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Blanco y negro (Madrid. 1891)

BYN, 7 mayo 2000- || B y N. Blanco y negro (Ed. impresa)
ABC (Madrid. Ed. impresa) || Dominical (Barcelona) || B y N dominical
Revistas de información general
El periodismo gráfico español inicia su etapa de modernidad y una extraordinaria transformación en la última década del siglo diecinueve, con la aparición de nuevas revistas inspiradas en los magazines franceses y alemanes (Gómez Aparicio: 1971 y Seoane y Sáinz: 1983 y 1998). La primera de ellas es este título, que lo hace el 10 de mayo de 1891, fundado por el escritor, periodista y político monárquico-conservador Torcuato Luca de Tena y Álvarez-Ossorio (1861-1929), perteneciente a una familia de ricos industriales sevillanos, quien en 1909 constituirá -fundamentalmente junto al que será diario ABC, que también funda en 1903- la Sociedad Prensa Española, propiedad de la principal familia editora de prensa del siglo veinte en España: los Luca de Tena. Para su confección, su fundador se inspirará en la revista alemana Fliegende Blätter (1845-1944) que había visitado un año antes. Con el subtítulo “revista ilustrada”, su aparición será semanal (los domingos, aunque en alguna ocasión variará el día de salida), en un formato menor a los diarios (20 x 27,5 centímetros, que también modificará), mayor número de páginas (12, que irá aumentando), con profusión de ilustraciones e incorporación de fotografías, que irán desplazando a los dibujos, y del reportaje fotográfico, en papel de calidad (será la primera que incorporará el couché para la impresión de sus fotograbados) y a un precio no excesivamente elevado (siete pesetas la suscripción anual). Su aparición produjo un “cambio cualitativo” en la hasta entonces prensa ilustrada, convirtiéndose en prototipo de la revista gráfica española (Sánchez Vigil: 2008). Su título hace mención al contraste de la vida (a lo duro y a lo blando) y en su presentación dirá que pretende ser una revista culta, con trabajos literarios y artísticos; festiva, pero sin ribetes pornográficos, y cuidadosamente confeccionada. Será una publicación ligera, excluyendo al principio la seriedad política y la profundidad en los asuntos, y combinará lo literario (cuentos, artículos festivos y de costumbres o poemas), con información de teatros, música, vida moderna, ecos de sociedad; y lo recreativo (charadas, chascarrillos o caricaturas) con lo informativo, ofreciendo el aspecto gráfico de la actualidad, además de organizar concursos literarios, y dirigiéndose a un público burgués y bienpensante (Seoane: 1983). Para ello contará con lo más granado del periodismo y la literatura y con una pléyade de dibujantes y pintores, que contribuyen en gran medida a formar una nueva generación de artistas plásticos (Gómez Aparicio: 1971). Su primer director fue el autor cómico Eduardo Sánchez Castilla, que será sustituido pronto -a principios de 1892- por el propio Torcuato Luca de Tena, quien la dirigirá hasta su fallecimiento, en 1929, siendo al mismo tiempo y repetidamente diputado y senador y a quien el Alfonso XIII le otorgará el título de marqués. Su primer director artístico y subdirector fue Luis Romea Avendaño, hasta su fallecimiento en 1921; y redactor-jefe, Luis Royo Villanova (1866-1900). Su primera redacción la formaron José del Campo Moreno (1866-1949) y Carlos Ossorio y Gallardo (1864-1921), y en sus primeras entregas escribirán, entre otros, Ramón de Campoamor, Mariano de Cavia, Francisco Flores García, Manuel del Palacio, Eduardo de Palacio, Antonio Sánchez Pérez, Eduardo Bustillo, José Fernández Bremón, Manuel Osorio y Bernard, Juan Pérez Zúñiga, Rafael García Santisteban, Ángel Muro, José Ramón Mélida, José Roure y Mesquiriz, Carlos Franquelo, Carlos Frontaura o Francisco Navarro Ledesma, que inician una nómina de decenas de redactores y colaboradores a lo largo de décadas de vida de la revista. Entre los primeros artistas plásticos que publicaron en sus páginas, aparecen los nombres de Ángel Díaz Huertas (1866-1937), autor del dibujo modernista de la portada que la revista mantuvo en sus primeros 52 números, y Narciso Méndez Bringas (que ilustró los relatos) y Juan Martínez Abades, a los que se suman Adolfo Lozano Sidro, Santiago Regidor, Eulogio Varela o Lorenzo Coullaut Valera; artistas procedentes de la escultura, como Mariano Benlliure, Agustín Querol o Aniceto Marinas; pintores, como Cecilio Pla, Joaquín Corolla, José López Mezquita, José Moreno Carbonero, Juan Gris, Marceliano Santamaría, Manuel Benedito, Fernando Álvarez de Sotomayor, Ricardo Verdugo Landi, Daniel Perea o Daniel Vázquez Díaz. Entre los dibujantes y humoristas gráficos, contó con Darío de Regollos, Salvador Bartolozzi, Rafael de Penagos, Federico Ribas, Emilio Ferrer, Inocencio Medina Vera, Ramón Cilla, Eduardo Sáenz Hermúa (Mecachis), Francisco Sancha, Pedro Antonio Villahermosa (Sileno), Teodoro Gascón, Ricardo Martín, Exoristo Salmerón, Manuel Tovar o Joaquín Xauradó, con sus excelentes viñetas de sociedad. Otros de sus viñetistas y dibujantes son José Arija, Fernando Alberti, Ángel Andrade, José Blanco Coris, Enrique Estevan o Ángel Pons. . La revista tuvo una primera etapa con más contenidos literarios y recreativos y un mayor número de dibujos, pero pronto publicará su primera fotografía (una vista de San Sebastián), el 11 de octubre de 1891, y la primera por el sistema fotográfico directo (un retrato de José Echegaray), el siete de enero de 1893, que inaugura su sección Fotografías íntimas, incorporando también una sección de Actualidades gráficas el 21 de octubre de ese mismo año. Al mismo tiempo, empezaron también a proliferar fotos en sus portadas, así como a incorporar el reportaje fotográfico, siendo el semanario que “abrió la puerta a la difusión de la fotografía” (Sánchez Vigil: 2008). En 1897 ya utiliza varias tintas de color en su tipografía y, el 29 de junio de ese año, aparecerá su primera portada en color (tricomía). El 11 de febrero de 1912, publica la primera foto en color en la historia de la prensa española (el retrato de estudio de una campesina), y el doce de mayo la titulada La primera lección (el de un violinista), ambas de Joaquín Fungairiño. A partir de 1921 distribuirá junto a sus entregas –que ya son de 24 páginas- láminas en color, y cuatro años después introduce el huecograbado, alcanzando sus entregas casi el centenar de páginas en 1929. Sus primeras fotografías estaban firmadas por Campañy, Lafora o Arpa. A estos le siguieron Parrondo, Alba, Zegrí y Duque, además de corresponsales en provincias, como Serrano (Sevilla), Blanco (La Coruña), Espiga (Bilbao) o Brangulí (Barcelona), a los que se sumaron Alfonso, Bixio, Masana, Vidal y Calvache, y los corresponsales Espiga (Bilbao), Serrano y Dubois (Sevilla) y Barberá (Valencia). Sánchez Vigil (2008) indica que su primer fotógrafo en plantilla fue Manuel Asenjo Pérez (1870-1960). En la década de los veinte tuvo secciones habituales como Actualidades gráficas o La semana gráfica, con artículos de José Pinedo y Ángel María Castell; Páginas de la mujer, de la condesa d’Armonville; Páginas taurinas, a cargo de Gregorio Corrochano, o Gente menuda, como sección dedicada al público infantil. En sus secciones de literatura y arte aparecieron las firmas de Juan Pujol, Juan José Cádenas, Carlos Luis de Cuenca, Luis Antón Olmet, Rafael Sánchez Mazas, Juan Felipe de Lara, José María Donosty, Pedro Mata, José de Laserna, Francisco Villaespesa, Gregorio Martínez Sierra o la de Luis Gabaldón. En la sección Ciencias, firmaron José Franco Rodríguez, Manuel de Góngora, Manuel Abril o Cristóbal Castro. Otros periodistas y colaboradores de la revista fueron Carlos Fortuny, Luis Tapia, José Martínez Ruiz (Azorín), Julio Camba, Rafael Sánchez Guerra, Manuel Linares Rivas, Wenceslao Fernández Flórez, Luis de Galisonga, Margarita Nelken, Andrés Corzuelo, Marciano Zurita, Emilia Pardo Bazán, Antonio Machado, Elena Fortún o los hermanos Álvarez Quintero (Serafín y Joaquín). Frente a la revista ilustrada que había alcanzado las mayores cotas de éxito en las precedentes décadas del siglo diecinueve – la decenal y más cara La ilustración española y americana (1869-1921)- había irrumpido Blanco y negro con una tirada de 20.000 ejemplares semanales –“fabulosa” entonces, a juicio de Pérez Aparicio-, que al finalizar su primer año de vida había aumentado hasta los 24.000. Pero a la revista de Luca de Tuca le saldrá pronto una competidora más populista y menos rosa: Nuevo mundo (1894-1933), de José del Perojo (1852-1908), con el mismo tamaño y número de páginas, cuya tirada alcanzaría los 125.000 ejemplares frente a los 80.000 de Blanco y negro, según la estadística oficial de 1913. A esta le siguieron otras revistas, que se agruparon, junto a la anterior, en Prensa Gráfica, propiedad de La Papelera Española, en manos de Nicolás María de Urgoiti: Por esos mundos (1900-1926) y, especialmente la más popular de todas ellas, Mundo gráfico (1911-1938), que logrará una tirada de 130.000 ejemplares frente a los 100.00 de la revista de Luca de Tena, según la estadística de 1927; así como La esfera (1914-1931), la revista de lujo de Prensa Gráfica, con una tirada de 45.000 ejemplares, según esta última estadística. Asimismo, aparecerá con gran fuerza Estampa (1928-1938), que duplicó en el primer año su tirada, alcanzando los 200.000 ejemplares. En 1930 la de Blanco y negro descenderá hasta los 38.000 ejemplares, en un momento en el que al ABC de Prensa Española le va a salir también otro competidor: el diario gráfico Ahora (1930-1937). Si a finales de 1931 la tirada de la revista de Prensa Española había bajado hasta los 24.000 ejemplares, en 1935, alcanzará los 50.000. En 1929, tras la muerte de su padre, el segundo marqués, Juan Ignacio Luca de Tena García de Torres (1897-1975), había tomado la dirección de la revista, que fue pronto sustituído, el 26 de noviembre de 1931, por su tío Fernando Luca de Tena Ita (1890-1982), quien dimitirá el 26 de abril de 1936, para ser reemplazado por Marcos Rafael Blanco Belmonte, que la dirigirá hasta el estallido de la guerra civil. En este periodo la politización antirrepublicana se había hecho evidente en sus páginas y en vísperas de las elecciones de febrero de 1936 publicará una serie bajo el epígrafe España y la antiespaña. El 10 de mayo de 1931, el gobierno había incautado el edificio de Prensa Española (Serrano, 61, de Madrid) y suspendida la publicación de Blanco y negro y de ABC, que reaparecen el 4 y el 5 de junio, respectivamente. Tras el golpe de estado del general Sanjurjo, el 10 de agosto de 1932, el gobierno cerró de nuevo ambas publicaciones, junto a otro centenar, reapareciendo la revista, el cuatro de septiembre, y el diario, el 30 de noviembre. Su salida también se verá afectada en marzo de 1934 por una huelga de sus trabajadores de talleres. La primera época de la revista se cierra con su número 2.348, de 19 de julio de 1936, una entrega de 150 páginas, al precio de una peseta. Vuelve a publicarse este título –indicando segunda época- entre el 14 de abril de 1938 y marzo de 1939 (números 2.349-2.369), con el subtítulo “revista quincenal ilustrada”. Tras la guerra civil y constituida de nuevo la empresa, Prensa Españolas solicita por vez primera, en 1940, a las autoridades del nuevo régimen la publicación de Blanco y negro, que no será autorizada por la Dirección General de Prensa hasta el seis de marzo de 1957. Publica un número cero, de 132 páginas, en la primavera de ese año, y el 11 de mayo, siguiendo la secuencia interrumpida en julio de 1936, el número 2.349, siendo una entrega de 148 páginas, al precio de 15 pesetas. Su dirección queda ahora en manos del tercer marqués y nieto del fundador, Torcuato Luca de Tena y Brunet (1923-1999), hasta el 23 de enero de 1963, que será sustituido por su hermano, Guillermo Luca de Tena y Brunet (1927-2010), que será su director hasta el ocho de marzo de 1975. El primer redactor-jefe de esta segunda etapa de Blanco y negro, es Santiago Arbós Ballesté, que después será director adjunto; y que estará acompañado por los jefes de sección Mercedes Fórmica, Adolfo Prego (después nombrado subdirector) y Manuel Menéndez-Chacón, que más tarde será sustituido por Manuel Adrio; José Francisco Aguirre será su jefe de confección, e Ignacio Carrión llegará a ser jefe de información, y entre sus principales redactores y colaboradores se encontrarán Miguel Fisac, Guillermo Bolín, Leopoldo Panero, Antonio Fernández-Cid y Gregorio Corrochano, entre otros. Luis María Ansón Oliart (1935-) será su director desde el 15 de marzo de 1975 hasta el 29 de marzo de 1976; Adolfo Prego, lo será en funciones, desde el 30 de marzo de 1976 al 12 de septiembre de 1978, actuando como subdirectora María Luis Luca de Tena y Brunet (1921-2010), nieta del fundador, quien asume la dirección entre el 13 y el 20 de septiembre de ese último año, siendo relevada a continuación por el sacerdote y periodista José Luis Martín Descalzo (1930-1991). Tras aparecer el número 3.583, el 31 de diciembre de 1980, bajo la dirección de Martín Descalzo, deja de publicarse, y reaparece el seis de marzo de 1988, dirigida por Ansón y como suplemento dominical del diario ABC. Su último número -4.244- se publicará el 29 de octubre de 2000, siendo una entrega de 76 páginas, con la indicación año CIX, bajo la dirección de José Antonio Zarzalejos (1954-). En septiembre de 2001, Prensa España se fusionó con el Grupo Correo (1875), creando la empresa editora Vocento. La revista, que ha publicado habitualmente números extraordinarios, como el del 11 de mayo de 1966, con motivo de sus 75 cumpleaños, ha contado también con sus propios suplementos. Es el caso de Gente menuda, que había aparecido como sección infantil de ABC en 1904, como suplemento del sábado del diario a partir del 15 de febrero de 1906, y que lo fue de Blanco y negro entre 1932 y 1936. También, entre 1935 y 1936 será publicado el título Suplemento de Blanco y negro, que también forma parte de esta Hemeroteca Digital. Otros títulos relacionados con esta revista de Prensa Española son: Blanco y negro ¡guay! (1999), Blanco y negro mujer (1999-2000) o Blanco y negro cultural (2002-2005). La revista publicó índices correspondientes a los años 1906, 1908, 1910-1914, 1918 y 1920-1934. Entre la abundante bibliografía de referencia sobre este título, resaltamos el trabajo realizado por Francisco Iglesias en 1980 y la tesis doctoral de Federico Ayala Sörenssen, dirigida por Juan Miguel Sánchez Vigil, en 2013.