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La Codorniz (Madrid)

Revistas satíricas y humorísticas
Fundada y dirigida por Miguel Mihura Santos (1905-1977), aparece su primer número el 8 de junio de 1941, con el simple subtítulo “revista de humor”, y desde el número 522 (noviembre de 1951) con el de “la revista más audaz para el lector más inteligente”, que fue como terminó de encumbrarse un semanario que casi monopolizó el humor gráfico durante la Dictadura Franquista, convirtiéndose en una ‘institución legendaria’ y “decana de la prensa humorística” española del periodo. Comenzó a ser impresa en Madrid, por Rivadeneyra, en huecograbado y bicolor, y tuvo variaciones en su formato. A Mihura -que usó los seudónimos Miguel Santos, El Conde, Pepe o Lino- le acompañaron en esta aventura Antonio de Lara Gavilán –Tono- (1896-1978), que fue el autor de sus primeras portadas, y un entonces joven Álvaro de la Iglesia y González Labarda (1922-1981), como redactor jefe, que usaría seudónimos como Peribáñez, Alcapone, El Cadete Azul o Prof. Pepiard. Los tres habían coincidido previamente en La Ametralladora (1937-1939), periódico de humor que había fundado y dirigido Mihura en el bando sublevado. A los tres se les conocía como “los de San Sebastián” por haber permanecido durante la guerra civil en esta ciudad, pero Mihura y Tono procedían del periodo anterior, como colaboradores de Buen humor (1921-1931), Muchas gracias (1924-1932) o Gutiérrez (1927-1931), y a su aparición contribuyó el escritor Manuel Halcón (1903-1989). Entre los primeros dibujantes que se sumaron a La codorniz estuvieron Enrique Herreros García (1903-1977), autor del diseño de la revista y que permanece en ella hasta su fallecimiento, y Teodoro Delgado (1907-1975); así como Federico Galindo Lledó, José María Picó López y Ricardo Summers Ysern (Serny). Fue una revista de chistes gráficos, monos, viñetas, tiras cómicas y fotográficas, diálogos, jeroglíficos, noticiarios, críticas taurinas, dameros, fotos con pie o textos varios, que organizó también concursos de dibujos humorísticos y publicó en sus primeros años algunos de autores procedentes de revistas italianas y norteamericanas, y que tiraba entregas en torno a dieciséis páginas. Iván Tubau (1987) señala que en su primer periodo fue una revista “amable y bien educada” que practicó un “humor limpio”, un humor del absurdo y surrrealista; y, a juicio del propio Mihura, “no se apoyó en la actualidad, ni mucho menos en la política, que jamás nos interesó”. Entre los colaboradores literarios (con firma o con seudónimo) de su primera época estuvieron Wenceslao Fernández Flórez (1885-1964), que publicó cuentos; Ramón Gómez de la Serna (1888-1963), con sus greguerías; Jacinto Miquelarena (1891-1962), Enrique Jardiel Poncela (1901-1952), José López Rubio (1903-1997), Alfredo Marqueríe (1907-1974), que lo hizo hasta diciembre de 1951, y Edgar Neville (1899-1967); así como Tomás Borrás, Manuel Aznar, Samuel Ros, Joaquín Calvo Sotelo, Luis Antonio de Vega o Francisco de Cossio. Pero también contó con colaboradoras, como es el caso de la actriz Conchita Montes (1914-1994) –compañera de Neville-, que fue autora del pasatiempo El damero maldito, y la escritora Mercedes Ballesteros Gaibrois (1913-1995), que usó el seudónimo Baronesa Alberta Mihura abandonó muy pronto La codorniz, cuando sus entregas eran ya de 24 páginas, y se la vendió al conde Carlos Godó (1899-1987), Manuel Pombo Angulo (1912-1995) y Juan José Pradera (1914-1976). Tras publicar el número 147 (26 marzo de 1944), permaneció cerrada hasta reaparecer el cuatro de junio de 1944, bajo la dirección de Álvaro de la Iglesia, y con un formato mayor. Comienza así una nueva etapa, editada por el grupo Godó e impresa en Barcelona, cuya jefatura de redacción, que siguió en Madrid, fue encargada a un antiguo caricaturista político de izquierdas que había sido indultado tras haber sido condenado a muerte, Fernando Perdiguero Camps –Cero y Menda- (1898-1970), que venía siendo colaborador de la revista desde finales de 1942. Se inicia así el periodo más fecundo de la publicación, asumiendo paulatinamente un espíritu crítico, con abundante sátira social y de costumbres y con secciones de actualidad, como La crítica de la vida, La cárcel o La comisaría de papel. En esta segunda etapa se fueron incorporando nuevos colaboradores, tanto literarios como gráficos, puntales del humorismo de la segunda mitad del siglo veinte español. Los primeros fueron Antonio Mingote Barrachina (1919-2012) y Fernando Perdiguero Pérez (1930-), hijo del redactor-jefe, que utilizaría el seudónimo Óscar Pin; a partir de 1947, lo hizo José María González-Castrillo -Chumy Chúmez- (1927-2003) y Ángel Palomino (1919-2004); entre 1948 y 1950, colaboró César González Ruano (1903-1965); a partir de 1950 y hasta 1977, los dibujantes José Luis Martín Mena (1935-2006) y Rafael Munoa (1930-2012). Desde 1951, Evaristo Acevedo (1915-1997); de 1952 a 1959, como escritor y dibujante, Rafael Azcona -El repelente Niño Vicente- (1927-2008) y Juan Chorot –Juancho- (1919-2006), este último hasta 1977. A partir de 1953 Serafín Rojo (1924-2003), con sus célebres marquesas, que publicó sus chistes y viñetas también hasta 1977; así como Rafael Castellano y Gonzalo Vivas; en 1955, Jorge Llopis (1919-1976), que usaría el seudónimo Remedios Orad, y los dibujantes José García Martínez-Calín –PGarcía- (1932-) y Emilio Dáneo –Dátile- (1921-2012), que estuvo colaborando asimismo hasta 1977; y en 1958, José Luis Coll (1934-2007). En la década de los sesenta van incorporándose Alfonso Abelenda Escudero (1931-), Máximo San Juan (1933-), Fernando Quesada Porto (1933-), Julio Ballesta (1935-), Iván Tubau –Pastecca- y Enrique –Kike- Nicanor. En 1964, lo harán Enrique Oliván Turrau –Oli- (1933-) y Antonio Fraguas –Forges- (1942-), que colaboró hasta 1970. Entre 1967 y 1977, lo hará también Eduardo Mallorquí (1943-2001). En los años setenta, los dibujantes Antonio Madrigal (1940-) y Andrés Rábago -Ops y El Roto- (1947-). Casi todos los humoristas gráficos españoles de posguerra se iniciaron o se incorporaron a sus páginas, y entre ellos cabe citar también a Pablo San José (1926-1998), con sus pobres oficinistas y su “oficina siniestra”; Julio Cebrián Villagómez (1929-), que llevó a cabo interesantes búsquedas formales, al igual que Máximo; Jaume Perich Escala (1941-1995), Francisco Martín Morales –Martínmorales- (1946-), Víctor Vadorrey -Víctor Uve-, que asumió la jefatura de redacción en 1970, tras el fallecimiento de Perdiguero; así como Nácher, Goñi, Gila, Tilu, Soria, Miranda, Dodot, Eduardo, Arturo, Kalikatres o José Molleda, entre otros. Y a todos ellos la revista sumó una selección de dibujantes extranjeros. Se decía que La codorniz había tenido una gran suerte con la censura, pero su redacción llegará a sufrir un asalto falangista en 1955, a pesar de que su director había sido un joven “flecha” y combatiente de la División Azul; y, precisamente, tras la nueva Ley de prensa, impulsada por el entonces ministro de Información, Manuel Fraga Iribarne, en 1966 se le abrirá su primer expediente y se le impondrá la primera multa; a esta le siguieron otras sanciones al siguiente año, y en 1968, tuvo dos denuncias más que le reportó la multa más cuantiosa hasta entonces en la prensa española (7.500 pesetas), por un número dedicado a la Vida sexual, en cuya portada apareció un dibujo de Mingote titulado Las majas. En 1973 se le abrirá un nuevo expediente que culminará con una multa de 250.000 pesetas y una suspensión durante cuatro meses, por un comentario de PGarcía sobre el embarazo de la única hija de Franco. En 1975, sufrió otro nuevo secuestro y tres meses de cierre. La codorniz, que había tenido tiradas de 35.000 ejemplares con Mihura y se había estabilizado en los 80.000 semanales, llegó a alcanzar la insólita tirada en la época de 150.000 ejemplares. En la década de los setenta La codorniz empezó a entrar en decadencia, al mismo tiempo que irrumpen nuevas revistas humorísticas en España: Hermano lobo (1972-1976), El papus (1973-1986), Por favor (1974-1978) y El jueves (1977-). El número 1.821, de 15 de mayo de 1977, es el último que dirigió Álvaro de la Iglesia, cuya portada aparece orlada en negro. Tras su destitución, la revista inicia su segunda época el 22 de mayo, con redacción en Madrid e impresa en Barcelona, en un tamaño tabloide, y editada por Chumy Chúmez y Manuel Summers Rivero (1935-1993), que la dirigió hasta el 29 de enero de 1978, en que cerró. Aparece también como su director Miguel Ángel Flores, y como redactor jefe, Víctor Vadorrey. Colaboran en sus páginas Eugenio García Pavón, Enrique Chicote, Santiago Lorén, Manuel Vicent, Francisco Umbral, Antonio Mingote, Emilio de la Cruz Aguilar (MacMacarra) y los dibujantes Madrigal, Topor, Soria, Cabañas, Palacios, Ops o Sir Cámara, entre otros. La mayor parte de ellos procedentes de la revista Hermano lobo, tras su cierre. Todavía tendrá una tercera época, que comienza el 19 de marzo de 1978, en formato periódico. Empieza a dirigirla Juan Fermín Vílchez (1949-), que había sido responsable de la revista El Papus (1975); y como editor responsable, Carlos Luis Álvarez –Cándido- (1928-2006), que la dirigirá desde junio a diciembre de 1978. Contará con colaboradores como Andrés Vázquez de Sola Domingo, Felipe Mellizo, Víctor Márquez Reviriego, Rosa Montero, Raúl del Pozo, Ángel Sánchez Harguindey, Pilar Trenas, José Luis Balbín Meana, Manuel Vicent o Ramoncín, y con dibujantes como Martínmorales, El Cubri y Saltés. El último número que publicó (1.898) corresponde a la semana del 11 al 17 de diciembre de 1978. Existe una importante bibliografía de referencia de este título, que comienza con una monografía sobre sus orígenes del propio Álvaro de la Iglesia, que aparece publicada en 1981. También han sido editadas varias antologías sobre sus contenidos, como las correspondientes a los años 1941-1944 y 1944-1950, seleccionadas por José Manuel Salcedo (1981 y 1988); la del periodo 1951-1960, de Chumy Chúmez (1988), así como las más completas de Melquíades Prieto Santiago y Julián Moreiro. Además del trabajo de Iván Tubau sobre el humor gráfico en la prensa del franquismo (1987), se destaca el discurso de recepción de Antonio Mingote en la Real Academia de la Lengua, que versó sobre el humor en el periodismo y La codorniz (1988); la monografía de José Antonio Llera, aparecida en 2003, y la referente a la actuación de la censura, que Fernando García Garreta publica en 2012. En 2011 también se celebró una muestra sobre esta revista en el Museo de la Ciudad de Madrid, cuyo catálogo fue redactado por Felipe Hernández Cava.