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El Pistón (Madrid)

Revistas satíricas y humorísticas
Criticado por Hartzenbusch, alabado por Cejador y rescatado del olvido por Javier Ruiz (1978), Dick Higgins (1987) y, sobre todo, Víctor Infantes de Miguel (1998 y 2000), este periódico es una de las producciones literarias del que fue su fundador y director, José González Estrada, que aparece como su editor responsable. La colección que ha podido conservarse de este título la integran doce números, el primero del mes de abril de 1864, y los restantes de mayo y junio del mismo año, y aunque secuenciados y fechados no indican el día de aparición, saliendo con una periodicidad casi semanal. El primero es de una hoja y dos páginas impresas, y los demás, de cuatro, todas ellas compuestas a dos columnas pero ninguna foliada. Fue estampado en la Imprenta de Pascual G. y Orga, y de la entrega quinta a la décima, en la Tipografía de F. Hernando. Por su subtítulo -“periódico de chistes y risas”- podría encasillarse en la prensa humorística sin más, pero su recorrido es mayor. Ya bajo su propia cabecera aparece expresado parte de su contenido: “literatura de charadas, cuentos, burlas, embustes de buen género, ovillejos, enigmas, epigramas y sátiras”. Sus textos varían entre los escritos en verso (los más) y los redactados en prosa, comenzando cada entrega con un artículo o editorial en el que González Estrada da cuenta de los efectos polémicos que produce en el mundo literario madrileño el estilo de sus composiciones (décimas, cuartetas, sonetos, odas, etc.), pero, sobre todo lo que el propio autor denomina poesías “laberínticas”, los acrósticos y pentacrósticos y otros textos “visuales”, que revindicará como procedentes de la literatura clásica española y universal y cuyos recursos estilísticos serán posteriormente utilizados por movimientos artístico-literarios del siglo veinte como el dadaísmo y surrealismo. En su páginas, González Estrada también dará entrada a un buen número de textos remitidos, elogiosos y panegíricos, tanto en verso como en prosa, bajo los cuales aparecen, entre otras, las firmas de Luisa Pérez, Micaela Valderrada, Dolores Alegre, Eduardo Pelayo, Julián de la Cova o la del propio Zorrilla. Al final, bajo el epígrafe Anuncio, el editor publicitará su otra producción libresca. El hecho de que Hartzenbusch (1894) dijera que fue “un periódico único en su género por lo disparatado” y censurara que González Estrada se hubiese ufanado de la poesía laberíntica que había inventado como “la verdadera, pues todo lo demás era poesía vulgar, común, de coplero”, no era más que un último reproche de la virulenta polémica que había tenido cuando a la sazón era director de la Biblioteca Nacional (1862-1876), a la que se habían sumado también José Selgas o Antonio Ferrer del Río. A esta descalificación se agregó también Ossorio y Bernard (1903), al decir que González Estada había sido “un pobre loco, pero pacífico que sólo causó daño a las letras, a cambio de haber motivado mucho regocijo a sus infinitos lectores”, pues añade que El Pistón “llegó a tener fabulosas tiradas”. Asenjo (1933) se incorpora también a la descalificación de Hartzenbusch sobre la obra de un González Estrada, del que algunas fuentes han dado como años de su nacimiento y óbito en torno a 1830 y 1882, respectivamente, que contradice lo que él mismo escribió al presentar El Pistón como “liberal, monárquico y constitucional, pues así lo juró el año de 1820”, mientras que fue Ossorio el que ya había dado como fecha de su fallecimiento febrero de 1873. Esto sería tres años después de que publicara Bigotazos, tragabalas [o traga balas] y cureñas, en 1868, tras la Revolución Septembrina, unas hojas sueltas estampadas en papel amarillo y sin datar, de las que se conoce sólo su primer número. A juicio del citado Ossorio, González Estrada se hizo famoso al consagrar su propio género estilístico con este tipo de periódicos u hojas sueltas al que se había aficionado a partir de 1853, como el titulado El ramo de la libertad, sin datar pero en torno a 1860-1864, y el que escribió bajo el título El Prisma (1860-1863), del que se conocen tres números. En cuanto a El Pistón, en cuyas páginas el “ingenio, ironía y hallazgos semánticos son extremadamente originales”, a juicio de Javier Ruiz (1978), la bibliografía de referencia indica que se publicaron 24 números, hasta octubre de 1864, y Alfred Canel (1867), que dio tan tempranamente cuenta de este título, señaló hasta un número 18, pero correspondiente al año 1865.