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El Economista (Madrid. 1856)

Economía
En el prospecto que antecede a la publicación de su primer número, este periódico quincenal de ideario liberal se proclama defensor de la libertad industrial, según dice, “tan mal comprendida por casi todos los que la combaten, y aun por muchos de sus mismos defensores”. El Economista ya advertía de que todos los periódicos que habían salido hasta el momento dedicados a propagar las doctrinas económicas habían sido efímeros, debido entre otras razones a la atención casi exclusiva dedicada a la política, y él mismo no fue una excepción, dado que sólo se editó durante año y medio, aunque en tiempos de la Restauración borbónica, con el triunfo de la burguesía conservadora, tuviera una segunda etapa. La reforma arancelaria y aduanera, la libertad de comercio, la expansión de la Banca y de la Bolsa, la construcción de la red de ferrocarriles, las obras de reforma de la Puerta del Sol madrileña son algunos de los temas que se pueden leer en esta publicación que, pese a llevar el subtítulo ‘Dedicado a las teorías y cuestiones económicas’, atendía a lo concreto y batallaba con publicaciones rivales que defendían el proteccionismo, dado que la controversia librecambio versus proteccionismo era el gran tema de debate del momento. Como administrador de El Economista figuraba Agustín Monterde, quien había creado anteriormente la Revista de Obras Públicas, órgano influyente del cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Alma de la publicación serán los ingenieros Gabriel Rodríguez y su discípulo José Echegaray, quien en su madurez y como dramaturgo ganaría el Premio Nobel de Literatura. Gabriel Rodríguez y Benedicto, catedrático de Economía Política y Derecho Administrativo en la Escuela de Ingenieros, destacó por ser uno de los promotores de la Asociación para la Reforma de los Aranceles de Aduanas y pertenecer a casi todas las asociaciones de estudios económicos de Europa. En 1856 fue uno de los tres representantes españoles que asistieron al Congreso de Economistas de Bruselas. En La escuela economista española, obra de Rocío Román Collado, podemos leer que Gabriel Rodríguez, desde El Economista y otras publicaciones, participó activamente en la campaña contra la esclavitud junto con políticos como Olózaga, Sagasta, Castelar Moret y otros. Más tarde entraría en política llegando a ser senador por Puerto Rico. En su último número, del 25 de julio de 1857, El Economista se despedía de sus lectores anunciando su suspensión, según declaraba, por causas ajenas a su voluntad y que no creía necesario explicar, “precisamente cuando más disfrutábamos del favor del público, y cuando con mayor entusiasmo pensábamos continuar defendiendo los principios económicos que nos sirven de bandera”. Más información sobre la historia de El Economista puede encontrarse en el libro del catedrático de Estructura Económica de la Universidad CEU San Pablo Javier Morillas. [Descripción publicada el 14/02/2019]