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El Autógrafo (Madrid)

Literatura
Se trata de una publicación peculiar por cuanto usó el proceso litográfico en toda su extensión, al ser utilizado para reproducir también los textos que previamente son caligrafiados a mano, y de ahí quizá se desprenda el significado de su título. Su fundador, director y principal redactor fue un entonces joven catalán afincando en Madrid, V. Masferrer y Codina, que a la temprana edad diecisiete años es el autor también de decenas de dibujos, entre retratos, caricaturas, cuadros de costumbres o humor gráfico, que inserta en sus páginas, algunos de ellos coloreados a varias tintas. Comenzó a publicarlo el cinco de enero de 1873, aunque la colección de la Biblioteca Nacional de España empieza con su cuarta entrega, correspondiente al dos de febrero de 1873, y termina en la número 59, del 26 de marzo de 1874. Cada cuadernillo es de ocho páginas, apareciendo tres veces al mes o cuatro (los días 2, 10, 18 y 26), con una “composición” a dos columnas. Fue estampado en las litografías de N. González, de Ruiz y de La Nación. Publica breves narraciones y artículos literarios y de costumbres, fábulas, composiciones poéticas, charadas o jeroglíficos. Tiene también una sección de Variedades o Miscelánea, con anotaciones de carácter jocoso, chistes o breves noticias, como la del fallecimiento de Gertrudis Gómez de Avellaneda, y publica una Necrología de 1873. Muchos de los personajes políticos de la época pasan por la pluma del joven Masferrer, y entre los grabados publicados aparecen, además de Cervantes, Rubens o Aloys Senefelder (inventor de la litografía), Salustiano de Olózaga o Bravo Murillo o la citada escritora Gertrudis Gómez de Avellaneda. También aparecen bajo algunos de sus textos las firmas de Juan Nicasio Gallego, Antonio de Trueba, Tomás de Asensi, Manuel Bretón de los Herreros, Carlos Vieyra de Abréu, José Selgas, Fernando Rovira, Ortiz de la Vega, Ángela Grassi o Adela Sánchez y Cantos. Junto a la peculiaridad de la composición caligráfica de sus textos y de la modernidad que representan los trazos artísticos de Masferrer también como dibujante (que al principio aparece como director artístico, junto a P. Lado de Tijera, como editor literario, siendo probablemente este un seudónimo del propio Masferrer), la revista puede encajar, además de entre las literarias e ilustradas, como infantil o más bien entre las juveniles.