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El Indicador de los espectáculos y del buen gusto

Título: Indicador de las novedades, de los espectáculos y de las artes, 11. sept.-18 nov. 1822 || Título: Indicador, 19 nov. 1822-
Espectáculos
A pesar de que la mayoría exaltada había ganado las elecciones del 22 de octubre de 1821 (Riego, Alcalá Galiano, Istúriz, Bertrán de Lis y Duque de Rivas), el 28 de febrero de 1822 el rey ofreció la formación de gobierno al liberal moderado Francisco Martínez de la Rosa (1787-1862), y a partir del ocho de mayo de ese año comenzará a publicarse este diario madrileño, dedicado exclusivamente al mundo de los espectáculos, para convertirse a los pocos meses en un periódico de marcado carácter político del liberalismo exaltado, y, finalmente, portavoz de la comunera Sociedad Patriótica Landaburiana. En sus entregas de cuatro páginas, compuestas a una columna y estampadas en la Imprenta de la Minerva Española, a cargo de don J. Fernández, comenzó anunciando las representaciones de los teatros del Príncipe, de la Cruz o de Caballero de Gracia, así como de los conciertos musicales en el café de La Cruz de Malta o los bailes de máscaras, además de ofrecer noticias, críticas y crónicas de sociedad del mundo artístico. Sus secciones comenzaron siendo Espectáculos de hoy (cartelera), Variedades, Espectáculos de ayer y de hoy y Noticias teatrales. Con la sublevación absolutista de la Guardia Real en el verano de 1822 en Madrid, sin dejar abandonada la sección dedicada a la cartelera de espectáculos madrileña, el diario empezará a ofrecer las noticias políticas y militares que se van produciendo, así como otras del extranjero, y tras la formación de un nuevo gobierno el cinco de agosto, presidido por Evaristo Fernández de San Miguel (1785-1862), a partir del número 117, correspondiente al uno de septiembre, el diario modifica el título a: El Indicador de las novedades, de los espectáculos y de las artes, incluyendo la leyenda “lo útil y lo agradable” bajo su cabecera, y con el pie Imprenta del Indicador, calle de Atocha, R.J. Fernández. Amplía su formato y sus páginas serán compuestas a partir de ahora a dos columnas, comenzando su etapa decididamente de carácter político, ensanchando sus contenidos con artículos doctrinales, polemizando con otros periódicos y convirtiéndose en un periódico combativo, además de enriquecer sus secciones literarias y artísticas (Gómez Aparicio: 1967). Según Hartzenbusch (1894), el diario estaba dirigido por el camaleónico periodista y dramaturgo como José María Carnerero (1784-1866); y, además de éste, serán sus redactores o colaboradores el también escritor y periodista José Joaquín de Mora (1783-1864), quien firmará como J.J. de M., así como el poeta satírico y médico Manuel Casal y Aguado (1751-1837), conocido por el seudónimo Lucas Alemán y Aguado, autor quizá de algunas de sus letrillas, anagramas o epigramas en verso. Invitado por Carnerero a colaborar en el diario, un entonces joven Ramón Mesonero Romanos (1803-1882) iniciará en este diario su carrera periodística. Incluirá algún artículo de costumbres, firmado bajo el seudónimo El Viejo Panzudo. Bajo las siglas B.V. son firmadas sus crónicas de las Cortes. También inserta textos de economía política y cartas de los lectores. A partir del número 199, correspondiente al 19 de noviembre de 1822, comienza su tercera etapa, al reducir su título a El Indicador, siendo ya un diario que publica los extractos de la Sociedad Patriótica Landaburiana, constituida el 25 de octubre bajo la presidencia del diputado jacobino Juan Romero Alpuente (1762-1835), cuyo nombre había adoptado como homenaje póstumo al teniente liberal de la Guardia Real Marmeto Landáburu (1791-1722), que había sido asesinado por sus propios soldados el 30 de junio en Madrid. Durante el Trienio Liberal (1820-1823) se había propagado por toda España la sociedad secreta de los Comuneros o Hijos de Padilla, de carácter revolucionario y enemiga del clericalismo, que usó como distintivo las cintas de color morado y llegó a contar con una rama femenina, agrupando a más de cuatro mil seguidores. Contó como principales periódicos con El Eco de Padilla (1821) y sobre todo con El Indicador, ambos dirigidos por el citado Carnerero, expatriado durante el anterior periodo absolutista, y con El Zurriago (1821-1823), así como con decenas de otros títulos del mismo carácter exaltado en numerosas ciudades españoles, como fue el gaditano El Gorro frigio. La colección de este título en la Biblioteca Nacional de España acaba con el número 241, correspondiente al 31 de diciembre de 1822, y la página 1.014 (su foliación fue continuada). Hartzenbusch dice que haber visto un último número (265) de El Indicador, correspondiente al 24 de enero de 1823. María Cruz Seoane (1983) indica que a primeros de este año fue continuado por El Patriota español.