Cronológicamente, es el tercer gran diario adscrito al neocatolicismo, al comenzar a publicarse el dos de enero de 1860, dos meses y medio antes de que fracasara el asalto militar del carlismo al poder, tras el cual abrazará la causa de la reconciliación y de acatamiento a la reina Isabel II (Gómez Aparicio: 1967). Los otros dos diarios tradicionalistas situados en la extrema derecha eran La Esperanza (1844-1874) y La Regeneración (1855-1873), compitiendo todos ellos entre sí. También, El Pensamiento español alcanzará pronto gran éxito que lo hará figurar entre los diarios de mayor circulación.
Fue fundado por Gabino Tejado (1819-1891), amigo y albacea de Juan Donoso Cortés (1809-1853), quien dejará su dirección a Francisco Navarro Villoslada (1818-1895). Entre sus “excelentes e intencionados” principales redactores estuvieron Eduardo González Pedroso, Esteban Garrido, Valentín Gómez, Juan Manuel Ortí y Lara, José Alonso Ibáñez (marqués de Santa Cruz de Inguanzo), Luis Echevarría, Valentín Gómez de Calatayud o Francisco de Asís Aguilar. Miguel Herrera de Tejada firmará como secretario de Redacción, y aparece como su editor responsable Manuel Tomás, en cuya imprenta empezará estampándose, para pasar pronto a la que Tejado tenía en la madrileña calle Silva.
Cuando aparece lleva el escueto subtítulo “diario de la mañana”, aunque en su información administrativa indica “diario político independiente”, que a partir del tres de abril de ese mismo año 1860 sustituirá por “diario de la tarde”, haciéndose vespertino al igual que sus correligionarios, con los que compite, a la vez que desaparecerá su sección de Guerra de África, al haber ésta terminado. Formalmente, es un periódico típico de cuatro páginas, compuestas a cinco columnas, en un buen papel de prensa. Desde el uno de enero de 1866 adoptará, sin embargo, un subtítulo más acorde con su ideario: “diario católico, apostólico y romano”, es decir, vaticanista, que lo mantiene a lo largo de su vida.
Según el citado Gómez Aparicio, fue un periódico que mostrará su repulsa contra los periódicos adversos, y será “incansable e imbatiblemente polemista”. Tras triunfar la Septembrina, Navarro Villoslada será encarcelado, junto a su hermano Ciriaco, que en esa época, además de redactor, ejercía de administrador del periódico. La revolución democrática le “volvió al legitimismo” y publicará el 11 de diciembre de ese año 1868 lo que se ha considerado como “uno de los textos básicos del carlismo en esos años” (Seoane: 1983), el artículo titulado El hombre que se necesita.
Cuando comenzó a publicarse lo hacía todos los días, excepto lo lunes (o los días de fiesta), tirando dos ediciones, una matinal (para Madrid) y otra vespertina (para provincias y el extranjero), comprendiendo ésta el parte oficial que la Gaceta de Madrid publicada el mismo día, así como los despachos telegráficos y noticias de interés recibidas por el correo. Sus secciones eran: Parte extranjera (con la subsección Despachos telegráficos), Parte española (con la de Provincias), Parte oficial de la Gaceta, el editorial o artículo de fondo (firmados por Navarro Villoslada o algún otro de sus principales redactores), Política exterior y Variedades. También tendrá sección de Cortes, y publicará el clásico folletín, en el faldón de las dos primeras páginas, así como la información sobre cultos, parte meteorológico, precios de los productos de consumo, la cotización de los fondos públicos y bursátiles y la cartelera de espectáculos de Madrid. Sus anuncios comerciales apenas ocupan las dos últimas columnas o el faldón de la última plana.
Durante el Sexenio Democrático, el carlismo representa uno de los frentes más poderosos, con casi un centenar de periódicos en provincias, cuyo periodismo nada tiene que envidiar en agresividad a los periódicos de la ultraizquierda, siendo El Pensamiento español el órgano del catolicismo ultraderechista y absolutista (Seoane: 1983), clasificación esta que también le otorga Hartzenbusch (1894). Combatirá, entre otras, la libertad de cátedra, y estará integrado, como no podía ser de otra forma, en el frente antiamadeista, y en 1872 con la extensión de la guerra carlista, publicará algunos suplementos dominicales. En marzo de este año, Navarro Villoslada, que había sido diputado y senador entre 1869 y 1871 por el tradicionalismo y se muestra contrario a la designación de Cándido Nocedal como máximo responsable del partido, es sustituido en la dirección del periódico por Luis Echevarría.
En la colección de la Biblioteca Nacional de España (BNE) falta el año 1864 completo de este título, cuyo último número corresponde al dos de enero de 1874. Tras el golpe de Estado del general Manuel Pavía, el día cuatro, el nuevo Gobierno publica una circular sobre prensa, por la que quedan suprimidos en bloque los periódicos carlistas y cantonales. A partir del día ocho aparecerá en su lugar El Mundo, que, manteniendo el mismo subtítulo: “diario católico, apostólico y romano”, y de corta vida, también forma parte de la colección de la BNE. Así mismo, existe una colección de una “edición semanal” de El Pensamiento español, de 1867.
Con este título volverá a publicarse un “diario tradicionalista” –este es su subtítulo– entre 1919 y1922, que forma también parte de la colección de la BNE. Será fundado por Juan Vázquez de Mella (1861-1928), cuando el ideólogo carlista y sus seguidores se separen del partido jaimista, cuyas desavenencias habían comenzado en 1914 por su postura germanófila contra la aliadófila del pretendiente Jaime III, Jaime de Borbón y Borbón-Parma (1870-1831). Los redactores de este nuevo El Pensamiento español habían abandonado o sido expulsados previamente de El Correo español (Madrid: 1888-1921) y fue portavoz del Partido Católico Tradicionalista, fundado así mismo por Vázquez de Mella en ese año 1919, cuyos seguidores terminaron reintegrándose, en 1931, en la Comunión Tradicionalista.
Entre otra bibliografía de referencia, véase también la obra El cisma mellista (2010), de J.R. de Andrés Martín, y la tesis doctoral de la Universidad de Navarra sobre Vázquez de Mella, de Fernando Llergo Bay (2016).