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Economía española (Madrid. 1933)

Economía
Revista mensual, órgano de la Unión Económica –después, Unión Nacional Económica (UNE)–, que comenzó a publicarse en enero de 1933, siendo una de las publicaciones en su campo “más prestigiosas” del periodo republicano, a juicio de la historiadora y catedrática Mercedes Cabrera, en sus destacados trabajos (en concreto, los de 1983, 1986, 2001 y 2003). La UNE fue el “proyecto más ambicioso” hasta entonces para crear una “patronal de patronales”, siendo su promotor y presidente el industrial naviero y político monárquico-maurista bilbaíno Ramón Bergé Salcedo (1881-1947), que durante la dictadura primoriverista ya había llevado a cabo un intento similar con la creación de la Federación de Industrias Nacionales. Reunió a los más poderosos grupos de la élite financiera, industrial y comercial del país, destacando entre ellos la patronal vasca Liga Vizcaína de Productores y la catalana Fomento Nacional del Trabajo, proclamando en su asamblea constitutiva de finales de 1931, como principios básicos, la salvaguarda de la propiedad y el respeto a la ley y el orden establecidos, es decir, a la República. En su seno se constituyó también un servicio o Centro de Estudios y de publicaciones, que estuvo dirigido por el abogado, militar y periodista conservador Mariano Marfil García (1883-1939), quien, entre otros cargos políticos, había ostentado la dirección general de Aduanas durante la dictablanda del general Berenguer, proclamándose defensor a ultranza del librecambismo y contrario a las políticas estatistas de Alemania e Italia o de Estados Unidos. En 1933 ya se agrupaban en torno a la UNE casi dos centenares de las principales patronales españolas, lo que la convirtió en un vasta organización de las oligarquías, que en 1932 había condenado el golpe del general Sanjurjo, y aunque ello no significara que aceptara las medidas que adoptaba el gobierno radical-socialista, acataría el resultado de las elecciones de 1936. “Quizás Unión Económica predicaba en el desierto, tanto en medios políticos como en medios empresariales” (Mercedes Cabrera: 2003). El propósito de la UNE con sus asambleas, su centro de estudios, sus ciclos de conferencias, sus monografías y su revista fue intentar “formar el pensamiento orgánico de la economía nacional”, por ello señala en el artículo de presentación que su órgano de expresión “no era una revista más”, si no que serviría para “afirmar su fe en los principios del sistema económico capitalista”, reconociendo que “los tiempos” que corrían eran “duros” y no convenía que “frente al enemigo común” se disgregaran los esfuerzos, a la vez que reconocía “un paralelismo completo entre la prosperidad de los negocios y el mejoramiento de condición del obrero”. Crítica con el socialismo por su doctrina de lucha de clases, se posicionó contra el fascismo italiano por su corporativismo intervencionista. No sólo acató el régimen político republicano, sino que lo hizo “con firme lealtad para servirle y colaborar en su seno”. Y lo demostró con su primer número publicado, al invitar al presidente de la República, don Niceto Alcalá Zamora (del que inserta en la portada su retrato), al presidente del Consejo y al ministro de Hacienda para que les “honraran” en sus páginas. En entregas de paginación variable, pues van entre un centenar y casi cuatro centenares de páginas, compuestas a una columna, y cuyo volumen ya demuestra su gran empaque, es una revista especializada en ciencia, técnica, teoría y praxis económicas, dirigida a un estricto campo profesional, y, por tanto, de público. Su propósito fue “reflejar la vida social, económica y financiera de España y el extranjero”, y para lograrlo buscó la colaboración de economistas consagrados o de políticos, intelectuales u otros profesionales destacados que pudieran ofrecer una aportación valiosa, cuya doctrina no tenía por qué responder estrictamente con la establecida por la patronal o la revista, la cual no aspiraba a dogmatizar, se dirá también en su artículo de presentación. Ofreció cumplida información de las actividades, las memorias y las grandes asambleas celebradas por la UNE o sobre los ciclos de conferencias que organizó en torno al proyecto de reforma agraria o las notas oficiosas que cursaba; de las de otras entidades, como la de la Conferencia Nacional de la Banca, la Conferencia Ganadera o la de la Asamblea General de Transportes (1933). Dio cuenta de los acontecimientos de relieve a nivel internacional, como la Conferencia Económica de Londres (1933), y publica discursos, conferencias de ciclos, o sólidos artículos de investigación sobre la economía española. También un índice mensual de legislación económica, financiera y social, incluida la extranjera, y prescindió de los ingresos que pudiera proporcionar una sección de publicidad. Ofrece crónicas mensuales de economía y de finanzas; artículos y estudios de cuestiones de política económica, política presupuestaria y política social, y de industria, agricultura o comercio. Sobre concentración parcelaria, regadíos, crédito agrícola, fusión de compañías, problema ferroviario, obras hidráulicas, industria minera y comercio del carbón, cártel internacional del acero, población, intervencionismo económico, crisis económica española y mundial, procesos económicos y teoría de los ciclos, ahorro, red nacional de transporte de energía eléctrica, comercio, conciliación y arbitraje internacional, formación profesional, empleo, paro forzoso o seguro social, entre otros muchos asuntos. Tiene una sección de Bibliografía, y otra de Documentos o Publicaciones, con paginación independiente, entre los que se encuentran la traducción del folleto Stalin & Cía, por R.N. Coudenhove-Kalergi, presidente de Unión Paneuropa, sobre la experiencia económica en Rusia; La economía dirigida, conferencia del Congreso de Economía Mundial de Berlín, de 1932, organizado por la Sociedad de Economía Política de París; El potencial económico de España, por Antonio de Miguel, o El problema cerealista en España durante el reinado de los Reyes Católicos (1475-1516), por Eduardo Ibarra Rodríguez. Contó con un cuadro de colaboradores que supera la treintena de reconocidos economistas, profesores y expertos, que más adelante duplicará en número. Citaremos algunos, como Joaquín Adán, Luis Barreiro, Ramón Bergé, Germán Bernácer, Carlos Caamaño, Jaime Carner, Olegario Fernández Baños, Gregorio Fernández Díez, Alfonso García Valdecasas, Benigno González Sologaistúa, Antonio de Miguel, José Manteca, Mariano Marfil, Miguel Maura, Luis Olariaga, Leopoldo Ridruejo, Daniel Ríu, Javier Ruiz Almansa, Manuel de Torres, Juan Ventosa y Calvell, Ignacio Villalonga, Blas Vives o el Vizconde de Leza. La revista publicó algunos números dobles y alguno triple, y el 41, de mayo de 1936, es el último de su colección en la Biblioteca Nacional de España. Referencias sobre la historia de la prensa económica española son las de Victoria María de Diego Vallejo y Jesús Timoteo Álvarez (1985) y Luis Garrido González (1993).