Es continuación de El día de Madrid (1908-1916), que a la vez lo había sido de la primera época de El día, el periódico fundado en 1880 por Camilo Hurtado de Amézaga (1827-1888), tercer marqués de Riscal. Y aunque continua la serie numérica de ambos, acompaña a su cabecera la indicación de que se trata de su “segunda época”. Empieza ésta a publicarse el dos de diciembre de 1916, con un diseño moderno propio de la prensa de la segunda mitad del siglo veinte, al incorporar la fotografía de actualidad en sus páginas, y al utilizar recursos tipográficos en la titulación y subtitulación de sus textos y secciones. De tendencia monárquica y liberal moderada, venía estando adscrito a la prensa germanófila, habiendo recibido ayuda alemana para la defensa de su causa.
Aunque se declara no adscrito a ningún partido político, pasará a ser órgano del liberal disidente Niceto Alcalá Zamora, que en 1931 será el primer presidente de la II República Española. El propio diario, además de declararse neutralista y radical en sus planteamientos liberales, a partir de 1917 se mostrará contrario al gobierno del conde de Romanones, y en junio de 1919 será acusado por la competencia de apoyar al ministerio de Antonio Maura.
Dirigido por Francisco Gómez Hidalgo, serán redactores-jefe Vicente Ballester Soto y Francisco Espinosa. Resaltan la presencia entre sus colaboradores y redactores de un aliadófilo como Miguel Unamuno, de la condesa Pardo Bazán, José Francos Rodríguez, Manuel Linares Rivas, Antonio Hoyos Vinent, Eduardo Zamacois, Margarita Nelken, Luis López Ballesteros, José Ortega Munilla y su hijo, José Ortega y Gasset, Beatriz Galindo, Rodrigo Soriano, Luis del Val, Tomás Elorrieta, F. Primo de Rivera, José María Carretero, Ramón Gómez de la Serna, Miguel de Castro, Fernando Weyler o J. Millán Astray. Su crítico taurino utilizará el seudónimo de Don Pepe. También publicará Emilio Bobadilla, con el seudónimo Fray Candil, siendo probablemente El Caballero Audaz el seudónimo utilizado por su director. Su gerente, Fernando Melgarejo, pasará a ser presidente del consejo de administración cuando el diario pase a ser propiedad de la empresa editora de La nación.
Como periódico de información general, aumentará sus artículos de fondo, que había casi eliminado en su época anterior, sobre política nacional e internacional, economía, industria, comercio y finanzas, literatura, sociedad, etc. Ofrece información y crónicas de arte, deportes, tribunales, sucesos, espectáculos, teatro, toros, vida política municipal, parlamentaria y gubernamental, noticias telegráficas del extranjero y provincias, cotizaciones de las bolsas españolas, etc. Dispondrá de secciones como ‘La política del día’ o ‘Última hora’, la religiosa y la meteorológica, así como publicidad en todas sus planas, incluso junto a la mancheta de su cabecera, esquelas y anuncios por palabras, desapareciendo de sus páginas el folletín, dedica su última plana a la actualidad gráfica, y utiliza las tiras cómicas de Tovar y otros humoristas y los dibujos de Fresno, entre otros. Sus números varían entre 6 y 4 páginas, impreso a seis columnas. Subtitulado “diario de la noche”, llegó a tirar cuatro ediciones diarias.
Desaparecerá en medio de un ajuste de cuentas entre los diferentes sectores germanófilos del diario, después de la derrota alemana en la primer guerra mundial, no si antes haber mantenido sonadas polémicas con El parlamentario, y haber llegado a cruzarse las espadas entre su gerente y Luis Antón de Olmet, después de haber vivido durante 42 años y haber tirado más de 14.000 números.