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Almanaque de Don Quijote

Almanaques
Este almanaque comenzó publicándose en Argentina por el español Eduardo Sojo, quien editaba también un semanario satírico, republicano y anticlerical titulado igualmente Don Quijote. En 1893 Sojo regresó a España y ambas publicaciones, el semanario y el almanaque, pasaron a editarse en nuestro país. Sojo utilizaba el seudónimo de Demócrito y era también el principal ilustrador. La Biblioteca Nacional de España posee los almanaques de 1893, 1898 y 1900. Hay notables diferencias entre el primero y los dos últimos. El de 1893 pasa de las cien páginas y los otros cuentan con muchas menos además de que incluyen la fotografía, lo que falta en el primero, donde solo se ven grabados. En este todavía figuran los dibujos de Don Quijote y Sancho Pancha en la cubierta, algo que falta en los segundos. Pero no son diferentes solo en los aspectos formales sino también en el contenido. El almanaque de 1893 conserva aún esa acerba sátira que había sido su seña de identidad en Argentina, mientras que los de fechas posteriores han perdido agresividad en favor de la literatura. Por ejemplo, en el de 1898 pueden leerse colaboraciones de Manuel Machado y Mariano de Cavia y en el 1900 hay elogios literarios a la figura de Emilio Castelar, el gran político del siglo XIX que llegó a presidir la I República, y que acababa de fallecer el año anterior. En el almanaque de 1893 figura este largo subtítulo que luego no se verá más: ‘Archivo de verdades y quijotadas contra camellos saguntinos, borregos parlamentarios, ratas presupuestívoras, sanguijuelas fusionistas y demás especies zoológico-políticas. Obra escrita a punta de lanza y lápiz en ristre con rabia y mala intención por Demócrito y sus apóstoles desde el arsenal revolucionario de la santa causa de la república’. Es probable que la publicación fuera suspendida por el Gobierno y esa sea la razón por la que la BNE no posee los almanaques de los años siguientes hasta el de 1898, en el que el tono se ha rebajado ostensiblemente. Eduardo Sojo trabajó en publicaciones humorísticas y satíricas como El Motín, Madrid cómico, Gil Blas o La Broma. Tras permanecer diez años en Argentina volvió a España y siguió trabajando hasta su muerte en Madrid en 1908. Un estudio de este importante caricaturista y dibujante satírico puede leerse en internet en la Revista Científica de Información y Comunicación por Antonio Laguna Platero, de la Universidad de Castilla-la Mancha, y Francesc A. Martínez Gallego, de la Universidad de Valencia. [Descripción publicada el 5/05/2023]