“Tres desconocidos maestros, de tres desconocidos lugares del Segovia desconocido, intentan la gran tarea de dar a conocer las escuelas y los maestros españoles”, escriben en la presentación de esta revista los jóvenes maestros nacionales David Bayón Carretero, de Cuéllar; Norberto Hernanz Hernanz, de Torre Val de San Pedro, y Pablo de Andrés y Cobos (1899-1973), de San Ildefonso, publicación que en julio de 1931 traslada su edición a Barcelona y en enero de 1934 a Madrid, y en la que escribirán sus artículos, entre otros, Manuel B. Cossío, Enrique Azcoaga, Mariano Domínguez, Isidoro Enríquez, L. Bello, A. de Tudela o Matilde G. del Real, aparecerán textos de María Zambrano y José Ferrater y Mora, tendrá representantes en más de treinta provincias, además de en Portugal, y su peripecia acabará con su último número, que se publica en julio de 1936.
Aparece estampada en la imprenta de Carlos Martín (Heraldo Segoviano) en enero de 1929, en entregas trimestrales de unas 120 páginas por número, compuestas a una columna y en 8º. Su comité de Redacción estaba dirigido por los citados Bayón, Hernanz y Cobos, tutelados por el influyente inspector Antonio Ballesteros Usano, y se decía que era una publicación “de todos los maestros, de los maestros despiertos, vigilantes, insatisfechos, ambiciosos, noblemente ambiciosos”, a la vez que manifestaba su espíritu regionalista. En julio de 1931 empieza a editarse en Barcelona, en un momento en el que ya está en vigor el decreto sobre bilingüismo que reconoce los derechos de la lengua catalana, y en su entrega de enero de 1932, anuncia su suspensión por no disponer de la suficiente financiación para seguir publicándose.
Reaparece editada en Madrid en enero de 1934, iniciando su segunda época, con el subtítulo “revista mensual de pedagogía”, haciéndolo ahora en entregas de unas 50 páginas, en algunas de las cuales insertará dibujos y unas pocas fotografías. En los números de diciembre de 1934 y 1935 publica el correspondiente índice anual de sus contenidos.
Claudio Lozano Seijas, en su estudio sobre la prensa pedagógica de la II República (1978), indica que fue concebida formalmente de modo idéntico a las demás publicaciones españolas de este carácter, y añade que “repudiaba todo espíritu de capilla” y que mantuvo una real independencia desde una postura que puede denominarse “republicanismo pedagógico”, en un tono de “derecha republicana” en el sentido azañista del término. Estuvo muy próxima a las ideas de Cossío, que será uno de sus principales colaboradores y sobre el que escribirá tras su fallecimiento.
Ofrece estudios doctrinales sobre educación, una amplia sección dedicada al examen de la práctica escolar; estudios sobre asuntos fundamentales de tipo cultural y científico; información, glosa y crítica de actualidad pedagógica; reseña y crítica de libros y noticias de España y del extranjeros. Dará cuenta de los congresos pedagógicos celebrados entre 1929 y 1930, publica ensayos sobre las Misiones Pedagógicas, o un artículo sobre Los niños ante Platero y yo.
En su cuadro de redactores aparecen Herminio Almendros, Rafael Álvarez, Teófilo Azabal, Teodoro Causí, Romero Flores, Santiago Gonzalo y Alcázar, Justa Freire, S. Hernández, Luis Huerta, Lorenzo Jou, Dionisio Prieto, Jesús Revaque, Alejandro Rodríguez “Casona”, Florentino Rodríguez, Luis Vega, Concha S. Amor, José Luis Sánchez Trincado, Rosa Sensat, Rafael Verdier, María Sánchez Arbós o Vicente Valls.
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