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Voz española (Manila. 1931)

Periódicos
Aparece el siete de marzo de 1931, con periodicidad semanal (sale los sábados) pero con formato de periódico (hasta cinco columnas), fundado y dirigido por Alberto Campos, quien expresará que había iniciado sus tareas periodísticas tres décadas antes. El semanario adopta un título parecido al que fuera el diario filipino La voz española (1888-1892). Con una cubierta en la que aparecen motivos españoles (como su escudo oficial, que después desaparecerá) y de la antigua colonia, estampa bajo su cabecera el lema “Al servicio de España, de la armonía hispano-filipina y de los intereses españoles radicados en las Islas Filipinas”. En su primera entrega aparece una dedicatoria manuscrita del catedrático de Derecho Internacional Camilo Barcia Trelles (1888-1961). Sus números, que insertan anuncios publicitarios y fotografías, son de una veintena de páginas. Suele ofrecer en su cubierta un Sumario de los principales artículos e informaciones que contiene cada número, y otras veces una fotografía, acompañada de un texto. La primera página de cada entrega contiene el editorial y la sección Cablegramas de Madrid, un servicio particular para el periódico de su corresponsal en Madrid, el agente de la propiedad industrial Ramiro de Salazar y Alonso. Dedicará gran espacio a las noticias y artículos relativos y procedentes de España en la mayor parte de sus secciones, así como los referidos a la vida de la colonia española en Filipinas. Se estructura en información general -sobre todo política- de España y de sus provincias, vida deportiva, ecos de sociedad, noticias locales de la semana, noticiero radiográfico mundial, y en otras secciones dedicadas al “séptimo arte” (cine) y a la información económico-financiera, con un boletín de cotizaciones. También incorporará una “página literaria” y una crónica religiosa. Su tendencia política es de derechas y su ideario, católico; reivindicará la dictadura primoriverista, será muy crítico con el régimen republicano que al mes de su aparición se constituirá en España y se mostrará combativo contra el comunismo. Entre las firmas de sus artículos aparecen las de Manuel Bueno (1874-1936), Ramiro de Maeztu (1875-1936), José Calvo Sotelo (1893-1936) o Ángel Dotor y Municio (1898-1986). El 25 de julio de 1931 (número 21) editará un “Extraordinario del Día Español”, de 72 páginas, con motivo de la festividad de Santiago apóstol, en el que incluirá testimonios del presidente de la República española, Niceto Alcalá Zamora; del capitán general de la Armada española, Juan Aznar; del gobernador general de Filipinas, Dwight F. Davis, del rector de la Universidad de Filipinas, Rafael de Palma, y de los presidentes del Senado y de la Cámara de Representantes filipina, entre otras autoridades. También dedicará números especiales a conmemorar el 2 de mayo de 1808 y el “Día de la Raza” (12 de octubre). El número 41, correspondiente al 12 de diciembre de 1931, es el último de la colección de la Biblioteca Nacional de España. Debió seguir publicándose semanalmente, ya que se conoce el número 53, de cinco de marzo de 1932, que inicia su segundo año de edición, en el que ofrece su respetuosa bienvenida al nuevo gobernador general de las Islas Filipinas, Teodoro Roosevelt.