Uno de los más significativos periódicos de la reacción absolutista que se publican al final de la guerra de la independencia. Se editará coincidiendo con el regreso y la permanencia de Fernando VII en Valencia, desde el 16 de abril al 5 de mayo de 1814, y es impreso por Francisco Brusola, de cuya oficina solían salir los periódicos antiliberales valencianos. Se conocen de este título ocho entregas, sin fechar, cuya frecuencia de aparición no era fija, así como reimpresiones en varias ciudades, como Sevilla, Madrid, Málaga, Murcia o Palma de Mallorca. Considerado por Checa Godoy como “puro órgano de presión” antirreformista, sus textos son artículos-cartas dirigidos al monarca o a los valencianos, en donde atacará a la “canalla” liberal, señalándola e identificándola con los servidores napoleónicos, contraria al rey y la religión. En las mismas se vituperará la Constitución y se pedirá al monarca la restauración del absolutismo. Por lo “soez de su estilo”, en el que utiliza sin piedad la sátira, algunos autores, como María Cruz Seoane, se inclinan por darle la autoría de esta publicación al canónigo y diputado servil doceañista Blas Ostolaza, en lugar de al también diputado y exaltado absolutista Justo Pastor Pérez, que había sido redactor de El procurador de la nación y del rey.