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La España moderna (Madrid)

Gómez Villafranca, Román (1864-1929). Indices de materias y autores de La España Moderna
Maestre y Alonso, Antonio. La España moderna. Índices sistemático de materias y alfabético de autores
Lázaro Galdiano, José (1862-1947)
Literatura || Historia
Una de las más prestigiosas revistas culturales españolas de entre siglos -junto a la conservadora Revista contemporánea (1875-1907)-, de carácter intelectual, científico y literario, fundada y dirigida por el jurisconsulto, escritor, catedrático de Historia del Arte y banquero José Lázaro Galdiano (1862-1947). Como mecenas y propietario, su labor editorial se amplió también con la fundación de otras publicaciones periódicas, como La nueva ciencia jurídica (1892), Revista internacional (1894) y Revista de Derecho y de Sociología (1895). Comienza a publicar La España moderna en enero de 1889, con periodicidad mensual, impresa en buen papel y en formato pequeño (8º), en entregas que superan las doscientas páginas, compuestas a una columna, y dejará de hacerlo con su número 312, de diciembre de 1914. Lázaro Galdiano pretendió que su revista fuese “para nuestra patria” lo que era para Francia la Revue des Deux Mondes (1829): “una suma intelectual de la edad contemporánea, sin perder por ello, antes cultivándolo y extremando hasta donde razonablemente quepa el carácter castizo y nacional”. Según Gómez Aparicio (1974) careció siempre de un ideario político concreto y Seoane (1983) y Saiz (1996), además de motejarla de ser una revista de “gran cultura”, destaca también su carácter ecléctico en lo ideológico y político, así como heterogéneo o enciclopédico por sus variados contenidos. Por su parte, Celma Valero (1991) señala que “fue la revista española que más se aproximaba por su calidad y por su contenido a las mejores revistas culturales europeas del momento”, pretendiendo ser una publicación seria, objetiva, intelectualista y divulgativa, sin especialización en materia concreta y “respetada por todos”. Publica artículos, estudios o ensayos sobre una gran variedad de materias: historia, historia y crítica literaria, lingüística, derecho, economía, sociología, psicología, antropología criminal o arte, y sobre asuntos sociales, feminismo, universidad, seguridad social, vivienda y militares. Además de una serie de secciones fijas firmadas por especialistas, como la bibliográfica o la de crítica literaria, publica crónicas y textos de creación literaria en prosa (relatos o novelas cortas) y en verso, y dará asimismo a conocer por primera vez en español textos literarios de autores extranjeros como Dostoievsky, Tolstói, Balzac, Daudet, Flaubert, Gorki, Turgénev, Ibsen, Wilde o Zola. Su propietario congregó en sus páginas –mediante contrato- a prestigiosos y cualificados escritores y estudiosos de la época vinculados a la generación del 98. Ha sido destacada la gran influencia que tuvo Emilia Pardo Bazán (1851-1921) y Emilio Castelar (1832-1899) en la concepción de la revista, y ambos fueron asiduos colaboradores de la misma, la primera a través de textos de creación literaria o estudios sociales, el segundo a través de unas “Crónicas de actualidad internacional”, que publicó entre 1890 y 1898; pero también fue colaborador asiduo Marcelino Menéndez Pelayo (1852-1912), y Antonio Cánovas del Castillo (1828-1897) publicará una serie de estudios bajo el epígrafe “Problemas contemporáneos”. Miguel de Unamuno (1854-1935), que comienza a colaborar en 1894, publicará asimismo la colección de ensayos “En torno al casticismo” (1895) y “Del sentimiento trágico de la vida” (1911). Su vocación americanista hizo que desde su número 7 (1899) hasta el 61 (1894) adoptara el subtítulo de “revista ibero-americana”. Entre 1890 y 1892 publicará una Sección ultramarina, sustituida por la titulada con el epígrafe Revista hispanoamericana, que el historiador Juan Pérez de Guzmán (1841-1923) firma con el seudónimo Iob, que a su vez será reemplazada por la sección Lecturas hispanoamericanas, firmada bajo el seudónimo Hispanus. En cuanto a la creación poética, a partir de 1889, la sección Poetas americanos ofrecerá textos en verso, entre otros, de Rubén Darío (1867-1916), que se sumarán a los abundantes que publican vates españoles. También, entre 1899 y 1890, Ramón de Campoamor (1817-1901) y Juan Valera (1824-1905) mantuvieron en sus páginas una interesante polémica en torno a la estética poética. Respecto a la práctica de la crítica literaria, Leopoldo Alas Clarín (1852-1901) será el primero en ejercerla en sus páginas en la sección Revista literaria. También, entre 1891 y 1894, Juan Martínez Villergas (1816-1894) fue el autor de una sección de este carácter bajo el título Impresiones literarias. Pero será a partir de 1895 cuando Eduardo Gómez Baquero (1866-1929) ofrezca un excepcional diagnóstico de la literatura finisecular en la sección Crónica literaria. A ello se sumará la sección Notas bibliográficas (con breves comentarios), firmada por Adolfo González Posada (1860-1944) y Pedro Dorado Montero (1861-1919). Éste último considerado el innovador en España de la criminalística, firmará también trabajos sobre esta materia. Además, desde 1898, Fernando Araujo Gómez (1857-1915) se encargará de la sección Revista de revistas. Urbano González Serrano (1848-1904) publica algunos artículos sobre filosofía, mientras que los estudios históricos serán firmados por Ángel Lasso de la Vega (1831-1899), Juan Pérez de Guzmán (1841-1923) o Rafael Altamira (1866-1951). Otros colaboradores fueron Adolfo de Castro (1823-1898), Teodoro Llorente (1836-1911) o Augusto Martínez Olmedilla (1880-1965), entre otros muchos. También tendrá una sección con el título Revista económica. En cuanto a los textos de creación narrativa aparecen los firmados por José Echegaray (1832-1916), Eugenio Sellés (1842-1926) o Benito Pérez Galdós (1843-1920), y aunque se ha dicho que no dio pie a la nueva hornada de escritores españoles, Jacinto Benavente (1866-1954), Ramiro de Maeztu (1874-1936), Ramón Pérez de Ayala (1880-1962) o José Martínez Ruiz (1873-1967) -que ofrece los dos primeros capítulos de La voluntad en 1902, antes de ser Azorín- llegan a publicar en sus páginas, aunque fuera una sola vez. Según la estadística oficial de 1913, la revista tenía una tirada ordinaria en torno al millar de ejemplares para unos 416 suscriptores españoles y otros 507 extranjeros, entre hispanoamericanos y europeos, y según Seoane y Saiz (1996), la pérdida de estos lectores al comienzo de la primera guerra mundial pudo obligar al cierre de esta publicación. Antonio Maestre y Alonso publicó unos índices sistemático y alfabético de autores de sus primeros cien números (1889-1897), pero fue el miembro del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos Román Gómez Villafranca el autor de otro índice de materias y autores (al que aplicó el sistema de Clasificación Bibliográfica Decimal, con divisiones y subdivisiones), que abarca desde su primer número al 264, de diciembre de 1910, y que está integrado al comienzo de la colección digitalizada de la revista. Además de los autores señalados, destaca como bibliografía de referencia de este título y la labor editora y periodística de Lázaro Galdiano el trabajo publicado en 1969 por Luis Sánchez Granjel, la tesis doctoral de Raquel Asún Escartín, de 1979, así como su obra editada en 1980 y su trabajo publicado en Archivum (1981-1982), y los posteriores de 2012 de María de los Ángeles Ayala y Javier Ramos Altamira o Rhian Davies, entre otros. Algunas imágenes cedidas por TECNODOC.