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El Apologista universal

Periódicos anteriores a 1850
Obra periódica –este es su subtítulo– que puede considerarse como “pariente próximo” de El Censor (1781-1787), “no sólo por su espíritu sino por su concepción y su forma” (Guinard: 1973 y Larriba: 1998), teniendo los textos de sus entregas el estilo del discurso. Estampado en la Imprenta Real, en su primer número aparece datado en Madrid, el 19 de julio de 1786, fecha en la que debió comenzar a publicarse, sin periodicidad fija, bajo las iniciales P.C.G, que ya en su segundo número se extienden al nombre completo de Policarpo Chinchilla Galiano, que era el seudónimo del fraile agustino de San Felipe el Real Pedro Centeno (1730-1803), considerado como su único o principal redactor, aunque se le atribuye la coedición al catedrático Joaquín Ezquerra (1750-1820), que también sería, por su parte, principal redactor de Memorial literario (1784-1790). Sus entregas, en 8º, son generalmente de 16 páginas (algunas lo serán de 20 ó 24), compuestas a una columna, y con foliación continuada, formando un tomo con un total de 314 páginas. Su colección la integran 16 números, pudiendo corresponder el último a enero de 1788, siendo su entrega número 17 prohibida por la censura y ordenando el Consejo su suspensión definitiva en febrero de ese año, encontrándose este cuaderno en el correspondiente expediente del Archivo Histórico Nacional. Independiente a su labor periodística, Centeno sería acusado por la Inquisición de simpatizar con el luteranismo y de veleidades jansenistas (Sáiz: 1996), falleciendo enclaustrado y enajenado. Forma parte del grupo de periódicos ilustrados del último tercio del XVIII dedicados a la crítica de costumbres, pues en ocasiones aborda estos temas, así como las modas sociales, avisando de algunos de sus peligros (Sáiz: 1996 y Guinard: 1973). Siendo calificado de “incisivo” (Larriba: 1998), y, de carácter polémico (Aguilar Piñal: 1978), atacará obras de literatura religiosa, desarrollando en sus últimas entregas una crítica feroz y sistemática contra el escritor Juan Pablo Forner (1756-1797), con el que sostendrá un fiero enfrentamiento, que dio lugar a la publicación por parte este de dos opúsculos referidos a El Apologista… Sempere y Guarinos (1787) ya había indicado que el objeto de este periódico era ridiculizar algunas obras “muy malas”, costumbres y opiniones extravagantes, particularmente en materia de literatura, manifestando así el agustino Pedro Centeno “un talento muy original para este género de escribir”, ya que su ironía era “muy fina y sostenida, su crítica delicada, y el estilo gracioso y lleno de agudeza”, añadiendo que El Apologista… es una obra “muy útil para corregir el más gusto, el chabacanismo, la irregularidad, pedantería, y demás vicios de los escritores”. Al igual que El Censor tuvo su correligionario El Corresponsal del Censor (1786-1787), redactado por Manuel Rubín de Celis (1743-1809), el periódico de Centeno tiene El Corresponsal del Apologista, del que sólo se conoce su primera entrega, que forma parte también de la colección de la Biblioteca Nacional de España. Además existe El Teniente del Apologista universal (1788), bajo la autoría de D. Eugenio Habela Patiño, pero que podría haber salido también de la pluma del padre Centeno (Klaus-Dieter Ertler: 2009). Además de las referencias bibliográficas ya señaladas, otras para este título, su autor y la prensa española del XVIII, corresponden a la ya citada Elisabel Larriba (1996 y 1998), Alicia Alted Vigil (1984), José Cebrián García (2003), Inmaculada Urzainqui Miqueleiz (1982 y 1985), así como la de Hartzenbusch (1894), entre otras.