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El Cruzado español (Madrid)

Conservadurismo || Carlismo || Periódicos
Publica su primer número el 25 de julio de 1929, con el subtítulo “semanario defensor de la Comunión católico-monárquica” –una de las denominaciones adoptadas por el movimiento carlista–, en cuya cabecera aparece estampado su histórico lema: “Dios, patria, rey”, como abanderado de la religión y la monarquía tradicionales, que en ese momento estaba representada por el pretendiente Jaime de Borbón (1870-1931). Será fundado por Lorenzo Sáenz y Fernández Cortina (1863-1939), entonces jefe regional carlista de Castilla la Nueva, desde el círculo de la madrileña calle Montera. Será órgano del partido jaimista del centro y norte de España, considerándose heredero ideológico del periódico El Correo español (Madrid: 1888-1922), que, como órgano nacional de la Comunión Tradicionalista, había sido el periódico carlista más importante de su época. El último director de éste –el periodista y bibliotecario Guillermo Arsenio de Izaga (1885-1951)– será el primero que dirija este nuevo semanario. En entregas de ocho páginas, compuestas a cuatro columnas, comenzó apareciendo cada viernes, e incluirá una sección denominada precisamente El correo español, para dar cuenta de un resumen semanal de la “vida católico-monárquica”. En su primer número insertó una carta de agradecimiento de don Jaime al que el periódico saludará con un “Viva el caudillo”. Será una publicación que, además de ser eminentemente propagandística y doctrinal, a través de artículos y editoriales (firmados estos generalmente por Arsenio de Izaga con el seudónimo Modestinus), se dedicará a rescatar la historia de las “glorias” carlistas a través de secciones como Efemérides y personajes de la tradición, como “calendario legitimista”, y Los héroes de la lealtad (breves semblanzas de sus dirigentes históricos), además de otra denominada Ecos de sociedad (con noticias de enlaces matrimoniales, natalicios, etc.). También publica fotograbados y publicidad comercial. Entre sus colaboradores se encuentra Dolores de Gortázar Serantes (1872-1936). Aumentará el tamaño de su formato, y a partir de enero de 1932, se hace bisemanal (apareciendo viernes y martes), a la vez que se reduce a cuatro páginas y amplía sus columnas a seis. Desde entonces empieza a dirigirlo el tradicionalista Jesús de Cora y Lira (1890-1969), y ante la muerte de don Jaime y la asunción de la jefatura dinástica carlista por parte de Alfonso Carlos de Borbón (1849-1936), los “cruzados”, que formarán el denominado Núcleo de la Lealtad, en el pleito dinástico carlista que se entabla en esta época serán favorables a Carlos Pío de Habsburgo-Lorena Borbón (1909-1953) –como Carlos VIII–, hijo menor de la primogénita del pretendiente Carlos VII (1848-1909), Blanca de Borbón (1868-1949), viuda del archiduque de Austria Leopoldo Salvador. Durante el periodo republicano El Cruzado español defenderá la creación de un “frente monárquico” contra el “frente revolucionario” (Mora Roncal: 2007), pero la disyuntiva sucesoria en el seno del carlismo va a situar a los “carloctavistas” en una corriente “purista” e intransigente, conformada como una “vieja guardia” que receló de los integristas, rechazando “de plano cualquier intento de reconciliación” con los monárquicos seguidores de Alfonso XIII (Seoane y Sáiz: 1996). El ahora bisemanario será una publicación “radicalmente opuesta a cualquier ensayo de fusión dinástica” (González Calleja: 2012), y mantendrá una agria polémica con el órgano oficioso del carlismo: El Siglo futuro (1875-1936), de tal forma que el pretendiente don Alfonso Carlos (I) dejó fuera de la disciplina carlista al disidente Núcleo de la Lealtad (José Carlos Clemente: 1999). En marzo de 1933, el bisemanario mostrará su disconformidad con la colaboración de los monárquicos alfonsinos, agrupados en Renovación Española, constituyendo, en una asamblea celebrada en mayo de 1935, en Zaragoza, una denominada Comunión Carlista, que llegará a combatir al propio Bloque Nacional contrarrevolucionario. La colección de este título en la Biblioteca Nacional de España no está completa, y llega hasta el número 216, del 30 de diciembre de 1932, pero este bisemanario estuvo publicándose hasta 1936, siendo su último director el escritor y periodista Bruno Ramos Martínez (1886-1964). Además de las referencias clásicas sobre la historia del carlismo, se señala también la obra de Cristina Barreiro Gordillo: El carlismo y su red de prensa en la segunda república (2003). Tras la sublevación del 18 de julio, los “carloctavistas” se reintegraron en la estructura oficial de la Comunión Tradicionalista, separándose de nuevo en 1943 de la “regencia” de Javier de Borbón-Parma (1899-1977) –Javier I–, manteniendo una estrecha colaboración con la Dictadura. El título El Cruzado español fue rescatado, entre 1958 y 1981, como publicación quincenal editada en Barcelona, dirigida por José-Oriol Cuffí Canadell, de ideología teocrática y antisemita.