Reputada como la más prometedora revista teatral española de principios del siglo veinte, que marcará un antes y un después por su rigor informativo y crítico y por la abultada documentación gráfica de calidad que contiene. Se publicaron de ella hasta 43 entregas, desde el uno de noviembre de 1909 hasta mayo de 1912, al principio con periodicidad quincenal (1 y 15 de cada mes), y mensual desde octubre de 1910 (número 24), cuando aumenta también su tamaño y mejora aún más la calidad de su papel cuché y el de las fotografías bellamente coloreadas en sus páginas interiores, aumentado al mismo tiempo su paginación, que fue variada (de 18 a 34 páginas), hasta alcanzar las 44 páginas.
Estampada en Madrid, en la Imprenta Artística Española, reseñó las principales representaciones de los estrenos de los autores de la época (Benavente, Quintero, Arniches, o Valle Inclán) como de clásicos en sus principales teatros: de la Comedia, de la Princesa, Español, Eslava, Barbieri, Lara o Martín, pero también de otras capitales españolas o extranjeras, especialmente de Barcelona o Lisboa, así como las dedicadas al género de variedades, cuando en la capital de España había una decena de locales destinados a estos espectáculos. En sus últimas páginas ofreció, además, partituras musicales, principalmente de cuplés.
Su fundador y director (que aparece como gerente) fue el libretista Antonio Asenjo Pérez (1879-1940), que poco después será el segundo director que ha tenido la Hemeroteca Municipal de Madrid. Al final (a partir del número 36), aparecerá como director artístico Ángel Durá Abad (1877-1945). Probablemente, Ángel Torres del Álamo (1880-1958) ejerció como redactor jefe de la publicación. Y junto a estos, el dibujante socialista José Robledano Torres (1884-1974), que había sido discípulo del pintor Antonio Muñoz Degrain (1840-1924) y después considerado como uno de los impulsores del cómic español, será el autor de las espléndidas caricaturas del entonces elenco artístico español (actores, actrices, dramaturgos) y de sus páginas de ‘aleluyas’ y tiras gráficas; así como, entre otros fotógrafos, Alfonso (Alfonso Sánchez García: 1880-1953) y Diego Calvache, autores de sus delicadas policromías, consideradas como auténticas piezas de arte gráfico.
Con una cubierta que ocupa un retrato coloreado de actrices o actores, al principio españolas y después, también, extranjeras (francesas o norteamericanas), y unas primeras páginas de publicidad (con anuncios incluso de los estudios de los citados Alfonso y Calvache), se inicia cada entrega con una sección bajo el epígrafe Crónica, especie de reflexión sobre el mundo de la escena, que comienza a firmar Ricardo José Catarineu López (1868-1915), con el seudónimo Caramanchel, y en la que ofrecerán también su percepción crítica y de actualidad Francisco Fernández Villegas (1856-1916), con el seudónimo Zeda, Manuel Bueno o el propio Asenjo, entre otros. Sus páginas abren secciones bajo otros epígrafes: Artistas jóvenes, Figuras del teatro, Actores y actrices de ayer y de hoy, con semblanzas que firma Francisco Flores García (1845-1917), Teatro en provincias, Crónica de varietés o Chismografía teatral, que firma el citado Torres del Álamo. También, llega a publicar alguna novela corta por entregas.
Además de las recensiones y críticas teatrales, su parte redaccional se ocupa también de ofrecer otras crónicas, reportajes, con entrevistas, descripciones e informaciones, en las que dará cuenta del incendio del Teatro de la Zarzuela (número 2) y de su proyecto de recuperación (número 33), sobre la inauguración de la Casa de los Actores y las asociaciones de éstos, la inauguración del Teatro Balear (Palma de Mallorca), el homenaje en Valencia al músico Salvador Giner, o un artículo bajo el epígrafe El arte en los cines, firmado por Alejandro Miquis, seudónimo de Anselmo González Fernández (1890-), así como otros textos sobre estudios de expresión o en los que se debate sobre la crisis del género chico o el auge de la opereta y las varietés, el proyecto de renovación escénica denominado Teatro del Arte, que presenta el prestigioso crítico Joaquín Alsina Gili, o concursos para el fomento de la creación teatral. Otros de sus colaboradores son Diego San José (1885-1962), Julio de Hoyos, Emilio Carrere, Sinesio Delgado, Asensio Mas, José de Laserna, Vicente García Valero, Ramón Portusach, Gregorio Martínez Sierra o González Pastor.
Junto a la obra gráfica del citado Robledano y alguna de Bagaría, destaca en esta revista la abundantísima información fotográfica, que ocupa más espacio que la textual, con amplios reportajes de los estrenos, de sus actores, actrices, autores, escenas, decorados, accesorios, vestuario y, en definitiva, de su escenografía, además de los correspondientes retratos de las primeras actrices y una galería de dramaturgos, que ocupan páginas enteras, además de la doble central, de una gran calidad. Otros autores de estas instantáneas o fotos de estudio son José Campúa, Marín, Kaulak, Irañeta, Vaudel, Marines, Tinoco, Garigosa, Dubois, Lacoste y Reutlinger, el especialista en retratar actrices extranjeras.
Los ejemplares de esta revista –defensora de un teatro mayoritario pero de gran calidad- constituyen una auténtica enciclopedia del mundo del espectáculo de la época. Juan Miguel Godoy Marquet, de la Universidad de California, escribió sobre ella un ensayo en 1993, en el que ofrece un índice de obras teatrales y autores reseñadas en sus páginas. También la referencian Juan Miguel Sánchez Vigil (2008), Carme Alerm Viloca y Antonio Castro Jiménez.