Se trata del diario conservador más representativo de la década moderada (1844-1854), que nace en junio de 1842 bajo la dirección de Luis José Sartorius, que después se convertirá en el primer conde de San Luis. Será puesto a servicio del general Narváez y contra el partido progresista del general Espartero, que en ese momento está ocupando la regencia (1840-1843), tras haber dado fin a la primera guerra carlista. Como órgano del partido moderado, será continuador de El español y de El correo nacional, que habían sido dirigidos por un liberal como Andrés Borrego, cuyos redactores pasan al nuevo periódico, que nace bajo el subtítulo de “político, religiosos, literario e industrial”. Junto a su monarquismo constitucional, será defensor de la iglesia y de la religión católica contra los ataques de los progresistas y demócratas, como aglutinador del conservadurismo más puro, atrayente incluso para algunos sectores del carlismo.
Tendrá un eminente carácter político y polémico con la prensa esparterista y progresista (El eco del comercio y El clamor público, principalmente), y especialmente se mostrará extremadamente combativo en 1848 frente a los acontecimientos de París al tiempo que Narváez asume poderes dictatoriales. Sus editoriales encabezados bajo el título del mismo periódico serán escritos por Sartorius, o influidos por este cuando llega a ocupar el ministerio en la última etapa de la década moderada. Su redacción la integran José Ignacio Escobar, Antonio Ríos Rosas, Fernando Cos-Gayón, Tomás García Luna y Baltasar Anduaga. J. Rebollo empezará siendo su editor-responsable, y por último lo será Mariano de la Torre. Al principio será estampado en su propia imprenta, y en sus páginas Juan Donoso Cortés escribirá sus “Cartas desde París”. Su índice se puede hallar en Veinticuatro diarios (1968).
En su afán por ostentar la primacía de la prensa sustentadora del gobierno moderado, absolverá a El corresponsal (1839-1844) y a El globo (1845), y después encontrará nueva competencia en sus propias filas, cuando su redactor-jefe, Diego Coello y Quesada, pasa a dirigir un nuevo periódico conservador -El faro (1847-1848)-, siendo sustituido por José María de Mora, pero sobre todo al aparecer, en 1849, El país y La época, antes de desaparecer al no poder superar la nueva etapa iniciada por el bienio progresista (1854-1856).
Primero será vespertino y después matutino, al ir ocupando los espacios de los periódicos que irá absorbiendo, y su estructura será la del diario típico de la prensa de noticias del diecinueve, con ediciones para provincias y para Madrid. Con fondos de política y crónicas y correspondencia de provincias y del extranjero (Londres, París, Bayona, Gibraltar, Lisboa o ultramar), parlamentaria y gubernamental, revista de prensa, crítica literaria, información religiosa, de espectáculos (teatro y toros, principalmente), gacetillas locales, artículos de modas, precios de los productos de consumo, bolsa de Madrid y mercados extranjeros, folletín (principalmente traducciones francesas) y anuncios comerciales.