Aparece para defender al también periódico liberal comunero El zurriago y a los “zurriaguistas” de los numerosos ataques de que es objeto por la prensa adversaria, contestar a los periódicos “pasteleros” (liberales templados), criticar a los masones y “hacer la guerra” a los abusos del poder. Sin periodicidad fija, aparecen cuatro números, desde el catorce de enero al catorce de febrero de 1823, de pequeño formato y una apariencia material similar a El zurriago. Con textos en prosa y en verso, y de carácter asimismo satírico, sale de la imprenta de R. Cerro, la misma que la del periódico que defiende, de cuyos avatares y la de sus editores da también cuenta.