Con un subtítulo sin mayor calado que el de “semanario español de humorismo”, aparece esta revista en la recta final de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), el siete de mayo de 1927, alcanzando pronto un éxito extraordinario compitiendo con la otra gran revista humorística de la época –Buen humor (1921-1931)-, con las que nace y se propaga un nuevo concepto del género humorístico, cuyos redactores y colaboradores integrarán lo que se ha denominado la “otra” generación del 27 o los “humoristas del 27”, como autores de un humor descomprometido en el que predominará la parodia y el absurdo y un arte gráfico renovador y vanguardista dirigido y consumido por las clases burguesas.
En su fundación intervienen el entonces empresario periodístico y propietario de Papelera Madrileña y los Talleres de Sucesores de Rivadeneyra Luis Montiel Balanzat (1884-1976), que será su editor y en cuya imprenta se estampará, y el polifacético Ricardo García López (1890-1984), un gran caricaturista de mentalidad muy conservadora y conocido como K-Hito, que será su director. Pata ello, K-Hito abandonará, junto a otros escritores festivos y artistas gráficos, la citada revista Buen humor para incorporarse a otra si cabe algo más satírica, pero asimismo alejada de la política y de cualquier trazo que exprese atrevimiento carnal y sexual. Aún así, Gutiérrez será multada pronto con mil pesetas y suspendida durante un mes, desde mediados de agosto de 1927, por unos versos alusivos al dictador escritos por un espontáneo colaborador.
Tanto Gómez Aparicio (1981) como López Ruiz (1995) y Cruz Seoane y Sáiz (1996) han calificado a sus redactores y colaboradores como los innovadores y revolucionarios del arte gráfico, de la historieta y el chiste, situándolos en el cénit de la edad de plata del humorismo gráfico español, en el que convergen, tanto como dibujantes como literatos, figuras como las de Miguel Mihura Santos (1905-1977), que utiliza los seudónimos Miguel Santos, El Conde Pepe y Lilo, o Antonio Lara Gavilán (1896-1978), conocido como Tono, y que previamente se habían iniciado asimismo en Buen humor y después participarán en la falangista La ametralladora (San Sebastián: 1937-1939), siendo después los artífices de La codorniz (1941-1978), la emblemática revista española de humor durante la dictadura franquista.
En entregas de una veintena de páginas, con solo la cubierta y contracubierta estampadas a cuatro tintas planas, tendrá un formato manejable, similar al de Buen humor, pero mientras el precio de esta será de 40 céntimos, Gutiérrez venderá sus ejemplares a 30 céntimos, estando impresos además en un papel de mayor calidad, y alcanzando tiradas normales entre los 15.000 y los 20.000 ejemplares cada sábado. A partir del 24 de septiembre de 1932 (número 270), la altura de su formato experimentará un ligero cambio, pasando de 30 a 35 centímetros de alto. El domicilio de su redacción es el de la imprenta: el número 20 de la madrileña Cuesta de San Vicente.
Tanto la portada como la contraportada estarán ocupadas íntegramente por dibujos y caricaturas a color, que se las reservarán por lo general de K-Hito y Tono, respectivamente, aunque serán alternadas por las de otros dibujantes. Tendrá secciones como Los grandes poetas, A tiro de fusil (materiales fusilados de revistas extranjeras), Gutiérrez inventor, Letras y libros, Natalicios o Anuncios por palabras necias. Extenderá la novedad de los concursos, como los denominados Fotografías idiotas y Cartas de amor, para los que utiliza su segunda página. Incorpora secciones nuevas dedicadas a deportes, a la radio (Altavoz) o, incluso, dedicará espacio al público joven con una Página infantil o de literatura de este tipo, así como encuestas y hasta reportajes, y publicará folletones. K-Hito escribirá en una de sus primeras páginas un artículo semanal (con tipografía mecánica) con la firma del Jefe del Negociado de Incobrables de la Dirección General de Cuentas Atrasadas, y en la sección Balduque insertará brevísimos comentarios de actualidad. Incorpora asimismo la fotografía y el fotomontaje.
Entre los afamados escritores festivos y literatos del género que publican en sus páginas se encuentran Antonio Robles Soler (1897-1983), conocido como Antoniorrobles, que ya había colaborado en Buen humor y que tras la guerra se exiliará a México; Edgar Neville (1899-1967), que asimismo había colaborado en Buen humor y después lo hará en La ametralladora y La codorniz, o Enrique Jardiel Poncela (1901-1952), con su seudónimo Conde Enrico di Borsalino, que ya lo había utilizado en Buen humor, y que después colaborará también en La codorniz. Asimismo firmarán en sus páginas, entre otros, Antonio Barbero Núñez (1889-), Antonio G. Dalmau o Samuel Ros Pardo (1904-1945), que muy pronto formó parte de la “corte literaria” del falangista José Antonio Primo de Rivera (1903-1936).
Entre sus artistas gráficos, autores de sus dibujos, caricaturas, chistes o tiras cómicas procedentes de Buen humor se encuentran Joaquín Xaudaró Echauz (1872-1933), que usa el seudónimo Oraduax (su apellido al revés), Francisco López Rubio (1895-1965), Antonio Bellón Uriarte (1904-), Federico Galindo Lladó (1904-2000) o Antonio Orbegozo Urruela (1908-1995). Tanto Bellón, como Orbegozo y Lladó también colaborarán después en la revista satírica de la extrema derecha Gracia y justicia (1931-1936), y Lladó lo hará asimismo en La codorniz. También colabora el dramaturgo José López Rubio (1903-1996), entre otros muchos.
Muchos de sus colaboradores publicarán tanto dibujos como textos. Es el caso del ya citado Antoniorrobles, pero también de Roberto Robert, que utiliza el seudónimo X; Manuel Tovar Siles (1875-1935), que usa Don Hermógenes; Ángel Andrade Blázquez (1866-1932), o Felipe Márquez (188?-1928).
Otros dibujantes asiduos de sus páginas serán Antonio Jubera Juntas (1905-1973); Carlos Gómez Carrera (1903-1939), con el seudónimo Bluff; Manuel Humbert Esteve (1890-1974), con el de Isaías; Fernando Perdiguero Camps (1898-1970), con el de Menda, Hache y Don Fernando; y el dibujante gitano catalán Román Bonet i Sintes (1886-1967), que utiliza los seudónimos Bon y X. Rey; así como Raúl Aguirre Baquera, que con el seudónimo Rab (las iniciales de su nombre y dos apellidos), también colaborará más tarde en Gracia y justicia.
Durante el periodo republicano, la revista inició una segunda etapa en la que ya miró hacia cuestiones políticas y las caricaturas de políticos ocuparán muy a menudo sus portadas.
Mientras que Buen Humor (1921-1931) desaparecerá tras una década en publicación, apenas quedó constituida la II República Española, el número 374, correspondiente al 29 de septiembre de 1934, es el último de la colección de Gutiérrez en la Biblioteca Nacional de España, aunque algunas referencias señalan que pudo dejar de publicarse durante una huelga de tipógrafos, en noviembre de 1935, por lo que su vida pudo haberse extendido durante ocho años.