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El Observador (Madrid. 1848)

Periódicos
Periódico de carácter noticioso que a partir del 25 de enero de 1848 sustituye al también diario La carta, que publica el impresor Manuel Álvarez y del que es asimismo su editor responsable. Mantiene el mismo formato, estructura y contenidos noticiosos que su antecesor, comenzando con la parte oficial (algún decreto) y siguiendo con las crónicas del extranjero, de provincias y de Madrid, además de otra parlamentaria, y las secciones dedicadas al culto religioso, los precios de los productos del mercado, las cotizaciones de la bolsa, la programación teatral, el folletín y los anuncios comerciales, que ocupan su cuarta plana, generalmente, al completo. Sin embargo, a diferencia de La carta, introduce el editorial diario, a la vez que se declara no perteneciente a ninguno de los partidos políticos en liza. Hartzenbusch señala que es defensor de los principios liberales y Gómez Aparicio que tiene una tendencia liberal templada. En 1849 aparece como su editor responsable Pedro Cordero, y al año siguiente pasa a ser estampado en la imprenta de Juan Rebollo, que aparece también como editor responsable. También experimenta varios cambios en la tipografía de su cabecera, que al principio va acompañada de un grabado, y adopta el subtítulo “destinado a promover los intereses generales de la nación” y después “diario político independiente”. El 26 de abril de 1850 había aumentado su tamaño. Este diario, que pasó de Álvarez a Rebollo, debió adoptar al final una posición más progresista, es incautada su edición de 19 de enero de 1853 y su último número lo publica el 26 de febrero de este año, siendo víctima, como otros periódicos de la época, del nuevo real decreto de imprenta de dos enero dictado por el general Federico Roncali, un antiguo protegido de Baldomero Espartero, que asumió durante unos cuatro meses la presidencia de un gobierno integrado prácticamente por militares al final de la década moderada. Según Hartzenbusch, entre sus redactores estuvieron José Aguirre, el médico y abogado Mariano Carreras y González, J. Jiménez Escriche y Ángel Vallejo Miranda (conde de Casa-Miranda), que durante la Restauración sería subsecretario de Presidencia.