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La Revista de Santander (Santander)

Revistas de información general
Fue una empresa romántica de un grupo de historicistas montañeses enamorados del pasado y certeros escrutadores de archivos, tal como empieza a describirla José Simón Cabarga (1982), estando “despierta a la ilusión de llegar a revisar definitivamente la historia de la provincia”. Comienza a publicarse en enero de 1930, impulsada por el entonces director de la Biblioteca Menéndez Pelayo, Miguel Artigas (1887-1947), y por otros prohombres de las letras cántabras de la época José María Cossío (1892-1977), que fue su director; Francisco González-Camino y Aguirre (1899-1937), su secretario de redacción; José Fernández-Regatillo (1882-1975), encargado de la administración; Tomás Maza Solano (1891-1975), director adjunto desde mayo de 1930; Fernando Barreda (1887-1976), Mateo Escagedo Salmón (1880-1934 y el arquitecto Elías Ortiz de la Torre (1878-1940). Su redacción estuvo establecida en la Biblioteca Municipal y fue estampada en la imprenta de Librería Moderna, en donde también estaba establecida la Administración. Estuvo destinada sólo a suscriptores. Francisco Sáez Picazo (1973) elaboró sus índices de autores, de materias y geográfico, además del de sus láminas, también por materias. Contiene artículos sobre arte, biografía, etnografía, folclore y tradiciones, genealogía y heráldica, lingüística, literatura, historia, prehistoria y arqueología. Dio cabida también a textos de creación literaria y poética, y a transcripciones de documentos y comentarios a los mismos. Además de los citados, en su nómina de colaboradores estuvieron Gerardo Diego (1896-1992), Víctor de la Serna (1896-1985), Arturo Casanueva (1894-1936), José del Río Sáinz (1884-1964), Luis Barreda (1874-1938) o Concha Espina (1869-1955), entre otros muchos. Y aunque la mayor parte de sus colaboradores eran de derechas, algunos otros eran republicanos y entre ellos estuvo Matilde de la Torre (1884-1946), que fue una de las primeras diputadas socialistas de la II República Española. Con la indicación de “publicación mensual de arte, historia y literatura regionales”, fue considerada por el propio Cossío como una revista con espíritu regional y abierta. Compuesta a una columna, será una revista con una excelente presentación tipográfica y con un buen número de ilustraciones. Inserta grabados y fotografías de reproducciones pictóricas y escultóricas y sobre arqueología civil y religiosa, etnografía y folclore, historia, prehistoria y arqueología, así como de personajes, además de caricaturas y dibujos. Cada entrega o fascículo es de 48 páginas, a las que hay que sumar, cuando así se produce, las dedicadas a la publicidad comercial y las cubiertas. Cada seis números mensuales -o semestre- forman un tomo, con paginación continuada. Los años 1930 y 1931 forman los primeros cuatro tomos. El número extraordinario corresponde a junio de 1930. Las entregas de los años 1932 y 1933 debieron ser bimestrales, pues cada año forman los tomos cinco y seis, respectivamente, cada uno con sus respectivos seis números, también con paginación continuada, aunque en su información administrativa seguía indicado que era una “publicación mensual”. Los números incluyen sumarios y los primeros tomos contienen índices. El año 1933 de la colección de la Biblioteca Nacional de España está incompleto, al disponer sólo de los números 1 y 5.