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El Museo populareriodico-biblioteca

Cultura
Esta publicación semanal declaraba en su primer número que su propósito era instruir deleitando siguiendo la máxima horaciana y sin demasiadas pretensiones ofrecer con ánimo divulgativo pequeños textos científicos y literarios. Así se presentaba al público: “El Museo Popular saluda afectuosamente a la prensa en general y con preferencia a la que, alejada de las pasiones y luchas políticas, se consagra a la ilustración y perfeccionamiento de la inteligencia humana”. Se subtitulaba Periódico-Biblioteca, constaba sólo de cuatro páginas y con el semanario se repartían tres obras literarias. Por una nota de 13 de enero de 1887 de La Correspondencia de España, conocemos que con el primer número de El Museo Popular se dio a los suscriptores La niña de los diamantes, de Manuel Fernández y González; Huérfana y mártir, de Moreno de la Tejera; y La naturaleza y el hombre, de Moreno Fuentes. Uno de los principales atractivos de la publicación eran las ilustraciones, ya que salvo la última página las demás incluían un grabado. A través de sus láminas con escenas cotidianas y callejeras, experimentos científicos, monumentos, retratos de personajes y paisajes o estampas de la naturaleza se obtiene una visión realista y animada de la vida de finales del siglo XIX. Así por ejemplo, en el número 91 de 1888 se puede ver en portada una deliciosa imagen de barcas de recreo con gente en el estanque del Retiro madrileño, en la segunda página una lámina con el megáfono de Edison y en la tercera un dibujo de ranas y vegetación en una charca. Aunque la técnica del fotograbado ya estaba avanzada por entonces, la publicación no hizo uso de ella. No obstante, algunos de sus grabados no eran tomados de dibujos sino de fotografías, lo que daba mayor veracidad a las escenas. Así, la portada del número 16 incluía una imagen de la fachada del Palacio de los marqueses de Linares, en la plaza de Cibeles, claramente tomada de una fotografía. Aunque el punto fuerte eran las ilustraciones, en los relatos y poemas que publicaba El Museo popular colaboraron puntualmente plumas destacadas como Emilia Pardo Bazán y José Zorrilla. Otra de sus señas de identidad eran los jeroglíficos, publicados siempre en el ángulo inferior derecha de la última página y con solución en el número siguiente, lo que ayudaba a mantener vivo el interés por la publicación. En esto como en el cuidado de las ilustraciones y otros detalles, la publicación seguía la pauta iniciada por El Museo Universal, ya desaparecido, pero al que El Museo Popular parece querer imitar. [Descripción publicada el 26/7/2018]