« Volver

Revista hispano africana

Revista hispano-africana
África
Publicación mensual, editada por la Liga Africanista Española, organización que había sido constituida en Madrid, el diez de enero de 1913, a los pocos meses de quedar establecido el denominado Protectorado español de Marruecos. Su objeto fue influir en los poderes públicos y la opinión general sobre los intereses coloniales españoles en África. Entre 1913 y 1917 había publicado como “órgano oficial” la revista África española y a partir de abril de 1918 el Boletín de la Liga Africanista Española, títulos estos que también forman parte de la colección hemerográfica de la Biblioteca Nacional de España. Esta nueva revista mensual comenzará a editarla, en sustitución del citado Boletín, a parir de enero de 1922. Con ella, la Liga recupera su propósito de “irradiar su pensamiento y propaganda al exterior” e “ilustrar y encauzar a la opinión española en cuestiones africanistas e internacionales”, tal como expresa en su primera entrega. Para ello publicará artículos de prestigiosas firmas, “competentes y especializadas”, para “ilustrar al lector constantemente sobre los distintos aspectos de la acción protectora y colonizadora” de España en Marruecos y en las colonias africanas, extensibles también a las áreas del Sáhara o Fernando Poo, además de aspirar a que se abra en España un interés por las “cuestiones islámicas”. Quizás es la publicación de mayor calidad y ambición africanista de la época, a juicio de Manuela Marín (2013), en la que publicarán artículos desde el historiador y filólogo Américo Castro (1885-1972), que escribirá sobre la lengua judeo-española en Marruecos, hasta “ilustres representantes del colonialismo hispano”, como el arabista y después diplomático Clemente Cerdeira Fernández (1887-1942) o el paleontólogo Ángel Cabrera Latorre (1879-1960), que entonces era secretario de la Real Sociedad de Historia Natural. Además, será una revista profusamente ilustrada con fotograbados, además de dibujos, mapas, planos o croquis. Entre los autores de sus fotografías aparecerá el nombre de Lázaro. Trata asuntos de política colonial y exterior y ofrecerá estudios históricos, geográficos, demográficos o sobre literatura, arqueología, arte, religión, costumbres y folclore, enseñanza, indigenismo, urbanismo o arquitectura, y también sobre asuntos agrícolas, turísticos, y sobre operaciones y asuntos militares. También ofrece información financiera, económica, industrial y comercial, y noticias sobre el Marruecos francés. Tiene secciones de Bibliografía y Revista de revistas, así como otra bajo el epígrafe Mundo musulmán (con informaciones de Turquía, Afganistán, Palestina, Siria, Egipto, etc.), y a partir de 1929, contará con otra titulada Mundo hebreo. Actuará como director de la revista José Antonio de Sangróniz y Castro (1895-1980), que fue vicesecretario y secretario de la Liga y después será secretario de la Unión Íbero-Americana, presidida por el Duque de Alba (1902-1953), redactor de su Revista de las Españas (1926-1936), y uno de los más importantes diplomáticos del régimen franquista, y de tradición monárquica. En el cuadro de redactores se encontraban el abogado y publicista Emilio Dugi de Merás, Rodolfo Gil y Torres, Ricardo de Jaspe Santomá, Daniel Fernández-Shaw, José Vega Alcalá y Salvador Cabeza Anido. Entre las firmas de sus textos aparecen, además de las de Sangróniz (a veces, con sus iniciales J.A. de S.), la del diputado Arsenio Martínez de Campos, que también fue secretario y vicesecretario de la Liga, y que publicará, entre otros, Impresiones de un viaje; las del africanista y senador Antonio Goicoechea, que había reemplazado a Antonio Maura en la presidencia de la Liga, en enero de 1923; las de sus vicepresidentes Luis Rodríguez de Viguri (exministro) , Antonio Royo Villanova (senador) y Carlos García Alonso (catedrático); la del también catedrático de la Universidad Central José de Yanguas, las del académico Manuel L. Ortega Pinacho, y las del teniente coronel Emilio Bonellí, Carlos García Alonso, Tomás García Figueras, Hilarión González del Castillo, Rodolfo Gil Benumeya Torres, Ángel González Palencia, Leopoldo Ruiz Trillo, Manuel del Nido, A. Martín Pajares, A. Valle Lersundi, Isidro de las Cagigas, Manuel Orbea, Ignacio Bauer, J. Dantin, o la de la única mujer que colabora en sus páginas, Margarita Ruiz de Lihory (1889-1968), que usará el seudónimo Margarita Alcahalí (Manuela Marín: 2013). Entre los miembros de la junta central de la Liga se encontraban militares, catedráticos, políticos, publicistas, abogados, académicos, ingenieros, o científicos, como Niceto Alcalá Zamora, el general Alberto Castro Girona o el catedrático de Árabe José Argüelles Vázquez, entre otros muchos. La revista contó con una de las subvenciones más elevadas de los fondos reservados del gobierno español y estuvo ligada a los medios militares africanistas como órgano al servicio de la información colonial (Martínez-Gallego: 2014). Con paginación variada en sus entregas –generalmente, en torno a la treintena-, en los primeros años su foliación es continuada. Renumera cada año su secuencia y en sus cubiertas a veces se usa la tinta de color. Es estampada en papel cuché, y compuesta a dos y tres columnas. Lleva un sumario cada número y también inserta publicidad comercial. Algunas entregas serán dobles. La última corresponde a noviembre-diciembre de 1931.