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La Lidia (Madrid. 1914)

La Lidia taurina, en. 1916-nov. 1918 || La Lidia taurina
Toros
Aparece el 28 de abril de 1914 con el propósito de emular a la anterior revista con este mismo título que estuvo publicándose entre 1882 y 1900, y a la que se la consideraba ya como una publicación “clásica” del periodismo taurino. Su fundador, propietario y director será el pintor, fotograbador y periodista alcoyano Adolfo Durá Abad (1875-1936), para lo que abandona previamente su trabajo como director artístico del semanario Nuevo mundo (1894-1933), pero en cuyos talleres se imprimirá la nueva revista. En su publicidad administrativa se autodefine como “ilustración taurina semanal”, pero también es una publicación “doctrinal” editada con el sólo esfuerzo y riesgo de Durá, “un esfuerzo de artista y entusiasta aficionado” y “fiel devoto del periodismo” –dirá-, que también la ilustrará con sus dibujos. Tuvo como administradores a Mariano Pastor y Álvaro Fora. Se publica, al principio, cada martes, en entregas de ocho páginas, impresas “a todo lujo con inmejorable papel” estuco-triconomía, fabricado especialmente para ella, con profusión de fotograbados e ilustraciones tricolores a doble página de “las más brillantes faenas ejecutadas con los toros”. También indica que sus textos estarán encomendados a “los primeros críticos taurinos” y la parte gráfica a “consagrados artistas”, como es el caso de Roberto Domingo y Ricardo Marín. Durá fue seguidor del matador de toros Juan Belmonte (1892-1962), que tuvo como rival a José Gómez Ortega (1895-1920) –Joselito- y la cubierta del primer número de la revista fue consagrada a un retrato del primero, obra del citado Domingo. La cubierta de la revista la ocupará siempre una ilustración en color, al principio un dibujo a lápiz o tinta o una acuarela, pero al iniciar su segundo año de edición, el 29 de marzo de 1915, será ya un fotograbado –también a color-, empezando con un retrato de Andrés del Campo –Dominguín-, obra del fotógrafo Alfonso. A partir de esta fecha se publicará con el formato más reducido los lunes en entregas de doce páginas, ocho en couché y cuatro en printing. Da cuenta de las corridas celebradas durante la semana anterior no sólo en Madrid sino en provincias y en el extranjero, a través de un gran despliegue de cronistas taurinos y reporteros gráficos. Ofrece también editoriales, artículos, noticias breves, información sobre el estado de los toreros heridos, chismografía taurina, entrevistas, reportajes o una Guía taurina de los diestros. Sus firmas son, por lo general, seudónimos de revisteros taurinos, como Don Modesto, Don Benito, Don Severo, Muletillas, Minguillón o Verónica, pero también publica textos de escritores, como Ramón Pérez de Ayala y Federico García Sanchiz. Asimismo contó con colaboradoras, como la alcoyana Pepita Reyes, que entrevistó a Gaona; las hermanas madrileñas Conchita y Ángeles Dueñas y Consuelito Triana. Desde el primer número sus páginas interiores de tipografía estarán acompañadas de un buen número de fotograbados, al principio en blanco y negro y después coloreados, que alcanzarán hasta las dos docenas a mediados de 1915, además de los apuntes del citado Marín, los dibujos a doble página de Porset y Bermejo, o los de K-Hito y Hache, y el grafismo humorístico de Vicente Ibáñez. Muchos fueron los fotógrafos que publicaron en sus páginas. Además del citado Alfonso, Diego Calvaché publicó crónicas y fotografías de toda España, así como Biedma, Vidal y Goñi (Madrid), Alejandro Merletti o Mateo (Barcelona), Iglesias (Jerez), Arenas (Málaga), Soler (Sevilla), Moya (Valencia), Funeska (Toulouse), Vandel, Del Río, Caballero, Cortés, Gusi, Pío, Rodero, Serrano o el fotoperiodista Manuel Cervera. Se ha dicho que La Lidia fue la primera revista que entendió la importancia gráfica del reportaje. Desde febrero de 1916 hasta el 18 de noviembre de 1916, adoptó el título La lidia taurina, con entregas, generalmente, de ocho páginas, bajando algo la calidad de su impresión. Editó también números extraordinarios de hasta una treintena de páginas. Cesó su publicación hacia 1931, en un periodo –entre 1900 y 1936- en el que se ha registrado el nacimiento de hasta 141 cabeceras taurinas, solamente en Madrid, aunque muchas de ellas de efímera vida. Adrián Espín Valdés es autor de un trabajo sobre Adolfo Durá publicado en 1975 en la Revista del Instituto de Estudios Alicantinos. [Descripción modificada el 30/08/2018]