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Álbum de señoritas y Correo de la moda

Título: Correo de la moda, Álbum de señoritas, 8 jun. 1856-31dic. 1864
Álbum de señoritas || Correo de la moda || Correo de la moda (1865)
Revistas femeninas || Moda
Incluye un volumen con fecha 1855/1868 que contiene láminas publicadas originalmente a lo largo de esos años con los ejemplares de la revista. ---------------------------- Cabecera producto de la fusión de los títulos Álbum de señoritas (1852) y El Correo de la moda (1851-1852) -revistas de características similares-, que aparece el ocho de enero de 1853, con nueva secuencia, pero con la indicación de que se trata de una segunda época. Sus entregas, con foliación continuada anual y formando tomos con el mismo periodo temporal, con cubiertas e índices, serán ahora semanales (apareciendo los días 8, 16, 24 y último día de cada mes), en el mismo formato, papel satinado, composición a dos columnas y esmerada impresión, saliendo, primero, de la imprenta que le venía siendo propia, a cargo de A. Vega, y después de la de Miguel Campo-Redondo, situada en la madrileña calle Huertas. Asimismo, acompaña a sus entregas láminas con dibujos y patrones de labores estampadas en blanco y negro o a dos y más tintas en talleres litográficos madrileños, primero en el de Francisco Castelló, en cuyo domicilio seguía también establecida al principio la redacción, en la calle Concepción Gerónima, y después en el de Los Artistas (Pontejos, 1) y J. Aragón. Dos entregas al mes seguirán estando acompañadas de láminas iluminadas de figurines, procedentes del prestigioso Le Moniteur de la Mode (París: 1843-1913). Sus números son en torno a la decena de páginas, y a partir de 1856, la publicación da la vuelta a su título, siendo a partir de entonces: Correo de la moda, Álbum de señoritas, apareciendo indicado desde julio de 1857 el nombre de su editor-propietario y director: Pedro José de la Peña. A partir de de 1858, recobra también el título el artículo “el”. El subtítulo de la publicación es “periódico de literatura, educación, música, teatros, modas”, señalando así cuales seguirán siendo los principales contenidos de una de las revistas femeninas más longevas de la prensa española del siglo diecinueve, caracterizada por su fin instructivo y educativo, en la que se dan cita como colaboradores un importante número de literatos, pero especialmente el nutrido número de escritoras españolas que inician sus carreras literarias en esta época isabelina. Sus suscripciones procedían de la aristocracia y la alta burguesía a la que se irán sumando también suscriptoras de la media burguesía. Será precisamente Instrucción, el epígrafe de su primera sección fija en cada una de sus entregas, que estará a cargo de uno de sus primeros y principales redactores: el historiador Antonio Pirala Criado (1824-1903); seguida de la denominada Instrucción histórica; pero también desde su primer número empiezan a aparecer textos de creación (en prosa y en verso) de las escritoras que forjarán en sus páginas su estética literaria, pero también sus ideas emancipadoras de la mujer, aunque todavía impregnadas del espíritu moralista neocatólico del periodo isabelino. Robustiana Armiño de Cuesta, desde Gijón; Dolores Cabrera y Heredia, desde Jaca; Rogelia León, desde Granada, o María Verdejo y Durán, Polonia Ortiz, Vicenta García Miranda, María de Araceli Escalante, Faustina Sáez de Melgar, Eduarda Morales Morales, Ángela Grassi (que tendrá también una sección titulada Cartas familiares), Elena G. de Avellaneda, Emilia Mijares del Real, Micaela de Silva, Joaquina García Balmaseda (que se encargará asimismo de la sección Labores), Antonia Díaz de Lamarque, Francisca Carlota del Riego y Pica, Claudia Albéniz, Carolina Sorel o Emilia Serrano de Wilson comenzarán a publicar sus poemas, pero también textos para su sección Instrucción histórica, novelas y otros textos, y, en concreto, Aurora Pérez Mirón (seudónimo de García Balmaseda) se encarga también de la sección Modas. Aparecen en sus páginas las primeras novelas originales por entregas firmadas por mujeres, como es el caso de María del Pilar Sinués y Navarro, y textos poéticos traducidos asimismo por estas escritoras españolas, como es el inicial caso de un poema de Lord Byron, traducido por Emilia (sin más). Cada entrega contará también con secciones como Revista semanal o Revista de Madrid (crónica social de bailes de salón y del mundo literario y artístico), que firmarán Antonio Flores, Dulcamara, Gázel o Lázaro; Teatros, de la que se encargará Diego de Rivera; Literatura, que incluirá Novelas y leyendas y Poemas; Variedades o las de las explicaciones de las láminas de los figurines policromados y los pliegos de dibujos, con bordados, modelos o abecedarios de labores, que acompañarán a cada entrega, a veces como edición especial, y también por una pieza musical para canto y piano. A partir de la entrega del 28 de febrero de 1861 (número 392), María del Pilar Sinués de Marco será la autora de una sección bajo el epígrafe Escritoras españolas, empezando con la semblanza biográfica de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Entre sus colaboradores, tanto en prosa como en verso, empezarán a aparecer los nombres de Emilio de Tamarit, Juan Antonio Viedma, Enrique del Castillo y Alba (con textos de instrucción histórica o de viajes, entre otros ) o de Florencio Janer; pero también los de V. Barrantes, Pascual Fernández de Baeza, Ignacio Virto, José María de Larrea, Carlos Navarro Rodrigo, Pedro Antonio Alarcón, Francisco Javier Simonet, Manuel de Llano y Persi, Luis García Luna, José Marco, Antonio Trueba, Carlos Frontaura, Carlos Rubio, Gaspar Núñez de Arce, Pablo Ortiga Rey, M. Vázquez Taboada, Gumersindo Laverde Ruiz, Ángel María Dacarrate, Eduardo Bustillo, Rafael Serrano Alcázar, Cayetano Vidal, Augusto Ferrán o José Selgas Carrasco, pero sobre todo el de Antonio Arnao, con textos en verso y prosa, pero también de crítica teatral. Por su parte, Gustavo Adolfo Becquer publica, en esta segunda época de la revista, su poema Anacreóntica (16 de septiembre de 1855, p. 266-267), o el texto Mi conciencia y yo (24 de octubre de 1855, p. 310-312), entre otros. A finales de 1862, el editor Pedro José de la Peña adquirirá La educanda (1861- 1865), una revista dirigida a las madres de familia y directoras de colegios, con fines también instructivos de carácter religioso, moral y científico para las jóvenes, y en cuyas páginas escribían, asimismo, muchas de las poetas y literatas que lo hacen también en El Correo de la moda. La presente colección digitalizada contiene un volumen independiente de láminas iluminadas, publicadas entre 1855 y 1868 y en cuyos pies aparece indicado tanto el citado Le Moniteur de la Mode como el propio El Correo de la moda, como “periódico ilustrado para las señoras”. La colección digitalizada bajo el título Álbum de señoritas y Correo de la moda acaba en el número 576, correspondiente al 31 de diciembre de 1864, tomo XII. La colección digitalizada de la revista sigue bajo el título El Correo de la moda (1865) en esta misma hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España.