Es el órgano oficial de este patronato, creado por los reales decretos de 11 de julio y 9 de septiembre de 1902 para la lucha contra la prostitución, estando considerada como primera institución oficial española dedicada a estos asuntos. El término “trata de blancas” había sido acuñado a finales del siglo XIX para quienes eran objeto de prostitución femenina en los continentes africano o asiático, haciéndose extensivo seguidamente a la prostitución en general. El patronato español quedaría establecido en el Ministerio de Justicia bajo la protección de la reina regente María Cristina y presidido por la infanta María Isabel de Borbón, con unos órganos directivos y ejecutivos ocupados casi en su totalidad por mujeres de la aristocracia y la alta burguesía, nombradas por el Gobierno, siendo su objetivo el de proveer información y recursos contra esta actividad y estructurándose en delegaciones provinciales y locales. El término oficial de “trata de blancas” sería sustituido en 1921 por el de “trata de mujeres y niños”, y por decreto del 11 de septiembre de 1931, la República sustituyó dicho patronato por el de Protección a la Mujer, que siguió funcionando durante la dictadura franquista. Sus funciones en las primeras décadas de su existencia fueron criticadas por el entonces movimiento feminista y sectores progresistas y, en concreto, lo fue por la escritora y política Margarita Nelken (1894-1968).
Su boletín oficial nació al instarse en el III Congreso Internacional para la Represión de la trata de blancas, celebrado en París en octubre de 1906, a los comités nacionales que llevaran a cabo “una activa propaganda”, y aunque el Patronato Real español ya venía publicando un pequeño boletín en la Revista social (Barcelona) para dar cuenta de sus memorias y noticias, en cumplimiento de dicho acuerdo comenzará a publicar este título con su primera entrega mensual de julio de 1907. Al historiador, sociólogo, escritor y periodista Julián Juderías (1877-1918), como secretario del patronato que será, hay que atribuirle también la secretaría de este boletín, en el que uno de los profesionales más activos en la lucha contra la prostitución y el abuso infantil publica numerosos textos, especialmente las crónicas sobre la prostitución en numerosos países, además de las de los congresos internacionales, como el IV, celebrado en Madrid entre el 24 y el 28 de octubre de 1910.
Las iniciales entregas mensuales del boletín, de en torno a las dieciséis páginas (a las que hay que sumar las cubiertas), pasarán a ser bimensuales a partir de abril-mayo de 1909, y en enero de 1910 comenzaron también algunas a ser trimestrales (o extraordinarias), aumentando su número de páginas en tales casos. Cada entrega comienza con el sumario de sus contenidos, y en la última de cada año elabora un índice anual de los mismos, siendo también su foliación continuada cada año, y sus páginas compuestas a una columna. Fue estampado en la Imprenta de la Sucesora de M. Minuesa de los Ríos, y no se ha advertido que publicara ilustración alguna.
El boletín es considerado como una “obra de propaganda moral”, en el que se publicarán artículos en los que se dan a conocer los trabajos del patronato. Tendrá una parte oficial, en la que inserta la legislación que se va publicando sobre esta materia tanto a nivel internacional como nacional, así como las circulares dirigidas a las delegaciones; otra en la que informa del movimiento del personal tanto de la junta directiva como de las delegaciones, así como de los fallos y sentencias de los tribunales de justicia o las medidas adoptadas por los gobernadores civiles, entre otras autoridades; y finalmente publica una crónica española sobre la labor de las delegaciones , y otra extranjera sobre la que llevan a cabo los comités nacionales y las autoridades de otros países, así como un Estado de la represión de la trata de blancas en el extranjero, firmado por Juderías.
Entre las firmas de los textos que publica aparecen los nombres, además del de Julián Juderías, del que había sido secretario del patronato hasta 1906, Octavio Cuartero; el del entonces fiscal del Tribunal Supremo, Francisco Javier Ugarte; el del presidente del Patronato de Jóvenes Presos o abandonados de Madrid, Álvaro López Núñez; el del secretario de la delegación de Madrid, Pedro Sangro y Ros de Olano, todos ellos además vocales de la junta directiva del patronato; el de la vicepresidenta del Comité Internacional de la Asociación Católica Internacional para la Protección de la Joven, la baronesa de Montenach, o los de José M. Franco de Villalobos y el escritor Rafael Salillas, entre otros, también vinculados al patronato. En su práctica, el patronato llevará a cabo una función de tutela, para lo que instaló un par de asilos en Madrid (en San Fernando de Henares y El Pardo), dejando esta función en provincias a conventos religiosos, como los de las Adoratrices y las Oblatas.
La última entrega de este título en la colección de la Biblioteca Nacional de España corresponde al primer bimestre de 1916 (número 75), pero el boletín siguió publicándose hasta 1929.