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Diario mercantil de Cádiz

Periódicos anteriores a 1850
Fundado por José María de Lacroix, barón de la Bruère, que anteriormente había publicado en Cádiz El correo del postillón, y que en 1790 había obtenido asimismo privilegio real para editar el Diario de Valencia. Empieza a publicarse en noviembre de 1802, siendo un diario noticioso de contenidos mayoritariamente de carácter comercial, pero que da cabida también a algunos artículos de divulgación y doctrinales sobre letras de cambio, fletes, banca, impuestos, industria inglesa, etc. En números de cuatro páginas comienza con el clásico santoral y las afecciones meteorológicas y astronómicas, para proceder a continuación a ofrecer las “Noticias particulares de Cádiz”, con las mareas y llegadas y salidas de buques de la bahía de Cádiz, precios de los productos y de los diferentes géneros procedentes de Indias, dedicándole especial atención a los asuntos americanos, cambios de moneda, diversiones públicas (teatro, toros), avisos oficiales y particulares, variedades, así como otras noticias de las diferentes ciudades del Reino y extranjeras extractadas de otros periódicos. Entre 1804 y 1808, publicará un suplemento con el título Correo de las damas, para el que dedica los contenidos más literarios y recreativos. Con el control de la mayor parte de Andalucía por el ejército napoleónico a partir de enero de 1808 y el inicio del periodo constituyente en la Isla de León, el diario se decantará al principio por el servilismo, obviando en sus páginas las sesiones de las Cortes, para después adherirse paulatinamente al campo liberal. Entre 1811 y 1814 adoptará su carácter más político y de opinión al reforzarse su redacción con Pablo de Jérica y Corta (1781-1841), que utiliza las iniciales P.J.Y.C., y Miguel Brickdale, que a través de sus textos satíricos atacarán a serviles y prensa absolutista. Durante esta época la secuencia de su numeración es caótica y se desconocen las circunstancias por las que cesa de publicarse el 15 de marzo de 1814. El primero de septiembre de 1816, un habilidoso y conservador impresor, Esteban Picardo, reiniciará de nuevo su publicación con numeración nueva, convirtiéndolo de nuevo en un periódico de información comercial pero adscrito al absolutismo, y en 1818, será cuando el reaccionario Nicolás Böhl de Faber sostendrá en sus columnas su polémica con José Joaquín Mora en torno el movimiento romántico. Durante el trienio liberal (1820-1823) se mostrará moderado. Tras el nuevo periodo constitucional, el diario vuelve de nuevo a su eminente carácter comercial, con ausencia total de artículos e información política, dando cabida asimismo a las órdenes, bandos y edictos emitidos por las autoridades, junto a sus noticias locales, de provincias y extranjeras.