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El Averiguador (Madrid)

Averiguador universal
Preguntas y respuestas
Como “semanario de artes y ciencias y medio de comunicación entre los curiosos y aficionados a toda clase de conocimientos”, publica su primer número el uno de diciembre de 1867, apareciendo desde el uno de enero de 1868 cada domingo, en entregas de ocho páginas, con foliación continuada, compuestas a dos columnas, con una sección principal, divida en dos partes. En la primera, se insertan breves Preguntas remitidas por los suscriptores o cualquier otro lector relativas a etimología, literatura, refranero, folclore, música, bellas artes, historia, bibliografía, biografía, diplomática, geografía, arqueología, epigrafía, paleografía, antigüedades, usos y costumbres, arte militar, historia natural o comercio e industria, entre otras materias, exceptuando las que pudieran rozar la religión o la política; y en la segunda, las Respuestas, la mayoría de ellas también breves, que podían ofrecer asimismo los lectores. Las autorías de unas y otras podían ir firmadas con nombre completo, iniciales o seudónimo, o podían ser anónimas. A ello se suma una Revista de bellas artes y otra de Curiosidades, en donde aparecen textos clásicos o transcripciones de manuscritos medievales, entre otros, dándose noticias también de bibliografía u otros asuntos artísticos. La última plana la ocupa un anuncio de la revista mensual El Arte de España (1862-1870), fundada por el historiador, crítico de arte y periodista Gregorio Cruzada Villaamil (1832-1884), que será también el director de El Averiguador (Hartzenbusch: 1894), apareciendo indicado como editor responsable de este Aniceto Hidalgo. El propio Villaamil firmará también respuestas y otros textos, así como Ceferino Araujo Sánchez, E. Mélida o E. Lafuente, entre otros aficionados o estudiosos del conocimiento cultural e histórico. Su director pretende que El Averiguador sea en España lo que eran otras publicaciones extranjeras del mismo carácter, como las Notes and Queries, de Londres, que se venían publicando desde 1849; De Navorscher, en Ámsterdam, desde 1851; el Historical magazine, de Boston, desde 1857, o L’Intermediaire des chercheurs et curieux parisino desde 1864; es decir, un “medio de comunicación” y para el comercio entre las gentes literarias y artísticas, anticuarios, arqueólogos, genealogistas, bibliófilos e investigadores, entre otros, y que en España había tenido un precedente en el periódico barcelonés El Consultor universal (1865-1866). Comienza a ser estampado en la Imprenta de la Biblioteca Universal Económica, y después en la de Manuel Galiano. Aunque señalaba que no se publicaría los meses de julio, agosto y septiembre, en su entrega número 22, del 31 de mayo de 1868, anuncia su suspensión en una nota de su administrador, Segundo Abadía. Hasta aquí forma un primer tomo de 351 páginas, incluyendo las dos de un Índice de preguntas y respuestas. A partir del uno de enero de 1871 inicia una segunda época, ahora con el subtítulo “correspondencia entre curiosos, literatos, anticuarios, etc.”, empezando sus entregas con un sumario, que ahora serán quincenales, apareciendo los días uno y quince de cada mes, y duplicando sus páginas, hasta 16, siendo estampadas en la Imprenta de M. Rivadeneyra. Incluirá secciones nuevas, como Filatelia, Sigilografía y Movimiento bibliográfico y numismático, y alguna gacetilla. A partir de enero de 1872 aparece indicado como su director y propietario el escritor, científico e ingeniero militar Eduardo de Mariátegui y Martín (1835-1880), que también lo fue de El Museo de la industria (1869-1873) y perteneció a la junta de gobierno de la Sociedad de Bibliófilos Españoles entre 1868 y 1875. La colección de la Biblioteca Nacional de España (BNE) de este título acaba en el número 48, del 31 de diciembre de 1872, integrando esta segunda época dos tomos anuales, incluyendo el de 1871 un total de 384 páginas y un índice de dieciséis; y el de 1872, 384 páginas, pero sin índice. Al parecer, llegó a publicar también los cuatro números correspondientes a los meses de enero y febrero de 1873. En enero de 1876 reapareció, estampado en la Imprenta de Víctor Sáiz, igualmente en entregas de 16 páginas, compuestas a dos columnas, siendo esta su tercera época, que alcanzó hasta 1877, con la edición de once números, siendo entonces su director Mariano Vergara. Y entre 1879 y 1882 tuvo su cuarta época, con el título El Averiguador universal, dirigido ahora por el presbítero José María Sbarbi, que integra también la colección de la BNE.