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El Trono y la constitución

Periódicos
Efímero diario del año 1853 –sólo se publicó durante un mes- que cobra importancia por la extraordinaria y compleja personalidad del su propietario, Fermín Gonzalo Morón, diputado por Valencia por el partido moderado, del que fue uno de sus ideólogos, además de ser uno de los intelectuales destacados de la época por sus amplios conocimientos y sus obras en derecho, historia y literatura. Sus problemas mentales reales o supuestos –murió en un manicomio- han contribuido también a dar relieve a su figura. Gonzalo Morón, que era también director y editor de la publicación, según figura en la cabecera de la misma, había intentado en 1851 editarlo en Valencia pero sus artículos fueron confiscados en la imprenta por orden del comisario de seguridad pública. Gonzalo Morón acusó a éste de haberle robado su “propiedad intelectual” y el incidente dio lugar a un proceso a resultas del cual el editor fue condenado a 17 meses de cárcel. No se conoce muy bien que pasó con Morón hasta que en mayo de 1853 comienza la publicación en Madrid de El Trono y la Constitución, salvo que estuvo internado unos meses en un manicomio de Londres y posteriormente en el manicomio de Chamberí, en Madrid, lugares de reclusión donde escribió los folletines teatrales y la novela que publicaría en el periódico. Él mismo dio noticia de estas circunstancias en el prólogo que hizo en el número del 25 de mayo a su novela El cura de aldea, en el que habla de su supuesta locura y hace esta dramática confesión: “Entre mis horribles amarguras, ha sido la mayor la de que mi madre, mi mujer y hermanos hayan creído firmemente en mi locura”. Precisamente la publicación en el periódico de esta novela, que no hay que confundir con la obra del mismo título escrita unos años después por Enrique Pérez Escrich, fue lo que motivó el final precipitado del periódico, dado que El cura de aldea fue prohibida por varios obispos por su contenido anticlerical. Gracias a su amistad con Narváez, líder del partido moderado, Morón logró que la sentencia de 1851 fuera anulada y fue rehabilitado, aunque enfrentado a Bravo Murillo acabó militando en el partido progresista. Más información sobre este personaje puede leerse en el Diccionario Akal de Historiadores Contemporáneos y en el estudio biográfico y literario que hace de él Frank Baasner en la Biblioteca Virtual Universal. Al margen de la peripecia personal de su propietario y director, El Trono y la Constitución es un periódico que merece ser recordado por el artículo que en su primer número de 1 de mayo de 1853 firmó en su primera página un joven Antonio Cánovas del Castillo, artífice de la Restauración borbónica que llegaría ser varias veces presidente del Gobierno en el último cuarto de siglo. En este artículo, titulado ‘Cuestión de imprenta’, Cánovas del Castillo hace una encendida defensa de la libertad de prensa como piedra angular del Estado liberal. [Descripción publicada el 15/03/2019]