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Madrid-sport (Madrid)

Madrid sport || Madrid sport
Deportes
Semanario deportivo (salía los jueves) que se publica durante casi nueve años, entre el cinco de octubre de 1916 y el 25 de diciembre de 1924, en un momento en el que los periódicos y revistas de este tipo –que se decían profesionales- se multiplicaban en España. Sin embargo, fue fundado por cuatro jóvenes que se proclamaron “amateurs”, es decir, “no profesionales”, cuyo objetivo era difundir la afición, desarrollo y ejercicio de la cultura física y el sport, término de procedencia anglosajona que se había instalado en la sociedad y la prensa española en las primeras dos décadas del siglo veinte. Como revista ilustrada de deportes, en su primera cubierta –todas ellas fueron ocupadas por un fotograbado y estampada la tipografía a dos tintas- aparece el rey Alfonso XIII, con el pie de texto que indica que se trata del “primer deportista español”. Pretendió también dedicar páginas al turismo y al “gran mundo”, sin conseguirlo, así como “conquistar” para el deporte al público femenino. Sus entregas comenzaron siendo de 24 páginas, con algunas otras fotografías de deportes y caricaturas (Gente conocida) en sus páginas interiores, compuestas estas a dos columnas. Mantuvo a lo largo de su existencia su principal sección bajo el anglicismo Football y otras aparecieron bajo los epígrafes Lawn-Tennis y Base-ball, en un momento en el que se debatía sobre la castellanización de estos términos, como es el caso, precisamente, del artículo que publica en su número 74. Cada entrega comienza con un editorial o artículo de fondo sobre el fenómeno deportivo y la rápida evolución y controversias que estaba experimentando, y a través de reportajes, comentarios, entrevistas y noticias, informa de otros deportes, como el hipismo (hípica), automovilismo, motorismo, ciclismo, natación, atletismo o boxeo. Da cuenta de los partidos de fútbol, de concursos oficiales, de las sociedades, clubes y federaciones deportivas. También llega a tener las secciones Ecos deportivos y Última hora, con breves noticias. Indica que cuenta con corresponsales en París, Londres, Lisboa, St. Gall (Suiza) y Bolonia (Italia), además de en las provincias españolas. Entre sus redactores o colaboradores se encuentran los nombres de Ricardo Menéndez Rocamora, Leonardo Ordoño (que aparecerá como director en la cabecera durante unos meses), Manuel Bernar, J. Mateos (que aparecerá también durante un tiempo como redactor-jefe, al igual que P. Hernández), José Senén de la Fuente y Juan López García. Éste utilizaba el seudónimo Balompédico, siendo muy usual la firma de los textos con alias, como Horcius, Crairs, Tack o Claridades, entre otros muchos. También aparece alguna que otra colaboración de periodistas deportivos ya consagrados, como es el caso del entonces director de El mundo deportivo (1906), Narciso Masferrer (1867-1941). Resalta de esta publicación el hecho de que muy pronto –y hasta el final- aparezcan bajo su cabecera los nombres de Julio Chulilla Gazol (1887-1960) como su director-gerente, y Luis Chulilla, como administrador. El primero había sido jugador y uno de los fundadores del Madrid Foot-ball Club (tenía el carné de socio número 2 de entonces) y fue su secretario desde 1912 a 1924. Si la revista había empezado a salir del Establecimiento Tipográfico de Manuel García y Galo Sáez y, después de Tipografía Giralda, a partir del 12 de junio de 1919 (número 141) lo fue de los propios talleres de Madrid-sport -Tipografía Hispana-, la imprenta que adquirió el propio Chulilla, quien, en 1921, se asoció con Felipe Ángel Rodríguez para formar la compañía Chulilla y Ángel. Aunque desconocía el arte tipográfico y sólo se ocupaba de la parte comercial, Chulilla estampará la edición príncipe de Fermín Galán: romance de ciego en tres actos (1931), de Rafael Alberti, la revista oficial del Real Madrid, C.F., y, a partir de 1936, impresos propagandísticos de las Juventudes de Izquierda Republicana. Madrid-sport, que siempre había contado con varias páginas de generosas inserciones publicitarias (con anuncios sobre artículos deportivos y de marcas y talleres de automóviles, entre otros), irá reduciendo el número de sus páginas – a 22, 20 y 16- y dejará de publicar fotograbados en el interior de la revista, quejándose de la enorme subida de los precios de las materias primas para su impresión. El precio de cada número había subido de 20 a 30 céntimos y, según la estadística de 1920, su tirada ordinaria había sido de 2.500 ejemplares. En su despedida expresará que había empezado a publicarse “en tiempos más sanos y al calor de un ideal”, pero que la prensa diaria había comprendido que informar del deporte era ya un negocio, al que dedicaba “toda la atención que siempre mereció”.