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Mercurio histórico y político

Mercurio de España
Revistas de información general
Comienza a publicarse con periodicidad mensual a partir de enero de 1738, en entregas en 8º y compuestas a una columna, entre el centenar y centenar y medio de páginas, inspirado en los “mercurios” europeos (cabecera periodística tomada del clasicismo: “correos de los dioses”), que venían publicándose desde el siglo anterior. Es fundado por Salvador José Mañer (1676-1751), escritor y polemista adversario entonces de Benito Serrano Feijoo (1676-1764), que había obtenido el correspondiente privilegio de Felipe V. Su cabecera está ampliada con las leyendas “en que se contiene el estado presente de la Europa, lo que pasa en todas sus Cortes, intereses de los Príncipes, y todo lo que conduce de más curioso para el”, “con las reflexiones políticas sobre cada estado” y “traducido del francés al castellano de el Mercurio de el Haya, por Monsieur Le-Margne”, por lo que sus primeros números se redujeron prácticamente a la traducción del citado Mercure historique et politique (1686-1782) que se imprimía en La Haya, a lo que sumaba otras noticias españolas. En un momento en el que se estaba editando una publicación con más carácter literario y cultural como Diario de los literatos de España (1737-1742), el Mercurio se emparentará más con la Gazeta de Madrid (1661), dados sus contenidos oficiales, de política internacional y militar, que se estructuran a través de epígrafes con las capitales o países europeos origen de la información, la crónica y el artículo, a lo que añade nombramientos o disposiciones de la Corona española. En el prólogo a su primera entrega, su editor había escrito que “para un cortesano que se precia de político es, no solo necesaria, sino tan precisa, que sin ella, en lo regular, no podrá hablar con fundamento a la excepción del que a costa de mayores expensas, mantiene correspondencias; y aún en este caso, no siendo Soberano o Ministro de potencia, dudo el que pueda igualarlo”. Estampado en la Imprenta de Manuel Fernández (después lo será en la de Antonio Marín y en la Imprenta Real), en febrero de 1742 pasa a manos de Miguel José de Aoiz, y desde 1751 hasta enero de 1758, su principal redactor será Leopoldo Jerónimo Puig. Por una Real Orden de 24 de enero de 1756, la Corona se había anexionado el privilegio de su impresión, y junto a la citada Gazeta, se convertirá definitivamente en un periódico de clara orientación oficial, cuyo control, administración y censura no dependerá ni tan siquiera del Real y Supremo Consejo de Castilla, sino directamente de la Secretaría de Estado, que lo financiará, y a cuyos directores o redactores responsables nombrará en calidad de funcionarios del Estado. José Marcos lo dirigirá hasta marzo de 1763, sucediéndole Benito Bails (1730-1797), uno de los matemáticos españoles más importantes de fines del XVIII, y desde 1767, Santiago Pombo de la Torre. De marzo de 1772 a enero de 1773 lo dirigirá el poeta Tomás Iriarte (1750-1791), siendo éste sustituido por José Clavijo y Fajardo (1726-1806), quien le dará una pátina modernizadora, ampliando sus contenidos, reduciendo los artículos directamente copiados del Mercure de La Haya, o publicando noticias sobre las doctrinas de clara inspiración jansenista. Así, en su portada indicará: “compuesto de diferentes diarios, mercurios y gazetas de todos los países; y sacado de otros documentos y noticias originales”. A partir de enero de 1784 cambia su título a Mercurio de España, cuya colección forma también parte de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España. Además de las obras generales sobre el periodismo español, otras de referencia para este título son las referidas a la prensa dieciochesca española de Luis Miguel Enciso (1959) y Paul J. Guinard (1973), Francisco Aguilar Piñal (1978) y Luccienne Domergue (1981).