Fundada y redactada por el presbítero Juan Francisco Sahagún y Arévalo Ladrón de Guevara (-1761) y editada e impresa por José Bernardo de Hogal (-1741), su periodicidad es mensual y sus entregas, de ocho páginas, secuenciadas y con foliación continuada; compuestas a una columna y con un formato en cuarto. Estuvo publicándose desde enero de 1728 hasta diciembre de 1739, formando su colección 145 números y un total de 1.153 páginas. Del número 50 al 121 (1732-1737) tiene como pie a la Imprenta Real Superior del Gobierno. Los dos últimos son los únicos de cuatro páginas y carecen del gran grabado en madera, con un escudo, que, con diversas variaciones en su diseño, era estampado en la primera plana de cada entrega.
La colección de la Biblioteca Nacional de España (BNE) no incluye ningún índice, aunque se sabe que otras colecciones pudieran tener alguno de los que sus artífices editaron e imprimieron, algunos bajo el título de Compendio..., como el que comprende de 1728 a 1736, cuya portada sí está incluida en la colección de la BNE, así como la Dedicatoria al arzobispo de México, Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta, y el Prólogo al lector, firmados ambos textos por Hogal. Se publicó con licencia y privilegio del virrey de Nueva España, que desde 1722 era el marqués de Casafuerte, Juan de Acuña y Bejarano (-1734).
Se trata de una gazeta típica del XVIII, al estilo de las europeas y de las que se habían extendido ya en América, que será la segunda que, con periodicidad fija, se publica en ese siglo en Nueva España, tras los seis números, también con periodicidad mensual , publicados por el también clérigo Juan Ignacio de Castorena y Ursúa (1668-1733) en 1722, y tras las anteriores gazetas, relaciones, sucesos u hojas volantes del XVII, o la reimpresión de la Gazeta de Madrid que el propio Hogal realizaba en México.
Sahagún y Hogal seguirán el modelo previo trazado por Castorena en la estructuración y contenidos de esta publicación, encabezados por titulillos con el nombre de los países o ciudades (al principio en cursiva y, después, en versales) de donde procedían las noticias o les afectaban los textos, pero con una ordenación más lógica y un estilo más claro y preciso que en su antecesora. Generalmente comenzaba con las concernientes a la entonces colonia bajo el epígrafe México, y le seguían otros con los nombres de otras de las ciudades de Nueva España, que generalmente eran sedes de órganos administrativos civiles, militares o eclesiásticos, o de poblaciones de importancia económica: Guadalajara, Querétaro, Vera Cruz, Acapulco, Puerto de Acapulco, Puebla de Los Ángeles, Valladolid, Real del Monte, Oaxaca, Michoacán, Zacatecas o Tasco, entre otras. Estas informaciones procedían, de forma anónima, de una suerte de “corresponsales” y de “correspondencias”, unas oficiales y otras particulares. Los primeros eran las propias autoridades seculares o religiosas (gobernadores, alcaldes, prelados, etc.). Las segundas podían proceder de relatos orales de capitanes de navío o de viajeros que llegaban a sus puertos, mientras que las noticias de otros países eran sacadas de las propias gazetas extranjeras. Así aparecen epígrafes con los nombres Madrid o Roma, o Guatemala o Perú. Y a todo el material inicial Sahagún le aplicará un mismo estilo de redacción.
Publicará resúmenes del ordenamiento jurídico emanado por la monarquía y el virreinato (pragmáticas, reales cédulas, leyes u ordenanzas), sentencias de la Real Audiencia y otros tribunales de Justicia, o nombramientos de autoridades, pero también dará cuenta de las manifestaciones públicas del culto católico (festividades, etc.). Asimismo ofrece información económica, especialmente la referida a la minería, de capital importancia en la entonces colonia, sobre el comercio o el movimiento portuario; datos estadísticos de demografía, mercaderías o consumo; sucesos, como incendios, epidemias o terremotos, notas científicas o composiciones en verso, y resaltan también sus gacetillas sobre la población indígena. Destacan también sus descripciones y datos históricos y artísticos sobre monumentos, edificios monumentales o espacios públicos, y al igual también que la Gazeta de 1722, al final tiene una sección de Libros y otros impresos, como sermones u oficios, a veces con la indicación “nuevos de México”.
Como toda gazeta, seguirá el modelo “histórico y político” y, dado su carácter “cuasi oficial”, destacará también en ella una ausencia de comentarios de naturaleza política. En 1733, Sahagún recibirá el nombramiento oficial de historiador y cronista general de Nueva España (será el primero en este cargo). Las páginas de su Gazeta “pintan a lo vivo el estado de la sociedad mexicana, con sus costumbres, preocupaciones y especiales características”, en palabras de Francisco González Cossío y Xavier de la Vera Alfaro, en su estudio El nacionalismo en la prosa mexicana del siglo XVIII (1963), en las que aparece reflejado ya un “sentimiento de nacionalidad”, que prácticamente un siglo después conformará una sociedad criolla independizada de la metrópoli.
En los años 1740 y 1741, la Gazeta de México interrumpe su aparición, impedida por la carestía de papel, y en 1742, continuando la secuencia numérica de sus entregas y de foliación, reaparece con el título Mercurio de México, que también forma parte de la colección de la BNE.
Para este título y otras publicaciones oficiales y la prensa mexicana del XVIII, destacamos los estudios de María del Carmen Ruiz Castañeda, principalmente los que publica en 1970 y 1980, y la tesis doctoral de Héctor Rodolfo García Lisjuan (2011); el dedicado a las gacetas de México y la medicina, de Virginia Guedea (1991), y el de la imprenta mexicana, de José Toribio Medina, entre otros. La Secretaría de Educación Pública mexicana editó esta gazeta en facsímil en 1949.