Publicación mensual que comienza a ser publicada en mayo de 1932, al mismo tiempo que se inicia el debate en la correspondiente comisión de las Cortes de uno de los proyectos más ambiciosos del periodo republicano: la reforma agraria. Es editada por los Servicios Social-Agrarios y de Estadística Agrícola Social, de la Inspección General Social-Agraria del Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio, cuyo titular era Marcelino Domingo, miembro del Partido Republicano Radical Socialista, durante el primer bienio social azañista, cuyo mandato había comenzado en diciembre de 1931. Al frente de la citada Inspección General se encontraba, desde su creación por decreto de 16 de febrero de 1932, el ingeniero agrónomo y escritor Adolfo Vázquez Humasqué (1887-1975), miembro de Acción Republicana a quien Manuel Azaña (1880-1940) encargó la puesta en funcionamiento de dicha reforma.
El propio Vázquez Humasqué será el autor del artículo de presentación de la revista, en la que afirma: “Nos encontramos en un momento históricamente trascendental para el agro español; el de la iniciación de la Reforma Agraria. Bajo este título se comprende la doble transformación técnica y jurídica que reclama imperiosamente la agricultura patria. La República, consciente de sus deberes revolucionarios, coloca en el primer plano de su labor este vital problema”; y añadirá que la puesta en funcionamiento de la reforma agraria se hará “con la mira en el doble aspecto del servicio a la Justicia social y a la satisfacción de las exigencias de la economía nacional”.
Como órgano de la reforma agraria española impulsada a través de la citada inspección general, los trabajos que publique la revista serán artículos “doctrinales puramente objetivos, o resúmenes de hechos representativos de facetas diversas del complejo panorama peninsular”, se indicará en la propia publicación. “Sin embargo, es tan interesante para el País el análisis de cuanto a la Reforma Agraria se ofrece en el presente momento; importa tanto la refutación de argumentos expuestos en uno u otro sentido, que hacemos excepción de nuestro propósito, y dejamos a nuestros colaboradores, bajo su exclusiva responsabilidad, el libre albedrío en la crítica subjetiva”, se añadirá.
Con este título serán publicadas hasta ocho entregas, compuestas a dos columnas y con una paginación variable pero continuada, que suman casi el millar de páginas. Cada entrega inserta un sumario, pero al final de la número 8 y última, publica un Índice de todos textos publicados. Impresa en papel prensa, usa el cuché para insertar en cada número un retrato fotográfico de cada uno los máximos dirigentes gubernamentales encargados de la reforma, empezando por el del propio ministro; y en las páginas centrales para introducir otras fotografías relativas a algún reportaje sobre las actuaciones que se iniciaban en el medio rural español. También al final de la última entrega se da cuenta de quienes ostentaban las seis secciones de la Inspección General: Personal y asuntos generales, Pósitos, crédito agrícola, cooperación y seguros; Cámaras, sindicatos y asociaciones agrícolas; Contratación, arrendamientos, revisión y recursos; Colonización, parcelación y concentración parcelaria; e Inspección técnica de bienes comunales y mejoras agrarias.
La revista contiene decenas de artículos, y cada una de las secciones de la Inspección General tendrá la suya propia en la revista, junto a otra de la Junta Central de Reforma Agraria, que presidía el propio ministro. Citaremos sólo unos pocos de los casi setenta autores de sus textos: Santiago Alba, Antonio Ballester, Carmelo Benaiges de Aris, Constancio Bernaldo de Quirós, Fernando Campuzano, Rafael del Caño, Pascual Carrión, Jesús R. Coloma, Juan Díaz del Moral, Francisco Fernández de Navarrete, Antonio Garrigues, Antonio Lleó, José María de Marchesi, Jesús Miranda, Eusebio Suasi, José Tudela, Santiago Valiente, Eduardo de la Vega o el propio inspector general, Adolfo Vázquez Humasqué, y así como algunos de los jefes de los servicios citados. La revista también dará cuenta del desarrollo legislativo emprendido y ofrecerá así mismo numerosas informaciones, además de tener una sección bibliográfica.
Con la aprobación de la Ley de Bases de la Reforma Agraria, en septiembre de 1932, los servicios de la Inspección General Social-Agraria pasarán al creado Instituto de Reforma Agraria (IRA), cuyo director general será también Vázquez Humasqué, por nombramiento del trece de octubre. De tal forma, que aparece el IRA como editor de los números 7 (noviembre) y 8 (diciembre) de la revista. A partir de enero de 1933, este título será continuada por Boletín del Instituto de Reforma Agraria, también con periodicidad mensual y que continuará la secuencia numérica de la revista.