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El Liceo de Granada

Cultura
Revista publicada por los intelectuales agrupados en torno al Liceo Artístico y Literario de Granada, que había surgido en la década de los treinta del siglo diecinueve con el nombre de Asociación Literaria, y que, siguiendo el ejemplo de los liceos que ya funcionaban en Madrid, Murcia, Valencia, Sevilla y Barcelona cuando adopta el de esta sociedad, en 1839, y hasta 1843, ya había editado el semanario La Alhambra, en pleno auge del movimiento romántico, con contenidos literarios, de ciencias y bellas artes, además de difundir láminas litografiadas. También, en 1860, editará hasta dieciocho números del semanario El Liceo granadino. Ahora, esta tercera revista será quincenal (apareciendo los días 1 y 15 de cada mes), publicando su primer número el uno de abril de 1869, y a partir de 1875 y hasta su última entrega, en junio de 1876, será mensual, en números siempre de dieciséis páginas, compuestas a dos columnas, pero sin ningún tipo de grabados o ilustraciones. Se difundirá gratuitamente entre sus socios, cuyos directivos serán asimismo redactores y colaboradores de la revista. Su fundadores y directores fueron Nicolás de Paso y Delgado (18201897-), que se encontraba también entre los fundadores de la citada sociedad literario-recreativa y que llegará a ser rector de la Universidad de Granada y parlamentario en Cortes, así como Aureliano Ruiz, que fallecerá en 1899. Entre estos directivos, redactores y colaboradores estuvieron, además de estos dos citados, Luis de Aguilera Suárez, Hipólito Mejía, José Muntada, José España Lledó, Salvador Pérez Montoto, Leopoldo E. de Arce, J. Acosta, Juan de Dios Ruiz, Eduardo Pelayo o Bonifacio Riaño, así como Eduarda Moreno de López-Nuño, Rogelia León y Nieto, Nicolás de Roda, Antonio Afán de Rivera, Melchor Almagro Díaz, Manuel del Palacio, Ramón de Campoamor o Pedro A. de Alarcón, entre otros muchos. Además de dar cuenta de las actividades del Liceo, publicará textos en prosa y verso. Entre los primeros, estudios económicos, sociales, históricos, arqueológicos, jurídicos, costumbristas, de bellas artes, biográficos y bibliográficos, o de crítica literaria, así como leyendas o cuentos; y entre los segundos, sonetos o epigramas. Forma tomos anuales, y en cada uno de ellos incluye un índice de los sumarios de sus entregas, que tienen foliación continuada. El primer año fue estampado en la imprenta de Puchol, y los restantes en la de Paulino Ventura. La colección de la Biblioteca Nacional de España carece de los años 1872 a 1874. Esta institución cultural granadina alargará su vida hasta finales del siglo XIX.