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La Ilustración taurómaca

Toros
Esta publicación nace en 1884, en unos años en que la fiebre taurina alcanza su clímax, especialmente gracias a la rivalidad de dos de los mejores toreros del momento, Lagartijo y Frascuelo, que formaron en torno a ellos dos bloques irreconciliables entre los aficionados y los críticos taurinos de la prensa. Para competir con otros títulos, especialmente con La Lidia, que había nacido dos años antes e incluía un grabado en colores a doble página con las suertes del toreo, La Ilustración taurómaca comenzó publicando fotografías a página entera de los matadores más destacados, así como de otros motivos taurinos. Lamentablemente, Las fotografías realizadas por Nicolás Caldevilla y Sevilla no han sobrevivido a las vicisitudes de la Historia y han desaparecido de la colección de la BNE, aunque sí podemos verlas en la que conserva la Biblioteca Digital de Castilla y León. En los cinco números publicados se ofrecieron fotos de cuatro matadores, entre ellos de Frascuelo, y una imagen de los toros en el corral de la vieja plaza de toros madrileña situada en las cercanías de la Puerta de Alcalá. Las fotografías de los toreros iban acompañadas de reseñas biográficas y de un relato de los hechos más destacados de su trayectoria profesional. De cuatro páginas de texto editadas a dos columnas y con una periodicidad de 10 días más o menos, la publicación tenía secciones curiosas como la dedicada a comentar cómo las frases propias del lenguaje taurino habían pasado a formar parte del habla corriente para expresar situaciones de la vida cotidiana. Así por ejemplo, las frases ‘¡Qué bien se torea desde la barrera!’ o ‘Usted descuide que le echaré un capote’. Su director, Leopoldo Vázquez Rodríguez, había publicado en 1880 el ‘Vocabulario taurómaco’, “colección de las voces y frases empleadas en el arte del toreo con su explicación correspondiente”, por lo que el libro le sirvió para redactar dicha sección del periódico. En otras secciones se informaba de las suertes del toreo, como la de ‘Recibir y aguantar’ a la hora de entrar a matar, de los nombres de los toros que habían destacado por sus condiciones para la lidia o por las desgracias que habían causado, así como se ofrecían datos estadísticos de la temporada de todo tipo; por ejemplo, los puyazos y banderillas que habían recibido los toros y los caballos que éstos habían matado. La publicación es muy útil para conocer los periódicos taurinos que se editaban en la época en España, dado que daba información sobre su fecha de aparición, su periodicidad, lugar de edición, quienes eran sus directores y otro datos. No se conoce la razón por la que La Ilustración taurómaca dejó de editarse después de sacar sólo cinco números, pese al éxito que cosechó con las fotografías según reconocía en sus páginas. Pero quizá la respuesta está en la enorme competencia que había en la Prensa taurina durante esos años. [Descripción publicada el 7/6/2018]