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Ondas (Madrid)

Comunicaciones
Publicación que aparece el 16 de junio de 1925 coincidiendo con la inauguración oficial de la emisora radiofónica madrileña Unión Radio. Constituida esta como sociedad anónima a finales de 1924, tras la promulgación, el 14 de junio de este año, del Reglamento para el establecimiento y régimen de estaciones radio eléctricas particulares. Ni esta radio fue la primera que empezó a funcionar en España, pues en 1923 lo habían hecho la madrileña Radio Ibérica y Radio Barcelona (EAJ-1); ni esta fue la primera publicación especializada sobre lo que entonces se conocía como radiotelefonía, pues ya habían aparecido Radiosolá (Barcelona: 1923-1924) y Tele-radio (Madrid: 1923). Sin embargo, Unión Radio Madrid, que obtuvo el distintivo EAJ-7, absorbería muy pronto a las dos citadas y a otras de diversas provincias y se convertiría en la empresa radiofónica hegemónica en España, que tras la guerra civil se reconvertirá en la principal empresa privada de este sector de comunicación con el nombre de Sociedad Española de Radiodifusión (SER). Fue impulsada, fundada y dirigida –tanto la emisora como la revista- por el ingeniero de Caminos Ricardo María Urgoiti Somovilla (1900-1979), hijo del también ingeniero, empresario editor y fundador del diario El sol (1916), entre otros periódicos, José Nicolás de Urgoiti (1869-1951). Y lo hizo a su regreso de Estados Unidos, donde había aprendido el negocio del nuevo medio de comunicación de masas, que alcanzará pronto un espectacular desarrollo -aunque menor que en Europa- durante la siguiente década, para convertirse en un destacado empresario e intelectual liberal, siguiendo la estela de la familia vizcaíno-madrileña a la que pertenecía, dedicando también sus anhelos a la industria del cine. El secretario de redacción de la revista será el periodista Isaac Pacheco. Aparece los domingos –después lo hará los sábados- en entregas de 32 páginas y al precio de 40 céntimos el ejemplar, aumentándolas después hasta las cuarenta y subiendo su precio a 50 céntimos. Publica una cubierta ilustrada, estampada generalmente a dos tintas- con un dibujo, y en su primera página una destacada fotografía relacionada directamente con el mundo de la radio. Asimismo, inserta una copiosa publicidad comercial, toda ella relacionada directamente con el medio (receptores, lámparas, empresas, etc.). Como publicación especializada, dedica su mayor espacio a ofrecer la programación radiofónica semanal no sólo de las emisoras de Unión Radio, sino las de otras estaciones del país y de las principales europeas y que mejor se podían oír en España, con la inclusión de gráficos de las mismas. El resto de las páginas las dedica a insertar artículos, reportajes, entrevistas, información y noticias sobre los avances y desarrollo, no sólo de los aspectos tecnológicos y administrativos sobre el nuevo medio (radiación, licencias, etc.), sino sobre la propia estructura de sus contenidos y sobre sus profesionales, tanto técnicos como artísticos, y no sólo de España sino del mundo. Y, por otro lado, información y artículos sobre los propios programas, cuyos espacios estarán dirigidos principalmente al entretenimiento, a la música, al teatro, a los espectáculos (ya en 1926 comienzan las retransmisiones de corridas de toros y encuentros deportivos), a la divulgación (programas médicos, sobre la mujer, etc.). Destaca también la profusión de información fotográfica de quienes intervienen directamente en el estudio de emisión (actores y artistas de teatro, ópera, música clásica y popular, etc.), de los profesionales y de las instalaciones y equipos técnicos y humanos de las emisoras. También llega a insertar una revista de libros, un consultorio grafológico o cursos de esperanto, así como páginas de humor gráfico. A partir del 17 de junio de 1928, además de ser órgano oficial de Unión Radio, S.A., también lo será de la Unión de Radioyentes, asociación que había constituido la propia emisora y de la que ofrecerá información. La revista es una de las fuentes primarias para poder conocer el desarrollo que tuvo el nuevo medio de comunicación de masas, que se consolidará durante la II República Española. Así, el origen y evolución del teatro radiofónico (en el que intervienen, entre otros, Azorín, Tomás Borrás o Ramón Gómez de la Serna, que fue el literato que no sólo más ensalzó sino que más utilizó el nuevo medio) ha sido estudiada por Carmen Herrero Vecino. Entre los colaboradores de la revista estuvieron Joaquín Llizo, J. Pérez Seoane o Rosa Arciniega, así como el compositor y crítico vigués Juan José Montacón (1895-1964) o el pintor logroñés Augusto Fernández (1887-1975), que publicará un dibujo semanal sobre las óperas radiadas. Urgoiti luchó por mantener la empresa radiofónica al margen de la política del dictador Primo de Rivera y hasta el siete de octubre de 1930 no programó la emisora un diario hablado -del que la parte literaria se ocupó el citado Isaac Pacheco- con el título “La palabra”. Fue asimismo defensora de los ideales liberales republicanos. El último número de la colección de la revista –a la que le falta todo el año 1928- corresponde al 28 de diciembre de 1935. Tras la guerra civil, Urgoiti se exiliará a la Argentina, regresando a España en 1943, aunque ya no participará en la nueva empresa radiofónica y su emisora cabecera -Radio Madrid-, dedicándose a la empresa médico-farmacéutica y a la divulgación científica. Con el mismo título, la SER editó una revista del mismo carácter entre 1952 y 1975 y organiza unos premios anuales radiofónicos.