Revista gráfica semanal fundada y dirigida por el escritor y periodista segoviano Francisco Guillén Salaya (1900-1965), de la que su hermano Mario Guillén Salaya será el gerente; Mariano Fuentes, redactor-jefe, y Julio Escobar, secretario de redacción. “Regeneracionismo y neorregionalismo fueron las claves” de esta publicación, a juicio de José-Carlos Mainer (1995), el estudioso que se ha acercado a la personalidad y obra de Francisco Guillén, quien desde posiciones anarquistas y de vanguardia pasaría a formar parte de las primeras huestes del jonsismo y el falangismo fundados pocos años después. Castilla –que también se denominará Castilla gráfica–publica su primera entrega el 17 de febrero de 1924, y la última en la colección de la Biblioteca Nacional de España (BNE) es la número 57, correspondiente al 19 de marzo de 1925, aunque Mainer señala que estuvo apareciendo hasta el 31 de mayo (número 61), por lo que apenas superó el año de vida.
Con cubiertas ilustradas con fotograbados, dibujos o reproducciones pictóricas estampadas a veces con tintas a color, sus entregas superan la veintena de páginas, compuestas a dos columnas, y para su impresión se utiliza además del papel cuché el de prensa, siendo usado el primero sobre todo para la inserción de sus numerosos fotograbados. Sus contenidos comprenderán no sólo a las provincias y capitales de la actual Castilla la vieja y León, sino también a las de la nueva, y por tanto a ciudades como Toledo o Madrid o a las de Santander y Logroño.
A sus contenidos sumará la crítica o los textos de creación literaria, tanto en prosa como en verso, con la divulgación de la historia, la leyenda o el arte monumental de las tierras y ciudades castellanas, y las informaciones, artículos o reportajes de actualidad relativos a la economía, la agricultura o los espectáculos teatrales o de variedades, deportivos o de toros. Su carácter gráfico lo hará extensivo a los numerosos fotograbados de vistas de las poblaciones castellanas y de sus monumentos y edificios singulares, pero también a sus retratos o instantáneas de actualidad, organizando incluso un concurso de fotografías artísticas.
Por tanto, sus secciones reflejan esa variada temática: Castilla monumental, Teatros y cines, Deportes, Mercados, Poetas castellanos y Poetas americanos, Poesías inéditas, Cuentos inéditos, Humorismo, Taurinas, Leyendas de Castilla, Cinematográficas, Ciudades castellanas, Variedades o Notas gráficas de actualidad, entre otras.
A partir de octubre de 1924 contó con la colaboración del escritor y periodista César González Ruano (1903-1965), quien publicará textos sobre Larra, Azorín o las poetisas modernas de América; Rafael Cansinos-Assens (1882-1964) firma el artículo Crítica somera; Ángel Dótor escribe sobre los valores literarios de Ricardo León; aparece publicado el poema Canciones de cuna, de Gabriela Mistral, reproduce Poemas humanos de tema soriano escritos por Gerardo Diego, o saluda las Nuevas canciones, de Antonio Machado; pero también inserta bellos fotograbados del Alcázar de Segovia, de la ciudad de Ávila o de las excavaciones arqueológicas de Numancia, o artículos históricos sobre la población, el mercado de capitales o el comercio y la industria en Castilla; o un reportaje sobre Santander como playa de moda, acompañado también de fotografías en blanco y negro.
Bajo sus textos aparecen además los nombres de José Delgado Molina, José D. Frías, María Enriqueta, Jaime Torres Bodet, Jesús Cancio, J. Cornet, R. Rodríguez Valdivieso o M.F. Mariáñez, entre otros.
Guillén Salaya había establecido en Madrid la Agencia Castilla, para la contratación de anuncios comerciales en los principales periódicos españoles, empresa que, además de editora de la revista, también lo será de una serie titulada Guías Castilla de poblaciones españolas, que empezó con la de Segovia. La propia revista estuvo bien surtida de anuncios comerciales, e insertaba también una Guía de hoteles de Castilla.
En la última entrega de Castilla, los hermanos Francisco y Mario Guillén Salaya, anuncian que se hacían cargo de Tobogán: revista de afirmación literaria (1924). Para Mainer, Castilla tiene un “interés menor” y es un antecedente de la que después también fundarán y editarán entre 1929 y 1930, con una última entrega en 1933: Atlántico, título este que integra así mismo la colección hemerográfica de la BNE. Mario Guillén, por su parte, editará, también como director, cinco números de Segovia gráfica (1927), falleciendo en 1935, en Alicante.
Además de los trabajos que Mainer publica en 1989, 1995 y 2008 sobre Guillén Salaya y sus revistas, otras referencias similares aparecen en el segundo volumen del Homenaje al profesor Antonio Gallego Morel (1989) o en la monografía Obra periodística, 1925-1936, de César González Ruano, publicada en 2002, y sus Memorias, aparecidas en 2004.