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El Globo ilustrado

Semanarios de amenidades || Cultura
A semejanza de las “ilustraciones” que se publican en ese momento en Europa, el tipógrafo y periodista español Dionisio Chaulié y Ruiz (1841-1887) edita y dirige esta revista ilustrada, que comienza a publicar desde el uno de junio de 1866. Será un magazine de periodicidad quincenal (sale los días 1 y 15 de cada mes) de gran tamaño, dedicando ocho páginas a texto y otras ocho exclusivamente a láminas, siendo impresas estas en París, aunque también insertará algunos grabados dentro de las páginas de texto, que son estampadas en el establecimiento tipográfico del Banco Industrial y Mercantil, en Madrid, formando ambas partes entregas conjuntas de 16 páginas. Lo que más destaca de esta publicación es que sus numerosos grabados se referirán ya a la actualidad, desde las guerras que se libran en ese momento, como la civil norteamericana, como de otros acontecimientos culturales (exposición de París) o a retratos de personajes asimismo de actualidad (jefes de gobierno, etc.). Aunque la mayoría de las ilustraciones corresponden a acontecimientos en Europa o América, hay que señalar que en su primer número aparece el grabado que recoge la colocación de la primera piedra de lo que será la futura sede de la Biblioteca Nacional de Madrid. El arte del buril también será utilizado para dar cuenta de vistas monumentales, urbanas y paisajísticas, así como de otras escenas o de tipos pintorescos. Todos los grabados corresponderán, por otra parte, a los textos que va publicando la revista, que se referirán a asuntos de actualidad sobre arte (pintura), adelantos técnicos y científicos, industria, política, geografía, antropología, historia, costumbres e, incluso, de asuntos sociales, además de deportes (hípica y regatas) y crónicas de teatro. También insertará otros textos de creación literaria, como novelas o narraciones cortas y composiciones poéticas. Asimismo tendrá una sección “pintoresca”. Además de su director, conocido también por su obra Cosas de Madrid (1884), entre las firmas de sus textos aparecen las de Antonio Arnao, el conde de Fabraquer, Salvador Costanzo, Carlos Iriarte, Luis Miralles, A. Bermejo y C. Tejero. Tuvo prácticamente sólo un año de vida, al publicar el 16 de agosto de 1867 su número 30 y último de la colección.