y con el que Casado había escrito una obra conjuntamente a principios de siglo. La revista contó con un buen número de corresponsales literarios y fotográficos de provincias, así como en México, a los que el director les exigió que, ante el descrédito que estaba sufriendo la prensa taurina, sus reseñas fueran breves y concisas, además de veraces e imparciales, en las que no debían emplearse “palabras tabernarias ni soeces, ni insultos”. Dada la calidad del papel de impresión, sus ilustraciones, generalmente fotografías, aunque también insertó algunos dibujos y caricaturas, son excelentes, y pagaba dos pesetas por cada una publicada. También inserta, como folletín, La tauromaquia, arte de torear, de José Delgado ‘Illo’. El director, a través de su seudónimo Don Pepe, será el autor de numerosos textos, y en una prensa donde los motes o seudónimos son un elemento clásico, aparecen colaboraciones firmadas por Don Pío, El Conde de Liria, Damocles, Panchito, Castrito, Paco Pica-Poco, Volapié o Trevedes, correspondiendo este a su corresponsal en Murcia, Joaquín Pagan, o Don Verdades, su corresponsal en Barcelona. Entre sus numerosas colaboraciones también aparecen las firmas de Regino Velasco o la de Martín Vidal, corresponsal éste de Valencia, y la de Enrique Vargas (Minuto). Entre las de los fotógrafos, las del mítico Alfonso y la de Serrano (Madrid), Bosch (Alicante) o P. Ordoñez (Murcia). Alguna caricatura es de E. Carrasco. Entre sus secciones se encuentran Mentidero taurino, Hablando con la afición, Coladas y coletazos, Índice de espadas y ganaderos y Lidiadores notables. Publica crónicas de los festejos taurinos, dedicando especial atención a la ferias de la capital y de provincias, semblanzas y biografías de toreros, temas sociales varios relacionados con este mundo, y más adelante también dedica espacio a la actualidad teatral. Suele también reproducir primeras páginas de la revista taurina La lidia (1882-1900). Cuando los toros era el espectáculo más popular, en cuyas plazas podían reunirse entre ocho y doce mil espectadores, la publicación de la revista coincide con una nueva época de la Edad de Oro de la tauromaquia, una vez que desaparece la rivalidad entre Rafael González ‘Machaquito’ (1897-1995) y Ricardo Torres Reina ‘Bombita’ (1879-1936), que se retiran en 1913, pero aparece la de Juan Belmonte (1892-1962), que había tomado la alternativa en 1912, con José Gómez Ortega ‘Joselito’ o ‘Gallito’ (1895-1920), que la tomará en 1913, y que formarán la pareja más famosa en la historia del toreo, hasta la muerte prematura de este último en plena faena. También sobresalían entonces en la fiesta Rafael Gómez Ortega ‘El Gallo’ (1882-1969), Manuel Mejías ‘Bienvenida’ (1884-1964), Manuel Torres Reina ‘Bombita Chico’ (1884-1936), el madrileño Vicente Pastor Durán (1879-1966) o el mexicano Rodolfo Gaona (1888-1975), entre otros. El último número de la colección de la Biblioteca Nacional de España corresponde al 27 de noviembre de 1915, al final de la temporada de ese año, y aunque anuncia que volverá a aparecer reformada, no debió hacerlo. En esta última entrega, además del escalafón de los toreros, lo dedica ampliamente al diestro Juan Belmonte, del que su director, José Casado, fue un reconocido entusiasta.