Este periódico de gran presencia gráfica nació el 3 de febrero de 1912 y, aunque en su subtítulo alardeaba de diario independiente, lo cierto es que abrazó la causa de Antonio Maura, el líder conservador que llegó a presidir el Gobierno en cinco ocasiones durante el reinado de Alfonso XIII. Siguió esta línea política hasta 1916 en que otro periódico, La Acción, se convertiría en el portavoz de Maura.
Al principio, según se lee en la historia del periodismo español de Pedro Gómez Aparicio, La Tribuna fue un periódico muy popular e influyente. Fue la continuación madrileña de un diario que con el mismo título se había venido publicando en Barcelona y del que era propietario el industrial Pedro Milá y Camps. Este encomendó la dirección al periodista Salvador Cánovas Cervantes, quien se mostraría particularmente agresivo con Eduardo Dato, otro líder conservador que sería varias veces presidente del Consejo de Ministros.
Durante la I Guerra Mundial, en la que España se mantuvo neutral, los periódicos mostraron su inclinación a uno u otro de los bandos contendientes. La Tribuna se caracterizó por su neutralidad, pero dejando ver su simpatía hacía Alemania.
Nota destacada de este periódico fueron sus colaboradores, entre los que figura el gran caricaturista Luis Bagaría. Este comenzó su carrera en Barcelona y vino a Madrid para trabajar primero en La Tribuna antes de pasar al diario El Sol. K-Hito, otro grande de la caricatura, también trabajó para La Tribuna.
Entre los escritores con los que contó el periódico figuran Ramón Pérez de Ayala y Ramón Gómez de la Serna. Otros colaboradores fueron Tomás Borrás y el filólogo Julio Cejador. Las crónicas teatrales corrían a cargo de Eduardo Zamacois y la crítica musical de Amadeo Vives. Con un gran sueldo para la época trabajó como corresponsal en Londres Julio Camba.
El periódico comenzó su andadura con 12 páginas de media para ir subiendo progresivamente a 24 y 32 y terminar con solo 4 páginas en su última época tras la dictadura del general Primo de Rivera en septiembre de 1923 y la censura de prensa que trajo consigo. Continuó así hasta su desaparición en 1924.
El amplio empleo de la fotografía en sus páginas fue uno de los recursos que dio gran popularidad a la Tribuna. Posteriormente llegó utilizar la caricatura para sus portadas, publicándolas a toda página.
La colección original que posee la biblioteca Nacional de España no incluye el volumen 1 de 1915 (enero-marzo). Además, debido a su mal estado de conservación no ha sido posible digitalizar, por el momento, los siguientes volúmenes:
1912: Vol. 1
1913: Vol. 7
1922: Vol. 41
1923-1924: Vol. 45
[Descripción publicada el 14/08/2023]