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Revista ibero-americana de ciencias eclesiásticas

Revista ibero americana de ciencias eclesiásticas || Revista ibero americana de ciencias eclesiásticas
Religión
Fundada y dirigida por el joven sacerdote y filólogo Donaciano Martínez Vélez con el objetivo de unir, siguiendo los acuerdos del Congreso Católico de Burgos, las fuerzas del catolicismo español e hispanoamericano. En su artículo de presentación, dirá que su programa “es el de un humilde obrero”, por lo que “trabajaremos por la gloria de Dios y por la salvación de las almas, por el bien de la humanidad y de la patria; por la honra de esta raza iberoaméricana… que siempre será la raza de los grandes destinos”. Su principal vindicación será la “honra del clero”, al que considera injustamente vilipendiado por su escasez intelectual. No será órgano de ninguna congregación religiosa, quedando la revista dedicada al pontífice León XIII. Su propósito será servir a los religiosos españoles y americanos como medio de reunificación de criterios para una mejor labor conjunta hacia la unidad católica hispana, según palabras de Isidoro Sepúlveda Muñoz, por lo que hará una decidida defensa del catolicismo con pretensiones panhispanistas, siendo calificada de revista seria e instructiva. Aparece en enero de 1901, con una periodicidad mensual, en entregas de casi un centenar de páginas y paginación continuada. Y al año siguiente anuncia que su frecuencia será quincenal, con una entrega los días uno de cada mes, de 112 páginas, y otra los días 15, de 32 páginas. Incluye crónicas de actualidad, general y americana, así como artículos doctrinales, teológicos, canónicos, biográficos, bíblicos, filosóficos, lingüísticos, históricos, de ciencias sociales y naturales, y hasta de física y química. También publica artículos de historia y crítica literaria y alguna teatral, tanto de obras clásicas como modernas, y cuenta con secciones de bibliografía, revista de revistas y miscelánea. Da cabida también a documentos eclesiásticos (encíclicas, pastorales, cartas, instrucciones, etc.), y a los nombramientos eclesiásticos. También sus páginas da cobijo a textos de creación literaria, tanto de narrativa como poética, y a alguna crítica artística. Inserta algunas ilustraciones. La pretensión de su director y administrador fue contar con un gran plantel de colaboradores eclesiásticos y seglares, según revela su correspondencia solicitando la colaboración de Marcelino Menéndez y Pelayo, de quien reproducirá algún texto. Contará con firmas de obispos de ambos lados del océano, de presbíteros, canónigos, profesores de seminarios y otros eclesiásticos y religiosos eruditos, entre las que se encuentran las de los padres Blanco García, Luis G. Alonso Getino o M. Bordoy Torrents. Destaca la del presbítero e historiador literario Julio Cejador y Frauca, a través de estudios lingüísticos y de crítica, así como la de Jacinto Verdaguer, y las de Federico Rubio, J.M. Ortí y Lara, Miguel Mir o la del propio Santiago Ramón y Cajal, que llega a publicar uno sobre medicina. La desaparición de la revista en 1903 se debe al fallecimiento prematuro, a los 29 años de edad, de su director, el burgalés Martínez Vélez, quien ya había traducido del griego varios manuscritos hipocráticos. Su labor fue continuada por la revista quincenal España y América (1903-1927), editada por los agustinos españoles. La colección de la Biblioteca Nacional de España está formada por cinco tomos, algunos de los cuales insertan índices al final.