Este periódico comenzó en junio de 1863 y es continuación de El Amigo del Comercio, que se venía publicando desde hacía casi tres años. Su director, el abogado Fernando Moreno y Solano, que era también promotor inmobiliario como gerente de la Casa de Consignaciones de Capitales, así como los directivos de esta sociedad, decidieron cambiarle el título para darle un cariz de periódico educativo y no tan centrado en temas económicos y comerciales.
La Civilización llevaba como uno de sus subtítulos el de Ciencia, Industria, Noticias y Anuncios y también destacaba otro como Periódico de instrucción general. No obstante, continuaba la numeración de su antecesor y, al igual que este, constaba de cuatro páginas y salía tres veces por semana.
La Casa de Consignaciones de Capitales era una sociedad industrial que estaba enfocada en la promoción inmobiliaria y la construcción de viviendas, sobre todo para darlas en alquiler, así como en la edificación de fábricas y talleres de diferentes oficios también para arrendar. Esta es una de las razones del cambio de título, dado que sus editores consideraban que esta actividad económica de la promoción de la tenencia en alquiler era una obra civilizadora, además de que la publicación contaba con páginas específicas dedicadas a la instrucción pública.
En el prospecto con el que abría su primer número, La Civilización decía solemnemente: ‘La instrucción es la base del edificio social, es deber de todos los escritores abogar por ella, denunciar los abusos, aplaudir los actos del gobierno y de los profesores que se encaminen a poner en su debido lugar el principio radical de la felicidad de las naciones’.
Por los demás, el periódico contaba con las secciones habituales en la prensa de la época: una sección oficial con la información de las decisiones gubernamentales y otras con noticias de Madrid, de provincias y del extranjero, estas últimas llegadas a través de la novedad que representaban los despachos telegráficos.
La Civilización dedicaba también un espacio a la información religiosa, a la bursátil y a la cartelera teatral. Otra sección llamada de Variedades era un cajón de sastre en el que cualquier noticia tenía cabida. Incluso en el faldón dedicado tradicionalmente al folletín se publicaban poemas. Aunque lo que caracterizaba al periódico era su afán por la instrucción y así la primera columna de la portada podía arrancar con un tema como los Principios elementales del álgebra.
La última página, como en tantos otros periódicos, estaba dedicada a la publicidad. La colección de la Biblioteca Nacional solo llega hasta septiembre de 1863. Puede que se editaran más números pero no parece que la publicación tuviera mucho más recorrido.
[Descripción publicada el 4/11/2024]